bilbao - Líbrame de los amigos, que de los enemigos ya me ocupo yo. Vete a saber quién lo diría el primero, pero uno de los últimos fue Ibon Zugasti (Lezo, 1972) este martes bajo el cielo azul del desierto, en medio de la nada en la que se quedó cuando, líder de la Titan Desert, se cayó a 40 kilómetros de meta, rompió un pedal y asistió atónito al ataque de Josep Betalú, su compañero de equipo. Así lo contó, indignado, el guipuzcoano, un caso atípico en el ciclismo. Fue profesional de la carretera en 2012 con 39 años en el Start-Atacama suramericano después de descubrir tarde su pasión oculta: el ciclismo. Antes, trabajaba en un editorial en Barcelona, donde vive desde los 17 años. Allí descubrió la bicicleta. Y se enganchó. Primero, le robaba cuatro horas al sueño para poder entrenar. Corría en mountain bike y fue campeón de Catalunya en 2001, con casi 30 años. Eso no le impidió pensar en pasarse a la carretera. Corrió en Euskadi, en el Azysa, ganó 21 carreras en tres años, después volvió a Catalunya y de allí, a Argentina a por su primer dorsal profesional. Ahora ha regresado al mountain bike. Con 41 años lidera la Titan Desert en la que le preocupan más los amigos que los enemigos. Ayer Betalú volvió a dejarle solo.
"Hemos salido a tope, la etapa más dura de la Titan", contó el guipuzcoano. "En los primeros 30 kilómetros me quería morir, sufría, no podía con la arena. Luego, a 40 kilómetros del final me quedé, ya que mi compañero Betalú volvió a dejarme tirado, fue a lo suyo y me ha recriminado que soy malísimo y que no voy a ganar. No estoy arropado". Aún así, sigue como líder. "El maillot me da alas". Y eso parece no gustarle a Betalú, que dio su versión del asunto. "Le dije que tiene carencias en arena y eso nos lastra a todo el equipo. Si nos quedamos atrás toda la etapa, como le gusta correr a él, nos arrastramos y luego cuesta ir delante. Ibon se pone nervioso, da gritos y mira atrás todo el rato. Así no puede ser". Ambos admitieron al final de la etapa su enemistad y desde el martes duermen en haimas separadas. "Sobra decir que no somos amigos", dijo Betalú. Sabiéndolo, Zugasti puede dormir tranquilo.
De esa guerra que se libra en el desierto es ajeno Julen Zubero, que fue líder tras ganar la primera etapa y ayer volvió a vencer. "Estamos muy satisfechos porque ya hemos cumplido el objetivo del equipo con tres etapas en cuatro días", dijo el vizcaino. - A. Laiseka