bilbao - Después de más de quince años de carrera, hoy será la segunda vez en que se enfrenten Carlos Arroyo (Fajardo, 30-7-1979) y Raúl López (Vic, 15-4-1980). La anterior fue el 26 de febrero de 2009 dentro del Top 16 de la Euroliga cuando el base portorriqueño jugaba en el Maccabi y el catalán en el Real Madrid. Aquel día anotaron entre los dos 43 puntos en un duelo de puro talento de dos jugadores que durante dos temporadas y media coincidieron en los Utah Jazz, donde cargaron con la etiqueta de sucesores de John Stockton. En realidad, ese cartel colgaba del jugador del Dominion Bilbao Basket cuando fue elegido en el puesto 24 del draft de 2001 por la franquicia de Salt Lake City. Algo tendría Raúl cuando fue el primer base escogido aquel año, por delante incluso de Tony Parker, pero sus lesiones cambiaron la historia.
El jugador de Vic pasó su primera campaña en la NBA, la 2002-03, en el dique seco mientras el boricua, que llegó a los Jazz tras disputar un gran Mundial con su selección en Indianápolis, ejercía de suplente del mejor base puro de la historia, el papel que le debía haber correspondido a Raúl López. En la temporada siguiente, retirados ya John Stockton y con Karl Malone en los Lakers, se produjo el debut como suplente de Arroyo del catalán, que disputó 20 minutos de media sin perderse ni uno de los 82 partidos y que fue el sexto hombre más utilizado por Jerry Sloan y el mejor pasador de un equipo que, sin sus dos grandes leyendas, se quedó fuera del play-off pese a ganar 42 partidos.
“Estoy loco por verle! Hace tiempo que no hablo con él, pero nos llevamos muy bien. En Utah no tuvo suerte con las lesiones, pero ante la adversidad siguió levantándose. Aprendimos mucho juntos y tuvimos mucha química”, comenta el jugador azulgrana en la página web del Barcelona sobre su rival de hoy, del que destaca “su creatividad y su manera de ver el juego. No todo el mundo tiene esa capacidad. Es un gran pasador, con gran visión de la pista”. Raúl López, por su parte, también se queda con lo positivo de aquella etapa en la NBA, pese a lo que tuvo que padecer junto al banquillo de suplentes: “Fueron buenos años. A priori, nadie esperaba mucho del equipo, pero acabamos haciendo temporadas muy correctas y el recuerdo es muy bueno”.
carreras separadas En 2004-05, la pareja de bases solo coincidió media temporada ya que el base de Fajardo fue traspasado en enero a los Detroit Pistons, con los que alcanzó la final de la NBA, y Raúl López solo pudo jugar 31 partidos al sufrir otra lesión de rodilla. Sus carreras se separaron entonces. Arroyo continuó en la NBA unos años más y Raúl, después de entrar en un traspaso múltiple con los Memphis Grizzlies, regresó a Europa consciente de que su tiempo allí se había agotado. Ahora, casi una década después, vuelven a coincidir en un partido de la Liga Endesa cuando ya han dejado atrás la juventud y tienen el rol de apoyar al base titular de sus respectivos equipos y contribuir a que el nivel del equipo no decrezca cuando ellos están en cancha. En este sentido, sus estadísticas son muy similares ya que en 18 minutos de juego ambos superan los seis puntos de media y rondan las tres asistencias por partido. De cuando en cuando, dejan detalles de ese talento que les hizo pertenecer a la mejor Liga del mundo y que, al fin y al cabo, les sigue manteniendo en la élite cuando ya han superado los 35 años.
El base del Bilbao Basket no tiene dudas de que el boricua es “un grandísimo jugador. Siempre he creído que su sitio estaba en la NBA, pero también ha conseguido jugar en equipos de primer nivel europeo. Tengo gran recuerdo de él”. Raúl López considera que Carlos Arroyo cuenta con unas características que le permiten “encajar en cualquier equipo”. “Tiene gran facilidad en el uno contra uno y es capaz de anotar y de asistir con la misma eficacia. Además, posee un físico privilegiado y un talento descomunal”, añade. Por eso, no le extraña que, pese a ser considerado un jugador que quizás no encaja bien en el estilo de Xavi Pascual, su adaptación a un equipo tan exigente esté siendo muy buena. “Este tipo de jugadores destacan aún más cuando les pones otros grandes jugadores al lado, como es el caso del Barça”, explica Raúl López.
En cada partido, dejan gotas de su talento y saben que su final está cerca. Por eso, Carlos Arroyo hablaba hace poco en Gigantes de “aprovechar una oportunidad que siempre he querido”. “Ahora estoy casi al otro lado, pero mi llegada al Barça ha sido culminar un proceso. Si mi carrera se acaba aquí, será una gran manera de acabar”, admitía el base de Fajardo, que desea seguir aprendiendo porque en el futuro quiere ser entrenador. El portorriqueño, como Raúl López, ya lo es un poco cada vez que salta a la cancha y lo fueron en Utah, donde pudieron aprender del mejor.