Gasteiz- Sito Alonso es feliz en el Baskonia. Lo recalca cada vez que le surge la oportunidad en una entrevista en la que intenta explicar, sin meterse en demasiados charcos, las razones por las cuales decidió el pasado verano abandonar el banquillo del Bilbao Basket pese a tener contrato en vigor hasta 2020. Habla de lo mucho que disfruta “la presión diaria y la ambición” que se respira en el conjunto alavés y también de los “tres o cuatro acontecimientos” que, una vez acabado el pasado curso, le llevaron a darse cuenta de que era el momento de marcharse de Miribilla.
¿Ha merecido la pena el desgaste sufrido durante el verano con su salida del Bilbao Basket y la llegada al Baskonia?
-Lo he analizado mucho porque pasé un verano complicado. En mi cabeza ocurrió lo mismo que cuando fiché por el Bilbao Basket. Entonces, las personas de mi alrededor no lo entendieron porque la situación del club era muy complicada y yo tenía ofertas más tranquilas de algún club que estaba en Eurocup. Fui a Bilbao en contra de la opinión de todo el mundo. Me daba la sensación de que tenía que hacerlo. Las personas con las que hablé tenían en la cabeza lo mismo que yo: reflotar, salvar y luchar por un proyecto que merecía y merece la pena. Quince o veinte días después de terminar el pasado curso hay tres o cuatro acontecimientos que ponen en mi cabeza que tengo que abandonar el Bilbao Basket. Lo comento con las mismas personas y esta vez tampoco lo entendían porque tenía un contrato de larga duración, una estabilidad. Si la cabeza me dio ese giro fue por algo, dos o tres cosas que acontecen además de las que ya habían pasado antes. Lo que no entendía la gente de mi alrededor era cómo dejaba un proyecto sin tener otro en la mano. El riesgo era infinito pero yo siempre he actuado en función de lo que dicta mi cabeza. ¿Si ha merecido la pena? El tiempo me dio la posibilidad de tener la oferta de un club con un escaparate superior, sobre todo este año con la nueva Euroliga, y que además es histórico en cuanto a baloncesto. Lo que estoy viviendo ahora merece la pena vivirlo.
En julio de 2015 renueva hasta 2020 y ese día el club y usted hablan de un largo acuerdo basado en la confianza mutua. ¿Se rompió esa confianza al final o fue deteriorándose?
-El club no tiene la culpa de las cosas que han ido pasando porque las personas que lo dirigen han luchado y siguen luchando para que el club siga adelante y tenga estabilidad. Es verdad que las cosas que se han conseguido, para mí que tenía un contrato largo, han llegado un poco tarde y dos o tres circunstancias que ocurrieron al final de la temporada cambiaron mi forma de pensar. Pero el respeto que tengo hacia ellos sigue siendo inmenso. Además, yo cumplí con una cosa que ha sido la que más me ha perjudicado a nivel personal. Llegamos a un acuerdo, que era comprensible porque era bueno para el club, para no hacer pública mi decisión cuando la adopté. Así debía ser porque yo tenía contrato en vigor y había que acordar la rescisión, pero el proceso se alargó tanto que al final no pude despedirme de la afición y eso ha ido en mi contra. Pero yo entendí que era más importante para el club que en ese momento, en el que luchaba por obtener la línea de crédito y estaba inmerso en la renovación de contratos importantes, no hacer nada público hasta que finalmente se dio a conocer. Aunque la gente no lo entienda, me ha valido la pena respetar al club porque el club, igual que yo le he dado a él, me ha dado a mí.
Da la sensación de que la relación ha acabado mal después de dos años cordiales de mucho trabajo y buenos logros deportivos.
