Los reyes del baile
Marino Lejarreta y Julián Gorospe protagonizan la segunda Subida a Orozketa con su duelo personal
Bilbao
LA fiesta de fin de curso del ciclismo, la excursión que cerró la temporada de la bicicleta, congregó a parte del pelotón vasco en torno al Altar de Santa Polonia, un pub de Iurreta que por un día se convirtió en el mirador perfecto para presenciar la II Subida a Orozketa. Fieles a una cita que el año pasado decidió convertirse en tradición, los corredores acudieron vestidos con sus mejores galas, los maillots recién planchados y las bicicletas relucientes tras toda una campaña de uso. Pero, como si de un instituto americano se tratara, la conclusión de la campaña ciclista también tuvo a sus propios reyes del baile: Julián Gorospe y Marino Lejarreta. Las leyendas vivas que en los años 80 dividieron a la sociedad vasca volvieron a colocarse sobre el sillín para protagonizar de uno de sus míticos duelos. Y en esta ocasión la victoria fue para el ciclista mañariarra.
La prueba de puntuación, que se llevó Aitor Galdós (Caja Rural) en el último sprint, sirvió de telonera para alimentar la expectación. Porque, en una tarde de cielo melancólico aunque respetuoso en la lluvia, hubo que esperar hasta el segundo examen del evento para ver el retorno de los exciclistas cuyos pósters adornaron la habitación de más de uno. "Si os voy a ganar", bromeaba Gorospe cuando algunos vacilaban con la bicicleta que portaba. Una Orbea naranja que sirvió de objeto de burla para unos lejarristas que tuvieron que tragarse sus palabras al ver como la Perla de Mañaria vencía a su ídolo en la prueba de eliminación. Con una talla más en la ropa y menos pelo del recordado, Gorospe volvió a pedalear en una fiesta que, para él, "es una excusa para juntarnos y pasarlo bien". El Junco de Berriz, temeroso por la constante amenaza de lluvia, decidió no quemar todos los cartuchos en su primera actuación, por lo que el verdadero reto se decidió en el ascenso a Orozketa.
En la primera línea de salida, Gorospe y Lejarreta esperaban el bocinazo de inicio para demostrar que aún siguen en forma. Sin embargo, los años no pasan en balde ni para los ídolos del pasado y enseguida fueron superados por un pelotón de ciclistas profesionales, entre los que destacaron los precursores de esta fiesta del ciclismo: Koldo Fernández de Larrea, Rubén Pérez y Beñat Intxausti. Así, a un ritmo más lento, los dos mitos de la bicicleta llegaron rueda con rueda, a la meta específicamente colocada para ellos. Y, de nuevo, fue Gorospe quien en un corto y desganado sprint logró la superioridad necesaria para llevarse el fraternal duelo que protagoniza frente a Lejarreta desde hace más de tres décadas. "Arriba es para hombres", argumentó con una sonrisa la Perla de Mañaria cuando se le preguntó por qué no subían hasta la ermita, la llegada para el resto del pelotón. "Querían ir arriba pero les he dicho que tranquilos", jadeaba el Junco de Berriz mientras se quitaba el casco y dejaba ver su cabellera plateada. Lejarreta no pudo hacer más que felicitar a su contrincante y, de paso, bromear con su intento de escapada. "López ha roto el hielo, pero Julián ha intentado remachar y lo ha seguido", explicaron algunos corredores.
cena con ibarrondo Como bien explicó Gorospe, este encuentro es una "excusa" para reunir al ciclismo vasco en su fin de curso, por lo que, como no podía ser de otra forma, el colofón de la jornada fue una cena en el pub iurretarra a cargo de Carlos Ibarrondo, prestigioso cocinero local. Así, la actualización del reto que dividió a la sociedad vasca en los años ochenta finalizó con ambos corredores sentados en la misma mesa, demostrando una vez más que su enfrentamiento tan solo es sobre la bicicleta.