Bilbao

A 25 metros de altura. En plena plaza Circular. David Palmada, más conocido como Pelut, observa Bilbao desde su exclusiva atalaya, una hamaca colgada en la fachada del edificio de la BBK. Unas vistas impresionantes que hacen que la sensación de vértigo y nerviosismo se mezcle con la tranquilidad que se vive en las alturas, mientras la ciudad continúa moviéndose a los pies de uno. Una isla en pleno caos urbano. Pero el catalán no es el único que ha disfrutado de esto. Durante todo el día de ayer y hasta que el Mendi Film se inaugure, Pelut anima a los viandantes a que le acompañen en las alturas, "para ver a la peña con los pies colgando en el aire".

Este mecánico de profesión y escalador por devoción fue el encargado de inaugurar las actividades del Mendi Film. Pelut decidió acampar en la fachada del edificio de la BBK de la plaza Circular y desplegar la pancarta del festival. "Es un honor que me lo hayan propuesto. Es una idea que ya nos rondaba desde el año anterior y cuando me lo propusieron no me lo pensé dos veces", relató Palmada. David estará colgado durante 24 horas, a la espera de que el certamen bilbaino de su pistoletazo de salida; sin embargo, no tiene tiempo para aburrirse. "Se pasa el tiempo rápido. Entras en un estado de concentración que no te enteras de nada. Se puede caer el edificio de atrás que no me doy cuenta", contó desde lo alto de la ciudad. Aun así, el catalán quiere más: "A ver si el año que viene estos del Mendi se motivan y buscan algún edificio más alto. Este año hemos subido 25 metros y el que viene a ver si subimos 50".

Palmada practica la escalada artificial, una disciplina en la que se emplean todo tipo de materiales como fisureros y pitones para ayudar a subir. "No siempre estás motivado para salir con un petate de treinta kilos", cuenta Pelut, pero reconoce que disfruta más con este tipo de ascensión porque "prefiero hacer menos metros con toda esta movida porque disfruto el doble". Una actividad que requiere controlar mucho que subir y que no, aunque el escalador afirma que "si me quiero llevar una fabada de dos kilos, me la subo". Además, para Palmada "en la altura todo sabe mejor". "Esa cerveza ardiendo a la noche no tiene precio. Abajo la tirarías y arriba la disfrutas", comenta.

Pero lo que verdad llena a David es abrir sus propias vías. Diseñar rutas que no ha hecho nadie y sentirse libre en plena naturaleza. "Es una de las cosas que más me motiva. Estar escalando a mi rollo y poder hacer lo que quiera dentro de unas normas no escritas. Si quiero ir a la derecha, voy", traza Pelut.

Una forma de vida La escalada artificial es la "gran pasión" de David. "Es el motor que me mueve a tirar adelante cada día. Esto es una válvula de escape y me llena el resto de meses que tengo que estar trabajando". Una afición que le ha llevado a vivir situaciones al límite, como los veinte días que estuvo en una hamaca en el Polo Norte. "El ochenta por ciento fue sufrir y el veinte disfrutar. Yo busco siempre el cien por cien de disfrute y allí no lo encontré".

Una de las cosas que tiene claro Pelut es que "todo el mundo tiene un punto de locura, si no la vida no tendría sentido". Una actitud que le ha llevado a vivir la vida al máximo. Pero a pesar de todo, el control y el miedo son fundamentales para él. "El día que no tenga miedo no lo haré. Me mantiene vivo y me hace buscar el más difícil todavía. Cuando no tienes miedo puedes sufrir un accidente. Tiene que estar presente. al hacer la mochila, meto una bolsa de miedo", concluye David, mientras se despide antes de pasar la noche en las alturas de Bilbao.