Contratos que valen menos que nada

bilbao - El lunes por la noche, después de que estallara finalmente la burbuja de la estafa de Juan Pablo Pino con el PinoRoad donde iban a correr Juanjo Oroz, Pablo Urtasun y Mikel Bizkarra, el cuñado del mánager del equipo chileno envió una carta de seis páginas por email a Fran Reyes, gestor del equipo en España junto a Andrés Cánovas. En todas esas líneas le venía a decir lo que ya se imaginaba, que los contratos presentados por Pino no tenían ninguna validez, además de reprocharle cómo no había sido capaz de darse cuenta. Los compromisos de los patrocinadores que presentaba el chileno, por ejemplo, valen menos que nada porque están firmados por un notario que lleva retirado más de una década. "Pero cómo nos íbamos a dar cuenta nosotros de eso", lamenta Reyes. Con Pino en paradero desconocido, Guido Maldonado, su cuñado, se ha convertido en su voz. Se la prestó ayer al diario chileno Mercurio, donde aseguró que su cuñado tuvo un asunto médico que atender, se encuentra de vacaciones pero que pronto aparecerá. "Aquí no hay ninguna estafa", proclama Maldonado mientras el equipo se encuentra al borde del precipicio pese a que ha recibido el apoyo de la Federación chilena de ciclismo y la propia UCI, que sigue con atención la evolución del caso y ha prometido guardar la licencia por si surgiera eso que Reyes y los propios corredores llaman milagro y se traduce en una inversión urgente de un patrocinador interesado en el proyecto. El grupo que ha tomado el mando para tratar de salvar el equipo necesita antes de que expire esta semana una inyección económica de 100.000 euros, que supondría la primera piedra para salvar el proyecto que, al menos, podría echar a andar. Luego, habría más tiempo para reunir otros 150.000 euros que servirían para llegar al mes de julio. El presupuesto completo de la temporada ascendería a los 400.000. Fran Reyes está seguro de que el proyecto puede resultar atractivo tanto para una empresa española como para una chilena y ya ha tenido contactos con algunas que han mostrado su interés por saber cómo está el asunto. "Pero no niego que las posibilidades de salvarnos siguen siendo ínfimas. Seguimos necesitando un milagro", zanja.