bilbao - Desde que el PSG, presidido por Nasser Al-Khelaifi, se convirtiera en lo más parecido a un club Estado debido a la ingente cantidad de dinero que Catar, su nodriza, ha invertido sin desmayo y con indisimulado descaro en los últimos años para acceder a la aristocracia del fútbol europeo, el club parisino está cada vez más señalado desde la UEFA, que estableció ciertas obligaciones para limitar el potencial económico de los clubes. Bajo esa política, la de escrutar la fuente del dinero que emana en cascada, como una riada, de forma grosera desde Catar a la ciudad de la luz, el París Saint-Germain podría ser excluido de las competiciones europeas. El motivo, sus contratos pasados de patrocinio firmados con entidades cataríes y que estarían muy por encima del precio del mercado. La UEFA entiende que el dinero obtenido a través de esos patrocinios no responde a lo que establece el mercado y que, por lo tanto, existe una financiación irregular, entendida como una ayuda estatal que contraviene la normativa del organismo rector del fútbol europeo y que según su criterio provoca una desigualdad manifiesta frente a otros competidores.

Hasta ahora, el problema radicaba en los acuerdos rubricados a partir de 2015, pero según el diario francés L’Equipe, la Cámara de Juicio de la UEFA, que decidió reabrir el caso, quiere que también se revisen los convenios que firmó el club con la entidades cataríes de las temporadas 2013-2014 y 2014-2015. La revisión de esos contratos colocan al club parisino en una situación delicada. El PSG mostró su disconformidad, al no compartir el nuevo peritaje de los contratos de las campañas precedentes por parte de Cámara de Juicio de la UEFA. De hecho, el acuerdo alcanzado en 2015 con la Cámara de Instrucción daba por buenos esos contratos según expuso el rotativo deportivo galo.

Ante este nuevo movimiento del organismo europeo, el PSG ha decidido acudir ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) para que esa situación sea reconocida y no se investigue el patrocinio obtenido antes del curso 2015. La diferencia entre ambas realidades no es menor, porque si el club parecía capaz de adaptarse a las imposiciones de la UEFA con la validación de esos contratos, sin la inclusión en sus cuentas de los ingresos de los ejercicios anteriores su equilibrio sería mucho más complejo y difícil de justificar. El club francés se mantiene hasta el momento, desde aquella convalidación, en la situación dictada por la sala de instrucción de la UEFA del pasado 13 de junio, que ya rebajaba en un 37 % los contratos de patrocinio firmados a partir de 2015 con entidades cataríes.

En esa ocasión la UEFA decidió, tras la investigación, no castigar al PSG a condición de que el club de la capital francesa fuera capaz de mantener su déficit por debajo de los 30 millones de euros, una cifra asumible para una entidad que ha realizado consecutivamente los fichajes más costosos del planeta fútbol. Firmó a Neymar, tras pagar 222 millones al Barcelona, y se hizo con los servicios de Kilian Mbappé después de abonar 180 millones al Mónaco. Sin embargo, el pasado 3 de julio, la sala de juicio consideró inadecuado ese dictamen y ordenó una revisión más profunda de las cuentas de la entidad francesa. Según informó L’Equipe, se pretendería corregir a la baja el valor de los contratos de esos dos cursos anteriores, lo que dificultaría en exceso el equilibro establecido para el fair-play financiero.

el TAS decidirá Como el PSG ya fue sancionado en 2014 por infringir esas reglas -entonces la UEFA imposibilitó los fichajes-, el club parisino pasaría a ser reincidente, lo que le colocaría en una situación muy delicada. Ante esta tesitura, la UEFA tendría la potestad de excluirlo de las competiciones europeas, en este caso la Champions League, donde se ha instalado el PSG. Las astronómicas contrataciones de Neymar y Mbappé, sumados a sus estratosféricos salarios, desequilibran en ese contexto las cuentas del club, que sin la vía de la Champions se vería privado de su principal fuente de ingresos. Será por el tanto el TAS el organismo que deberá adoptar una decisión. El PSG defiende su postura y alega que la decisión tomada en primera instancia daba el visto bueno a sus cuentas y culpa de la revisión de su caso a la presión ejercida por otros clubes y campeonatos.