-Sí, pero creo que en el fondo el respeto existe. Pasa siempre cuando una relación de cualquier tipo acaba. Cuando una de las partes rompe un contrato de larga duración a la otra no le sienta bien, es normal. Entiendo que el club defienda sus derechos, pero yo entiendo que debo defender mis ideales y pensamientos, las cosas que quiero conseguir como entrenador. Es normal que desde fuera parezca que hemos acabado mal. Lo que no podemos tener es una relación cordial. Si yo me hubiera ido a otro equipo que no fuera el Baskonia quizás la situación cambiaría. Esto sucedió porque tenía que suceder y yo me siento afortunado de que haya pasado: primero, porque es un club que tiene una historia única para la formación de un entrenador, y luego porque a mí me apetece seguir en el País Vasco. Yo solo tengo palabras de agradecimiento por los años en los que estuve allí, hacia el aficionado, el cuerpo técnico y la gente con la que construimos un nuevo Bilbao Basket. Viendo las cosas desde la distancia, me alegro aún más. A mí las cosas me van bien, porque en el Baskonia tengo lo que buscaba en un club que ha depositado la confianza en mí y porque veo que las cosas que el Bilbao Basket necesitaba las tiene todas ahora. Me alegro de que las cosas les vayan fantástico, porque les van fantástico.
¿Cuáles son los detonantes que le llevan a darse cuenta de que su tiempo en el Bilbao Basket se acaba; son deportivos o de otra índole?
-Deportivos no, pero todo va unido. Muchas veces lo deportivo va unido a la estructura del club. Apoyados por varios pilares que tiene el Bilbao Basket en su plantilla, estos dos años hemos peleado con todas las circunstancias que nos han pasado porque estábamos identificados con lo que hacíamos. Pero llega un momento en el que las carreras no son iguales, las de esos pilares o la mía, que estoy al principio o a la mitad de mi trayectoria. Fueron unos acontecimientos que las personas saben cuáles son y que tampoco merece la pena comentar. Solo decir que en aquel momento giraron mi cabeza con todas las circunstancias que podían conllevar; la primera, quedarme sin trabajo. Pero yo tengo confianza plena en mí mismo y sabía que podía encontrar trabajo donde fuera, aunque nunca imaginé que fuera aquí. Después de hacer público que negociaba mi salida, las primeras ofertas que tuve fueron del extranjero. Creo que mi marcha ha sido positiva para la estructura del Bilbao Basket, desde fuera veo un club saneado, con objetivos claros y los ideales muy bien puestos.
Antes y después del último duelo del pasado curso, llamó la atención su utilización del término “medianía” en dos ruedas de prensa, recalcando que el siguiente curso no quería medianías a su lado.
-Me refería a que las personas que están dentro o cerca de un proyecto tienen que tener claro lo que quieren buscar y no estar pensando en otras cosas en esos momentos en los que están trabajando para el club. Dentro de los fichajes del año pasado y de nuestra estructura estábamos dispersos, no teníamos claro el objetivo de crecimiento total del club que buscábamos. Me refería a que hay que buscar una estructura sólida para no pensar solo en sobrevivir, sino en tener una estabilidad y poder buscar no solo medianías sino más cosas, algo que creo que el club está haciendo muy bien.
¿Y cómo ve actualmente al Bilbao Basket desde fuera?
-Creo que en Bilbao están pasando las cosas normales de un nuevo proyecto deportivo, entra dentro de la lógica. Un muy buen inicio con muy buenos partidos, mala suerte en el final contra el Andorra que ahora podría haber sido crucial, y con situaciones de altos y bajos que nos pasan a todos los equipos que tenemos doble competición. Tienen una plantilla con mucho futuro, con jugadores interiores muy importantes, otros que apoyan con juventud y un nivel alto como Lapornik, Todorovic o Borg a unos pilares del nivel de Axel y Álex... Es un equipo hecho para ir creciendo poco a poco y que no tiene que tener prisa. Metas como pasar una ronda en Europa, jugar la Copa o alcanzar el play-off deberían ser secundarias a día de hoy. Lo más importante ya se ha hecho, ser totalmente viables, seguros y estables. El resto se irá dando por el camino.
Habla mucho con Duran. ¿Le ve sufriendo especialmente por los resultados?
-Sí, pero como todos los entrenadores, como él me vio a mí en un momento del curso. Hablo con Carles semanalmente porque, aunque no entremos a valorar en profundidad cómo nos va en nuestros clubes, mantenemos una relación de amistad que no cambiará. Le veo tranquilo y seguro de las cosas que quiere hacer.
