EN la hoja de ruta de Jonathan Jeanne (3-VII-1997; Les Abymes, Guadalupe) no estaba prevista una parada en el Iberojet Palma de LEB Oro, el conjunto que visitará este domingo el Bilbao Arena. Las coordenadas del GPS de su incipiente trayectoria profesional apuntaban hace año y medio hacia el otro lado del charco. De hecho, en junio de 2017 Jeanne, delgadísimo pívot de 2,18 metros con pocos minutos en la élite de la ProA gala pero considerado un diamante en bruto, tomaba parte del draft combine de Chicago cuando una resonancia magnética protocolaria sacó a la luz una anomalía en su columna vertebral que encendió la luz de alarma. El jugador fue sometido a pruebas físicas y genéticas en Cleveland y los resultados fueron un enorme jarro de agua fría: sin haber cumplido aún los 20 años debía dejar el baloncesto de alta competición porque sufría el síndrome de Marfán, un trastorno que afecta el tejido conectivo que suele darse sobre todo en personas muy altas y delgadas y acostumbra a derivar en problemas de corazón y los vasos sanguíneos. También pueden tener problemas con los huesos, los ojos, la piel, el sistema nervioso y los pulmones.
De un día para otro, Jeanne, al que se comparaba con su compatriota Rudy Gobert, la torre de los Utah Jazz, se encontró fuera de las canchas, ya que el Le Mans rescindió su contrato. Pero el pívot no se rindió y tras un año en barbecho ha podido reanudar su carrera después de que un nuevo informe médico lo permitiera tras someterse a un tratamiento. Solo el Palma apostó por él. “Somos conscientes del riesgo que entraña el fichaje de Jonathan, precisamente por ello nos hemos querido asesorar preguntando a especialistas altamente cualificados. Tenemos un informe de la Universidad de Stanford que certifica que el jugador está disponible para la práctica del baloncesto de alto nivel. Además, el cardiólogo David Crémer le ha sometido a un exhaustivo chequeo para corroborar el citado informe y le supervisará periódicamente”, aseguró en su presentación Félix Alonso, técnico del conjunto balear. En los siete encuentros disputados hasta el momento ha permanecido 17,5 minutos en cancha con promedios de 6,1 puntos (más de la mitad de sus canastas han sido mates), 4,8 rebotes y 0,7 tapones. Su mejor partido llegó el pasado domingo en la contundente victoria ante el Prat, en la que firmó 10 puntos, 6 rebotes, 5 asistencias y 19 de valoración en 21 minutos saliendo del banquillo.
Jeanne empezó a jugar al baloncesto en la caribeña Guadalupe antes de desplazarse hasta París en 2012 para formarse en el Instituto Nacional de del Deporte galo, de donde salieron, entre otros, Tony Parker, Clint Capela o Ronny Turiaf. En 2015 fue contratado por el Le Mans y la parte final del curso 2016-17 la jugó cedido en el Nancy. Sus números no fueron en absoluto superlativos, pero sus extraordinarias facultades físicas y su margen de mejora le convirtieron en pieza apetecible para la NBA antes de que el síndrome de Marfán se cruzara en su camino. Ahora, con 21 años, espera renacer en el Palma.