bilbao- Veljko Mrsic (Split, 13-4-1971) sigue trabajando duro para llevar al Bilbao Basket a una zona tranquila en la Liga Endesa. Ahora, con solo un partido a la semana y si no hay lesiones, espera conseguir el objetivo para el que se le contrató, que no es otro que salvar la categoría.

Lleva poco más de un mes en el banquillo del Bilbao Basket. ¿Qué balance puede hacer hasta ahora?

-En las últimas dos semanas y media estamos mejor, pero todavía es difícil valorar porque no llevamos mucho tiempo trabajando todos juntos. Creo que dentro de otras dos semanas, si no hay más lesiones (toca madera), podremos tener una idea global al 100%. Ahora hay que esperar a ver cuánto puede mejorar Tabu y cómo va a comportarse el equipo cuando vuelva también Fischer. Los conceptos defensivos que quiero están mucho mejor y el otro día contra el Unicaja, un equipo muy físico, me gustó mucho que no dejamos puntos fáciles. Aún tenemos que cerrar mejor el rebote y en ataque necesitamos aún más tiempo para hacer todo a la perfección.

Usted tiene una visión bastante pragmática y el otro día daba más importancia a otros partidos que al del Unicaja. ¿Cómo se debe interpretar entonces esa victoria, es el modelo de partido que busca?

-Sí, puede ser. Estos equipos como el Unicaja no son de nuestra liga, pero siempre está bien competir contra ellos para medir dónde estás. Pero nuestros partidos son otros, como el del Joventut en casa. Eso lo tengo claro.

Ahora que tiene toda la plantilla a su disposición, va a tener que resituar roles.

-El trabajo del día a día es lo que va a marcar todo. Ahí es donde el jugador debe mejorar. Luego, los partidos duran 40 minutos. En el primer tiempo todos los jugadores tienen una oportunidad para meterse en el juego y en el segundo hay que hacer todo lo posible por ganar. Los que mejor estén ese día, jugarán. No hay más. Tenemos doce jugadores y cada uno debe merecer jugar, ganarse sus minutos, sobre todo en defensa. Si atrás están bien, van a jugar más.

Usted suele dar más minutos seguidos en cancha, en cambio muchos entrenadores hacen rotaciones más cortas.

-Ahora es otra época, pero cuando yo era jugador si jugaba menos de 35 minutos me quejaba. Recuerdo que cuando cogí por primera vez al Cedevita había jugadores, incluso alguno importante, que después de cinco minutos pedían el cambio. Aquí pasa algo parecido y hablo con mis ayudantes de que si cambiamos a cada jugador después de cuatro o cinco minutos nunca vamos a tener un ritmo adecuado. En el baloncesto moderno se habla mucho de cuánto tiempo puede estar un jugador en la pista. Hace unos años en una charla de entrenadores en Croacia Ranko Zeravica nos decía que si el partido dura 40 minutos, el jugador tiene que estar preparado para jugar 40 minutos. Si no, el entrenador no está haciendo bien su trabajo. Me gusta esta frase. Los jugadores, sobre todo los más veteranos, deben ser capaces de estar en la cancha y saber cuándo deben descansar en ataque, ponerse a un lado y pasar el balón. 20 segundos son suficientes para recuperar de los esfuerzos. Por eso, no hago muchos cambios, el otro día contra el Unicaja solo hice dos y otro más por las cinco faltas de Tabu y es el mejor cuarto que hemos hecho hasta ahora.

¿Se reconoce Mrsic como exjugador en los jugadores actuales, en su mentalidad?

-Supongo que va con los tiempos. Decía Arsene Wenger sobre esta diferencia que hace 30 años ibas al médico, él te decía lo que tenías, cómo debías curarte y lo hacías en casa. Ahora vas al médico y antes ya has buscado en Internet qué tienes y lo que necesitas. Ahora el jugador es más individualista, piensa más en sí mismo, tiene mucha gente detrás que le dice lo que tiene que hacer y eso complica las cosas porque no puede pensar en cómo mejorar. Antes el equipo estaba siempre por delante, ahora esto ha cambiado bastante. Antes se entrenaba mucho más y la gente no se quejaba. Hacías todo lo que te decían, no preguntabas por qué. Lo hacías porque el entrenador te lo decía y ya está.

En este sentido, ¿cuánto le ayuda a usted en el banquillo haber sido jugador?

-Te puede ayudar a conocer algunas reacciones de los jugadores y entender algunas cosas. Cada jugador, sobre todo los más grandes, tienen un gran ego y puedes saber lo que piensan o que esperan de ti. Ahora también algunos preparadores físicos te dicen que hay cosas que no se pueden hacer pero tú las has vivido en tu cuerpo y sabes que sí se puede. Yo entrenaba a menudo cuatro veces al día y no me pasó nada. Los seres humanos pueden hacer mucho más de lo que piensan. Hay que entrenar, empujarles a ello, pero también ayudarles sabiendo cómo es cada uno.

Los próximos seis partidos del equipo son mitad y mitad: tres muy duros fuera y tres asequibles en casa. En Miribilla hay que hacerse fuertes.

