bilbao - Cuando la República Democrática Alemana (RDA) levantó un muro para defender su arcadia, en los sótanos del régimen se izó la bandera del deporte como orgullo patrio. En ese tiempo, las autoridades comunistas idearon un programa masivo de dopaje para sacar pecho durante la guerra fría. El arsenal de atletas de la RDA se nutría de entrenamientos de disciplina marcial y alimentaba los músculos con alubias azules. Ese era el nombre común del Oral-turinabol, un esteroide anabolizante que se dispensaba envuelto en cápsulas azules y que inundó Alemania del Este, convertida en superpotencia deportiva por el dopaje masivo. El anabolizante se desarrolló en el laboratorio de Kreischa, próximo a Dresde, y después fue extendido masivamente por la farmacéutica Jenapharm, que patentó la sustancia en 1961. Con ese método, se calcula que la RDA dopó a miles de atletas entre 1968 y 1989. En ese tiempo, el botín de medallas sobrepasó el medio millar. Solo en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988, la RDA obtuvo un botín de 102 medallas. “Los entrenadores y los médicos deportivos de la RDA se creían dioses”, denunció en su día a Der Spiegel Heidi Krieger, medalla de oro en lanzamiento de peso femenino en los Campeonatos de Europa de Atletismo de 1986 en Stuttgart. Actualmente, su nombre es Andreas. Es un hombre. Heidi cambió de sexo porque su entrenador le atiborró con anabolizantes durante años.

Como los tramposos no prescriben, siempre hubo memoria para los usos y costumbres de las alubias azules, sobre todo, en territorios de la Europa del Este, aferrada a un producto dopante de fácil obtención y que garantizaba resultados. Aunque el Oral-turinabol es un producto de tonos sepias, de otra era, no ha perdido vigencia ni vigor en la actualidad. Medio siglo después de su nacimiento, el producto dopante ha salpicado a doce atletas, entre ellos, a la campeona olímpica de los 3.000 metros obstáculos, la rusa Yuliya Zaripova. La totalidad de los casos, que se reparten entre atletas y halteras, responden a los análisis de carácter retroactivo realizados a las muestras recogidas en los JJ.OO. de Londres. El Turinabol es el causante de todos los positivos. Además de la excampeona olímpica Zaripova, que ya estaba sancionada por la IAFF (Federación Internacional de Atletismo) que borró sus registros entre julio de 2011 y julio de 2013, también aparecen en el listado los ucranianos Oleksandr Drygol, trigésimo cuarto en lanzamiento de martillo, y Margaryta Tverdokhlib, vigésima sexta en salto de longitud. Con todo, el nudo gordiano de los casos positivos por Turinabol pertenece a los participantes de halterofilia. Las analíticas han detectado el anabolizante en las muestras de los rusos Alexandr Ivanov, plata en 94 kilos, Nataliya Zabolotnaya, igualmente subcampeona en 75 kg, y Andrey Demanov, cuarto en 94 kg. A estos nombres se les suman los de los moldavos Anatoli Ciricu y Cristina Iovu, bronce en las categorías de 94 y de 53 kg, respectivamente; la armenia Hripsime Khurshudyan, bronce en +75 kg; y la bielorrusa Iryna Kulesha, bronce en hasta 75 kilos. El georgiano Rauli Tsirekidze, noveno en 85 kilos, y el kazajo Almas Uteshov, séptimo en 94 kilos, completan las lista negra.

en béisbol El Turinabol también ha sido detectado en varios jugadores de la MLB (Las Grandes Ligas de Béisbol) este año. Según Daniel Eichner, presidente del Laboratorio de Investigación y Pruebas de Medicina Deportiva de Utah, la detección del Turinabol responde a dos posibles razones: “Mejor tecnología antidoping y/o un suplemento que los atletas están consumiendo. Los controles para detectar el Turinabol mejoraron hace dos años; mientras los laboratorios adoptaron la tecnología, quienes utilizan la sustancia, aparentemente, ni se enteraron. El Turinabol, como cualquier otro esteroide oral, se degrada rápidamente en el cuerpo y ya no podía ser detectado una semana después de haberlo consumido, a veces en menos tiempo; sin embargo, hace dos años, los investigadores encontraron que al incrementar la sensibilidad en el procesamiento de muestras podían detectar metabolitos”. Los nuevos métodos antidopaje han ampliado a semanas e incluso a meses la capacidad de detección de la sustancia tras ser ingerida. Eso explicaría la masiva aparición de los herederos del Turinabol.