bilbao - “El talento te hace destacar, el corazón te hace trascender”, fue la frase con la que Eli Pinedo se despidió oficialmente del balonmano profesional. Fueron estas palabras, tomadas de uno de los tantos consejos de su padre, las que escogió la extremo de Amurrio para poner fin a 17 años de pega, parqué y éxitos. Y, también, son estas palabras las que mejor la definen. Como jugadora y como persona. Porque la alavesa se convirtió en una gigante de su deporte por sus títulos a nivel de clubes -seis ligas, cuatro copas, cinco Supercopas y una EHF- y sus medallas con la selección estatal -plata en los Europeos de 2008 y 2014, y bronce en el Mundial de 2011 y en los Juegos de Londres-; sin embargo, fueron su carisma y su personalidad las que le hicieron leyenda. Porque Eli situó a las guerreras en el foco informativo cuando el balonmano femenino no interesaba, se entregó a él en cuerpo y alma. La guerrera mediática, la llamaban cariñosamente en una selección a la jugadora que quiso agradecer “todos estos años, ha sido emocionante ser un pedazo de ellas”. Pero ahora Eli lo deja, y lo hace entre aplausos y mil agradecimientos.
La eterna 17 comienza una nueva etapa en el mundo de la moda con la creación de una empresa textil ecológica junto a su compañera en el combinado estatal, Bea Fernández. Una marca de ropa cuyo nacimiento tuvo lugar meses atrás y con la que la alavesa había compaginado entrenamientos y partidos. Sin embargo, Eli dijo basta y, aunque reconoció que “el día de la despedida es el día más triste para todo deportista”, supo que había llegado el momento de abandonar las pistas de alto nivel: “No lo dejo porque mi cuerpo me lo pida, porque entonces estaría entrenando en estos momentos. Lo dejo porque siempre quise dejarlo al máximo nivel, no sentirme arrastrada nunca, y ha sido la cabeza la que ha dicho basta. Por eso tomo la decisión ahora”.
La idea llevaba rondándole desde hace cinco meses atrás, antes de que ganara la liga con su equipo, antes de que fuera incluso convocada para sus terceros Juegos Olímpicos. Fue entonces cuando decidió dar el paso, cuando decidió que su adiós sería tras la cita de Río y ni siquiera el doloroso sexto puesto olímpico -tras una derrota por la mínima ante Francia (26-27)- apeló a su competitividad y ganas de vendetta: “Tome la decisión hace tiempo, aunque es verdad que bloqueé la idea hasta este momento, porque quería competir al máximo nivel hasta el final y, para ello, no quería pensar en esto hasta que se acabara”. Pero finalmente acabó y, entre lágrimas y ovaciones, Eli recordó ante los micrófonos la colección de arañazos que guarda tras 17 años de carrera. Evocó aquellos momentos en los que, de la mano de su hermana Patri, iba a entrenar con una sonrisa porque “el balonmano era un lugar donde ser feliz”. Y con eso se queda. “Han sido muchos años maravillosos, hasta aquí he llegado. Ahora recuerdo las derrotas y las victorias, pero sobre todo a la gente que he conocido gracias a este maravilloso deporte”.
ni la champions Ni siquiera la posibilidad de jugar la Champions League esta temporada con el Bera Bera -precisamente ayer quedó apeado de la competición, tras caer 25-21 frente al Hypo de Austria-, club con el que compartió pasión las últimas cinco temporadas, le ha hecho recapacitar. “Ya he jugado Champions, no es nada nuevo para mí. He ganado tripletes los últimos dos años y he vivido todas las experiencias que tenía que vivir en el balonmano”, reconoció en su despedida. Así, enfrente de todas las medallas que ha conseguido, después de 201 internacionalidades y 661 goles vestida de azul, Eli desecha todos sus éxitos para anteponer “a los amigos que he hecho, con los que he aprendido cada día y me llevo para el resto de la aventura”. Una aventura que comienza en el mundo de la moda, con la firma de su creación London 717 y sin “nada de vértigo”: “Como le ponga la mitad de pasión que la que he puesto hasta ahora en mi carrera deportiva todo irá bien”, concluyó Eli. Después, se levantó y se marchó, dejando al balonmano femenino un poco más huérfano.