BILBAO - La pluma se vistió mimbre y se posó en la mano derecha de Koteto Ezkurra para contar la asombrosa historia del doneztebarra, rey de reyes en el remonte, hombre y referencia de un deporte que vistió de oro y de sombra y que pelea a cara de perro por amarrarse a un latido permanente, que palpita en el frontón Hernani de Galarreta y, en ocasiones, en el Euskal Jai de Uharte. Fue precisamente en esos escenarios donde le crecieron los dientes al navarro, que debutó con 16 años en la cancha navarra el 6 de julio de 1990, y donde llegará el punto y final de la carrera de una leyenda viva de la pelota vasca. Ezkurra anunció ayer que llega el momento de cerrar el último capítulo de su carrera deportiva en activo. Lo hará el 29 de septiembre en territorio hernaniarra, pero entretanto aprovechará para disputar entre “diez y quince” partidos veraniegos, con la idea de “revivir el ambiente de los meses del Individual”, que tanto le dio. Llegó la “llamada” a los 44, 28 campañas después de haberse estrenado entre los grandes para acabar siendo el más grande, con permiso de Jesús Ábrego, el mago de Arroitz.

Fue en el mano a mano en el que se hizo gigante un escritor de novelas efímeras a golpe de diestra, dueño de un movimiento nervioso, explosivo, feroz, sin tregua. Se coronó en soledad once veces (1995, 1996, 1997, 19998, 1999, 2001, 2002, 2004, 2005, 2010 y 2011) y cinco en el Parejas (1994, 1999, 2006, 2014 y 2015). El nudo de las entretelas se le fue deshaciendo poco a poco. “Llegué aquí -Ezkurra se refiere al Galarreta, donde ayer dio la rueda de prensa en la que anunció su agur al remonte- de niño, porque me trajo mi aita, y he vivido toda una vida”, desgrana el pelotari, quien analiza que “toca tomar una decisión”. “Jamás me podía haber imaginado que iba a pasar todo esto, que iba a ser todo tan bonito. He vivido de todo: alegrías, penas, cosas buenas y malas, pero me quedo con los momentos bonitos”, certifica el de Doneztebe, quien asegura -con la garganta a flor de piel-, que “he dado todo lo que he podido y el remonte me ha dado todo, todo, todo. Toda mi vida ha girado en torno a él y estamos hechos el uno para el otro. Me he sentido valorado, pero, sobre todo, querido”.

Tras 28 años en el profesionalismo, los percances físicos se han convertido en uno de los grandes adversarios de Ezkurra. “Tengo buen nivel, pero las lesiones acaban desgastando. Oyes la llamada, como los curas, y ha venido ya para mí. Antes, se me hacía un nudo en el estómago al pensar en que podría llegar la despedida, pero cada vez se ha ido haciendo más pequeño”, considera Koteto, quien cree que es “el momento de dejarlo” por la “puerta grande”.

Al final, a un pelotari de la talla del doneztebarra, de sangre caliente, no le gustaba “nada” llevar dos años sin jugar campeonatos. “He tenido muchas roturas de fibras”, evoca. “Quería terminar de la mejor forma posible y no quería arrastrarme ni de casualidad. En agosto saborearé el ambiente del remonte”, analiza.

Respecto al futuro, manifiesta Ezkurra que observa un partido final “lleno de sus allegados”. “Espero que -se le tuerce la voz- esté uno de mis amigos del alma, Patxi Zeberio, y daremos por terminada una etapa maravillosa de mi vida. Me voy con la sensación de tener los deberes hechos. He dado todo, me he involucrado y he intentado ser buen compañero”, define.

Mientras las palabras se le derramaban, Ezkurra estuvo arropado en el frontón Galarreta por compañeros y amigos del mundo de la pelota. Entre ellos, el intendente Kike Elizalde, intendente de Oriamendi2010; José Mari Barrenetxea, cabeza visible de la empresa guipuzcoana, o Patxi Zeberio, que se deshicieron en elogios. Asimismo, desde la operadora le abren la puerta a que continúe en labores técnicas. “Seguiré viniendo al frontón. No me cierro a ninguna opción. Si necesitan mi ayuda, lo iremos viendo”, finaliza el legendario pelotari. A Ezkurra le quedan tres meses y medio para convertir su carne en leyenda. El camino de Koteto se asfalta de txapelas, sacrificio, espectáculo y sonrisas.