EL motor es uno de los deportes más inclusivos. La tecnología no para de ayudar a superar las adversidades y los vehículos son capaces de adaptarse a las necesidades de prácticamente cualquier persona tanto en la competición como en el día a día. Son barreras que caen constantemente, pero que para ello necesitan de personas pioneras, incluso temerarias, que se atrevan a dar un paso adelante y jugarse el tipo en situaciones extremas a pesar de las dificultades. Uno de esos hombres sin miedo es Nicola Dutto (Torino, 1970). Un accidente en 2010 cuando competía en una carrera en Italia le provocó una rotura de su espina dorsal y se quedó parapléjico. Fue un palo que cambió su vida, pero mantuvo intactos sus sueños. Alteró el camino para llegar a la meta soñada. Entre sus grandes objetivos siempre estuvo correr en el Dakar y con una constancia tremenda lo consiguió este año. Dutto hizo algo que parecía imposible y ayudado con una montura adaptada logró ser el primer piloto con esta discapacidad en competir en la categoría de motos.
El fuerte accidente pudo acabar definitivamente con la carrera de Dutto, crearle fantasmas difíciles de superar. Sin embargo, el italiano comprendió que al igual que su pasión le había llevado a esta situación, también iba a ser su salvación. A los nueve meses ya estaba compitiendo con un buggy y al poco tiempo se montó en una moto otra vez. A hacer lo que había hecho toda su vida, simplemente a competir sobre dos ruedas sin que nada más importara.
Dutto compite con una KTM adaptada a sus necesidades. Está protegido por una especie de jaula que además de salvaguardar sus piernas le permite apoyarlas. El manillar está adaptado para que pueda controlar la moto solo con las manos y lleva un cojín y un respaldo que le permiten ir en una correcta posición y evitar las llagas que se pueden producir durante la carrera. Su objetivo es claro, no parar nunca. El italiano trata de mantener un ritmo constante para no caerse de la moto y ha desarrollado un grandísimo equilibrio que le permiten rodar, como el dice, “sin necesitar las piernas”.
tres ayudantes El único objetivo del piloto de Torino es acabar la prueba. No lo hará solo. A su lado tiene a tres ayudantes de lujo con los que forma una escuadra bien engranada. Cada uno tiene su rol y viajan por las arenas del desierto peruano en una formación muy entrenada. Víctor Rivera, Pablo Toral y Julian Villarubia le acompañan en todo momento. Uno es el encargado de guiar a todos y marcar los pasos a seguir, mientras los otros dos están al lado de Dutto por si ocurre una caída y hay que levantarle rápido. También, en caso de que suceda un accidente más grave, como un posible incendio de la moto o caerse en un río, tienen todo ensayado a la perfección para no correr ningún peligro añadido.
Aunque la arena no es la mejor aliada para Dutto. Las pistas lentas no le benefician y deben pararse muchas más veces de las que les gustaría, con todo el esfuerzo que conlleva arrancar de nuevo. A pesar de ello no se rinden, en la etapa del miércoles llegaron a cuatro minutos del cierre de control. Muchos hubieran tirado la toalla, pero sin descansar lo más mínimo se pusieron de nuevo manos a la obra. Ayer, al cierre de esta edición, Dutto continuaba luchando contra el cronómetro en el Dakar.