Irujo lo borda
El de Ibero y Zabaleta pasan por encima de Olaizola II e Ibai Zabala en el Bizkaia
OLAIZOLA II-I.ZABALA 11IRUJO-ZABALETA 22
Duración: 55:06 minutos; 23:09 de juego real.
Saques: 1 de Olaizola II (tanto 3) y 3 de Irujo (tantos 1, 8 y 18).
Faltas de saque: Ninguna.
Pelotazos: 467.
Tantos en juego: 3 de Olaizola II, 9 de Irujo y 3 de Zabaleta.
Errores: 1 de Olaizola II, 6 de Ibai Zabala, 2 de Irujo y 5 de Zabaleta.
Marcador: 0-1, 1-1, 3-1, 3-3, 5-3, 5-4, 8-4, 8-8, 8-10, 9-10, 9-11, 10-11, 10-20, 11-20 y 11-22.
Incidencias: Partido correspondiente a la undécima jornada de la liguilla de cuartos de final del Campeonato de Parejas de la LEP.M disputado en el frontón Bizkaia de Bilbao. El dinero salió a la par. Ejercieron de botilleros Roberto García Ariño (con Olaizola II e Ibai Zabala) y Martín Alustiza (con Irujo y Zabaleta).
bilbao. Antes, todo parecía descontrolarse en momentos en los que la tensión era máxima, había situaciones sin posibilidades de alcanzar la serenidad necesaria, el respiro, el oxígeno. Eso era antes. Ahora, Juan Martínez de Irujo parece otra cosa. Con lo mejor de entonces, esa chispa competitiva y esas ganas de ganar y crear, el de Ibero alumbra ya su pose más paciente y relajada. Disfruta y se nota. Colmillo no le falta, pero no se agobia, lo suelta cuando tiene que hacerlo. En el Bizkaia, su sosiego tuvo un premio enorme, el punto ante Aimar Olaizola e Ibai Zabala. E Irujo lo bordó: sujetó a Aimar en sus momentos más críticos, ayudó a José Javier Zabaleta cuando andaba fallón con la derecha, echó un paso atrás para trabajar y arroparle, le resucitó y, después, esperó para cobrarse una buena pieza para su colección. Y es que, fue suyo el triunfo al devolver a la vida al pegador de Etxarren, que ya dijo en los días previos que estaba pasando un bache físico. Porque cuando Juan sujetó con su alma guerrera el empuje de Olaizola y un Ibai Zabala seguro -aunque falló seis pelotas, llevó cueros arrimados dificilísimos-; Zabaleta se vino arriba hasta sumar dos rebotes de factura bellísima. Sobre todo el que puso el cartón 14, un derechazo increíble, largo, punzante y que voló tan alto que a Zabala apenas le quedó la opción de saltar y tratar de pegarle de botivolea. Era tarde. La pelota, un misil, había botado en el diez, no había espacio ni opción ninguna de devolverla. Algo genial.
El inicio nada hacía suponer el rodillo azul. Fue porque comenzó dubitativo el zaguero de Aspe. Ocurre que, al no gozar con la derecha, Aimar buscó su punto flaco. Así se fueron igualando los cartones, sin definir aún quién iba a dominar la contienda. Sí que Irujo, enorme durante todo el partido, daba síntomas de ser un meteoro: rápido y efervescente, levantó pelotas increíbles a un Olaizola rematador pero sin suerte. Lo que tenía claro el de Goizueta era que le iba a tocar trabajar ante la pegada de sus dos contrincantes; así que bajó un par de pasos y se instaló en el cuatro para evitar el aviso de bombardeo a Zabala. Resultó el plan porque Zabaleta aún no se había asentado. Se separaron hasta el 8-4, labrado con la suerte de los errores azules.
Después, un 0-6, con el de Etxarren mejorando por momentos, la cosa se igualó antes de la primera decena. Y llegó el huracán. Zabaleta empezó a mandar, pegando atrás y enseñando su espalda a Ibai Zabala, que no pudo con él. Tuvo que trabajar mucho el berriztarra para no caer a las primeras de cambio frente a dos pegadores. A dentelladas se abrió paso el de Etxarren, e Irujo, que le había hecho el trabajo sucio al inicio, se puso a disparar: con el gancho, con la dejada, con la parada, al rebote... Hasta arrancar el rodillo y apagar cualquier atisbo de vida en el dueto rival. Gozó con el cuero Zabaleta cada vez más cerca del frontis y se notó. Por lo que Aimar desapareció al tener que esforzarse en la labor entre el cinco y el seis, obligado a ello. Sin embargo, todo el trabajo se venía abajo cada vez que el de Ibero tenía cerca la pelota, porque acabó como los ángeles.
Irujo cuajó un partido excepcionalmente perfecto, con solo dos errores, trabajando con corazón, vísceras y cerebro. Si hasta este punto del Parejas Juan ya había estado bien, lo de ayer fue una nueva vuelta de tuerca a su gran estado de juego, dominando y disfrutando en cada jugada y a cada golpe. Olaizola II e Ibai Zabala fueron víctimas ante la solidez rival y no pudieron hacer más. Sobre todo, el guardaespaldas vizcaino, que sufrió hasta la extenuación para evitar la sangría. Era imposible.