Bilbao - El catalán Albert Malo (Sant Boi, Barcelona, 3-IV-1964), con un excelso currículum a sus espaldas como jugador, conoce a la perfección el ADN de un deporte en el que dejó una huella imborrable con la friolera de 74 internacionalidades con España y títulos de liga, Copa y Copa Ibérica con la Unió Esportiva Santboiana, equipo al que siempre se mostró fiel hasta el punto de rechazar tentadoras ofertas procedentes de ligas más potentes como la francesa. “El rugby es una forma de vivir”, subraya Malo, que participará mañana en un foro que reunirá a ilustres personalidades en la Sala BBK de Bilbao, antesala de dos finales continentales que no se perderá en San Mamés.
El mejor rugby europeo llega a Bilbao y usted, con él. No se lo podía perder.
-Así es. Es un evento para no perderse y una suerte haberlo podido traer a Bilbao. El rugby está creciendo en España, en cuanto a afición también, y poder llevar a cabo la realización de este tipo de citas a nivel estatal es algo increíble y para felicitarse. Un 50% de mis amigos en Sant Boi, sin ir más lejos, va a desplazarse hasta Bilbao en diferentes grupos, algo que no he visto ninguna otra vez.
¿Estará presente en las finales que albergará San Mamés?
-Sí, mañana estaré a primera hora en el acto que se celebrará en la Gran Vía de Bilbao y después asistiré a los partidos con un grupo de ocho personas de aquí. He quedado también con varios amigos, porque hace tiempo que no veo a exjugadores del Getxo, por ejemplo, y será una buena oportunidad para el reencuentro.
Usted está considerado el mejor jugador español de la historia. Habría tenido hueco en una final de estas magnitudes.
-Bueno, estoy muy agradecido por esa consideración a quien me la haya hecho y lo cierto es que he tenido opciones de disfrutar del rugby viajando por todos los continentes y jugando partidos importantes como contra Gales, Escocia, Francia o Argentina. Los exjugadores de mi generación fuimos muy afortunados por ello. Ahora parece que hay un poco más de brecha entre los países de primer nivel y España, pero esperemos que podamos optar a la clasificación para el Mundial, porque ayudaría a que nuestro deporte fuera aún más notorio y famoso.
Comenzó a jugar con 10 años y aún sigue participando en partidos de veteranos. ¿Qué significa el rugby para usted?
-Es una forma de vivir. Es un tópico, pero lo enfocamos así por el hecho de disfrutar con tus amigos y ver el equipo como un conjunto y no como algo individual. Hay muchas anécdotas y detalles que reflejan lo que es el rugby. En noviembre, por ejemplo, estuve viendo el Escocia-Nueva Zelanda y ver a las aficiones juntas tomando unas cervezas en el campo sin que pase nada es algo que sirve para ver la dimensión de este deporte.
Si le pregunto por la U. E. Santboiana, el decano del rugby español, me dirá que es algo más que el club de su vida.
-Sí, desde luego. Estuve 18 años en el primer equipo y nunca le he dejado de lado, por lo que se puede decir que es el club de mi vida, por supuesto.
Tanto es así que llegó a rechazar ofertas importantes de Francia, una liga superior. ¿Por qué lo hizo?
-Cuando yo jugaba, ir a Francia suponía tener muy claro el hecho de afrontar un cambio de vida en general, dejando a los amigos, la familia, el club y el trabajo. Estaba bastante arraigado y como una aventura podía estar bien, pero para ganarme la vida tenía que plantearme estar allí siete u ocho temporadas a un gran nivel y dejarlo todo. No lo hice, pero siempre queda aquella cosa, no tanto por el dinero, sino por lo que podía haber rendido una persona con los medios y la preparación que tenían allí.
Como excepción, en 1990 sí probó fortuna durante una temporada en el Freyberg de la Primera División de Nueva Zelanda. ¿Fue una de las mejores experiencias de su vida?
-Sí, estuvo muy bien. Normalmente sucedía al contrario, porque venían jugadores de allí aquí, pero me dieron la oportunidad de jugar en Nueva Zelanda un año y, tras no poder, al segundo año sí fui para allá. Me pagaron el viaje, la estancia y me dieron un trabajo. Fue una gran experiencia, porque para alguien de rugby ir allí es como viajar al paraíso.
¿Qué aprendió en términos deportivos?
-De entrada, pensaba que tendríamos un montón de entrenamientos colectivos y no fue así, porque la gente tenía que entrenarse por su cuenta para aguantar después los entrenos colectivos, en los que te desfondabas. La responsabilidad física, en aquellos momentos, era individual y eso me sorprendió.
Su currículum también sorprendería a más de uno por su brillantez. Además de las cinco ligas, dos Copas y la Copa Ibérica que ganó, fue 74 veces internacional con España y seleccionado para disputar partidos estelares. ¿Qué le faltó conseguir?
-No sé, siempre esperas conseguir lo máximo y quizás nos faltó ganar a Uruguay con la selección española en el Mundial de 1999 para lograr una victoria.
Disputar aquel Mundial con España, un hito, seguro que fue un gran orgullo para usted.
-Por supuesto. Es la máxima competición a la que uno puede aspirar y estoy muy orgulloso de haber podido disputarla. Estaba además acabando mi carrera y que confiasen en mí como capitán fue muy gratificante. Clasificarnos fue eso, un hito importante, aunque España ya había quedado como primer reserva en alguna edición previa en la que accedían al Mundial 16 equipos y no veinte.
Hablando de la actualidad, comentaba al principio de la entrevista que observa un crecimiento en el rugby a nivel estatal.
-Sí, eventos como el que va a albergar Bilbao así lo demuestran y seguro que van a ayudar a generar un mayor interés por nuestro deporte, aunque hay que seguir trabajando las canteras y dar el mayor realce posible a situaciones como la que se va a dar en la Santboiana, que es el club más antiguo de España al fundarse en 1921 y en breve celebrará su centenario. Significará cien años de rugby en España y este tren que está pasando por diferentes vías no tenemos que dejarlo escapar.
¿Y cómo ve el presente en Euskadi?
-La verdad es que el rugby en Euskadi es una referencia en los últimos años. No tanto en títulos, sino en presencia. Siempre es de las autonomías que más equipos tiene y eso es un ejemplo a seguir en lo que decía antes del trabajo de cantera, así como del pueblo vasco en relación al deporte en general y el rugby, en particular. Los jugadores vascos son comprometidos, duros, y recuerdo que siempre hacíamos buenos partidos cuando jugábamos.
En lo personal, ¿le duele aun así que el rugby siga sin alcanzar un mayor impacto mediático?
-Es cierto que me hubiera gustado que creciese más rápido, pero la situación es la que es, debemos aprender todos juntos de los errores cometidos y, sobre todo, mirar al futuro intentando, por ejemplo, que haya una asociación de clubes que dé un impulso al rugby. Sería un paso importante.
En cuanto a las finales europeas, ¿qué equipo cree que se impondrá en cada partido?
-No sé decir, en citas así es difícil hacer pronósticos, pero los dos partidos son bestiales y será un gustazo poder disfrutar de este nivel en un entorno como el que ofrecen Bilbao y San Mamés.