-Nunca se puede decir qué es lo fácil o lo difícil. Hay una cancha, un balón y cinco contra cinco y nunca sabes qué puede pasar, sobre todo ahora que hay muchas más sorpresas que antes. Nosotros siempre entramos al partido pensando en ganar, pero lo que al final pase no lo sabemos. Influyen muchas cosas y por eso es mejor ir partido a partido. No sabemos lo que va a pasar de aquí a un mes y es mejor ir poco a poco para conseguir lo que queremos. En los dos últimos partidos en Miribilla hemos tenido un pabellón lleno que nos ha ayudado mucho, sobre todo en los últimos cuartos. Tenemos que intentar que esto sea así desde el primer minuto y poner de nuestra parte para hacer disfrutar a la afición y disfrutar nosotros.

Este año ha sido el primero que coge un equipo con la temporada empezada. ¿Le ha costado adaptar su trabajo a esta circunstancia?

-Había visto dos o tres partidos antes de venir aquí, pero no es lo mismo verlo por televisión que tener el equipo en tus manos. Pensé antes de venir si seguir igual o hacer cambios drásticos. La lesión de Tabu, nuestro primer hombre en el juego exterior, me llevó a decidir hacer cambios poco a poco, sobre todo en cuanto a la condición física y algunos conceptos defensivos. Y también cambiar la mentalidad de los jugadores para no hacer tiros precipitados y buscar mover más el balón. Aún no hemos llegado donde quiero en este aspecto, pero confío en que vamos a mejorar. Desde luego, no ha sido fácil.

Usted reniega de eso que llama los tiros locos. ¿Es algo propio de su manera de ver el baloncesto o detectó que es lo que necesitaba este Bilbao Basket?

-Yo no tengo nada contra los tiros abiertos si son liberados o con uno o dos jugadores en el rebote. Pero sí contra los tiros mal seleccionados o que están punteados. Cuando llegué un amigo que trabaja en la ACB me mandó una estadística de los 50 equipos que juegan Euroliga, Eurocup y Liga Endesa y de todos ellos el Bilbao Basket era el segundo con más tiros por partido. Y los últimos eran el CSKA y el Fenerbahçe. Eso lo dice todo.

La semana pasada no descartó la posibilidad de hacer fichajes. Tras ganar al Unicaja, ¿sigue pensando lo mismo?

-No estoy seguro, pero diría que no hay un equipo en Europa que no haya hecho al menos un fichaje. Cuando hay posibilidades de mejorar, todos fichan porque las reglas lo permiten durante toda la temporada. El mercado está siempre abierto. Por eso, mi manera de pensar no cambia por un partido ganado. Lo que no vamos a hacer es fichar por fichar. Solo si el club se lo puede permitir y mejora mucho el equipo debemos hacerlo. No hay una posición concreta a mejorar, depende de lesiones o del rendimiento de cada jugador. Hombre, si pudiéramos fichar a Sabonis ficharíamos un cinco. Si pudiéramos fichar a Chris Paul, ficharíamos un base.

Usted ha trabajado con muchos jugadores jóvenes. ¿Hay un momento ideal para poner a un joven?

-No, depende. En el Cedevita saqué a Dzanan Musa con 16 años en la Euroliga a jugar, por ejemplo, contra Spanoulis y puse titular de Marko Arapovic con 19 años toda la temporada. Depende del jugador que tengas, de su calidad, de su predisposición y de que te puede dar para el equipo. Aquí Vucetic tiene que dar algo diferente a Gladness o Thomas. Si lo hace podrá jugar. A mí me gusta tener jóvenes, trabajar con ellos y darles oportunidades, siempre que se las merezcan.

Su contrato con el Bilbao Basket solo llega hasta final de temporada. ¿Por alguna razón?

-Me lo propuso mi agente y me pareció bien. Supongo que lo hablaría con el club. En este mundo de los entrenadores si haces las cosas bien es fácil ganarte la continuidad. Y, en cambio, puedes tener tres temporadas firmadas y que te echen. Me valen más las palabras, un acuerdo y un apretón de manos entre dos partes que un contrato. Si las cosas siguen bien, no me importaría seguir porque estoy contento con los medios que tenemos para trabajar. El club está muy bien organizado.

Con esto que ha conocido, ¿cuál cree que debe ser el sitio del Bilbao Basket en la Liga Endesa?

-El club llegó a un tope muy alto, pero con este pabellón, esta afición y esta ciudad debe intentar estar entre los ocho primeros porque tiene recursos para ello. Sé que la situación económica no es fácil, pero un equipo de ACB que es capaz de juntar en tres partidos 27 o 28.000 personas en total o ayer más de 1.000 en un entrenamiento debe intentar hacer lo posible por volver a estar entre los ocho primeros.

Por todo esto, no es fácil escuchar que el objetivo es salvarse.

-Pero es que es así. Esta es la prioridad. La temporada está siendo complicada o lo va a seguir siendo hasta el final porque los equipos de abajo no aflojan. Todos quieren quedarse en la ACB y nosotros también.