¿Es muy distinto su día a día en el Baskonia al que tenía en el Bilbao Basket, donde, por estructura, debía ocuparse de más frentes?
-En ese sentido sí. Aquí en cada parcela hay una persona que se encarga de lo suyo las 24 horas del día. Hemos de reconocer que, en cuanto a estructura, Baskonia es uno de los clubes más importantes a nivel europeo. Han escalado mucho durante años y desde mi puesto de entrenador veo que todavía quieren más, que la ambición y el trabajo forman parte de su ADN.
La presión le gusta. ¿Cómo se siente en un banquillo tan exigente como el del Baskonia?
-Las cosas no han salido bien a veces, están saliendo bien ahora y no saldrán bien otras veces. La capacidad de aguantar bien la presión es lo que te hace mejor jugador, entrenador, aficionado o club. Siempre he sentido presión y he aprendido a metérmela a mí mismo. Aquí es constante y yo disfruto. Es la única forma de entender cómo una ciudad como Vitoria entra en Final Fours.
Últimamente ha habido derbis quizás demasiado calientes. ¿Cree que su figura puede ser un nuevo foco que los enrarezca aún más?
-Sinceramente, creo que no. Yo tengo un respeto grande por las personas que trabajan en el Bilbao Basket. Entiendo la rivalidad y si hay chispas tendrá que haberlas, pero no creo que yo suponga un foco, al menos en este primer partido. Y espero que no sea así.
No está en su mano, pero no estaría mal que el domingo no se escucharan los cánticos contra Mumbrú y Hervelle de los que usted mismo se quejó el año pasado.
-Bueno, esas cosas pasan a veces. La rivalidad existe y se va a ver. Es evidente que no está en mi mano, pero he de reconocer que cuando estás dentro del pabellón la afición de aquí ayuda una barbaridad. Si entra todo dentro de la normalidad, mejor, pero he de reconocer que su apoyo es increíble.
¿Qué diría ahora a la afición del Bilbao Basket como despedida?
-Creo que después de esta entrevista entenderán la razón por la cual no di una rueda de prensa de despedida. Es importante que sepan que mi respeto hacia ellos es fundamental, lo he tenido siempre hacia todos los públicos que he tenido. He entendido a la afición de Badalona cuando he vuelto allí, también a la de San Sebastián y entenderé lo que hagan en Bilbao. Lo único que tengo claro es el respeto y lo bien que he estado allí estos dos años. También lo bien que estoy ahora. Estoy muy contento de estar en el Baskonia y no voy a pedir que lo entiendan, pero lo tengo que decir porque es así.
Las inercias de los equipos de cara al derbi son antagónicas.
-Sí, pero los derbis siempre son diferentes. Además, nuestra mentalidad puede cambiar dependiendo de lo que ocurra en nuestro duelo contra el Darussafaka y ellos tienen toda la semana para resarcirse de la derrota en casa y son jugadores y un técnico competitivos. Repito que creo que tienen claro que el objetivo de este año es la estabilidad y lo están consiguiendo. Lo demás llegará solo, este año u otro. Ojalá que el partido sea lo más bonito y competitivo posible, pero que gane el Baskonia.
¿Entiende como una decepción que el Bilbao Basket esté ya fuera de Europa y que posiblemente no esté en la Copa?
-Sí en el nivel de ambición, pero no como decepción. El deporte es así y es importante seguir. Igual este año no juegan la Copa pero sí el play-off. No cometerán el error de que esas piedras en el camino les minen en su avance porque tienen miras más altas, ese nivel de ambición del que hablo. Y lo digo de corazón. Prefiero ver un Bilbao Basket en la Copa. Hombre, en este momento no porque depende de mí, de una victoria mía, y yo quiero ganar. Pero si entre los ocho hubiese estado Bilbao Basket, mucho mejor. Pero sinceramente no lo veo como una decepción en su camino. ¿Decepción puntual? Puedes decepcionarte si quieres porque han tenido la opción. Y aún la tienen. A un partido...