bilbao. Exhausto, pero, como él mismo confiesa, embelesado con la plaza de Obradoiro y sus alrededores, Mikel es un hombre feliz estos días. Debido a problemas con la ingestión de alimentos, no pudo completar el recorrido en menos de un día, objetivo secundario que se planteó desde el inicio, pero no es algo que le preocupe. Es, desde ayer, el peregrino más veloz en completar el Camino de Santiago en bici.
¿Objetivo cumplido?
Al principio le llamábamos reto 24 horas, pero sabíamos que sería muy difícil, más teniendo en cuenta que no tengo experiencia en carreras de ultrafondo. La verdad es que estoy muy contento por el resultado, da pena pensar en el bajón que tuve por problemas en el estómago pero estoy feliz porque soy consciente de que lo he conseguido no es nada sencillo.
No contento con superar el récord, lo has destrozado bajándolo en dos horas y media.
Si, era consciente de que el récord estaba en 27:30 horas, luego el reto de completarlo en 24 horas me exigía estar al 100% durante prácticamente todo el transcurso. Al principio no quería apretar mucho, a sabiendas de que después vendría el complicado terreno gallego, un sube y baja continuo, y no quería tener que parar demasiado allí. Al final conseguí bajar de las 25 horas, yo pedaleando, pero con la inestimable ayuda de mi equipo, ya que hace falta mucha infraestructura para afrontar una prueba así y sin ellos esto hubiese sido imposible.
Volviendo a los inicios, ¿en qué momento se le ocurrió completar el Camino de Santiago contra el reloj?
La idea viene porque el estar sin trabajo da demasiado tiempo libre, y si normalmente entreno bastante, últimamente lo hacía aún más. La idea surgió hace cuatro meses, y quería ir con humildad y tranquilidad porque no llevaba una gran base, aunque visto cómo se ha desarrollado la verdad es que ha sido un acierto.
Una de sus frases ha sido "he hecho todo lo que no hay que hacer".
Comerse un bocata de tortilla con pimientos en medio de la prueba no es lo más recomendable. El equipo me ha cuidado muy bien todo el rato y ha estado dándome agua cada cuarenta minutos, sales, barritas, pastelitos... todo lo necesario, pero después de toda la noche tragando esa clase de alimentos no podía decir no al bocata que me ofrecieron.
Da la sensación de que sin esos problemas físicos bajar de las 24 horas hubiese estado muy cerca. ¿Entra en sus planes retomar algún día el reto?
No lo sé. Yo nunca digo no, pero me apetece más hacer otro tipo de pruebas, como la Baiona-Luchon por ejemplo. Los ciclistas siempre decimos que se acabó, que nunca más volveremos a hacerlo aunque luego no sea así. Para mí es difícil superar esa marca, incluso teniendo en cuenta el bajón me he visto muy bien y creo que en 24 horas es imposible no tener ningún bajón. No pienso en ello ahora mismo, solo quiero descansar y disfrutar más con mi familia.