BARCELONA: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Adriano, Busquets, Xavi (Min. 83, Cesc), Iniesta, Pedro (Min. 87, Jordi Alba), Alexis (Min. 72, Tello) y Messi.

REAL MADRID: Casillas, Arbeloa, Ramos, Albiol, Coentrao, Xabi Alonso, Khedira, Callejón (Min. 65, Di María), Özil (Min. 82, Marcelo), Cristiano y Benzema (Min. 61, Higuaín).

Goles: 0-1: Min. 55; Cristiano Ronaldo. 1-1: Min. 56; Pedro. 2-1: Min. 65; Messi, de penalti. 3-1: Min. 77; Xavi. 3-2: Min. 85; Di María.

Árbitro: Clos Gómez, aragonés. Amonestó a Xabi Alonso, Arbeloa, Mascherano y Albiol.

Incidencias: Unos 92.000 espectadores en el Camp Nou.

BARCELONA. Un Barcelona muy superior dejó que el Real Madrid saliera vivo del Camp Nou (3-2) cuando ya estaba fundido. Una clarísima ocasión malograda por Messi y un error garrafal de Valdés en la recta final dejan el título de la Supercopa abierto para la vuelta.

El conjunto blanco logró marcar dos goles con una ocasión y media y sacó el máximo rendimiento a un planteamiento rácano, propiciado por su falta de rodaje, la baja de un hombre clave para empujar al equipo a defender más adelante, como Pepe, y a la enorme exigencia del rival. Porque si alguna vez le había podido meter mano a este Barça había sido apretándole arriba, pero en plena canícula estival, con una temperatura de más de 30 grados, una humedad relativa del 100% y apenas un mes de preparación, hacerlo más de diez minutos seguidos parece tarea imposible.

El planteamiento ultraconservador de Mourinho funcionó a pleno rendimiento los primeros 17 minutos. El tiempo que tardó el Barça en asomarse por fin a Casillas con un tiro lejano de Piqué. Luego llegarían dos remates también desviados de Messi, otro de Xavi y uno de Pedro que el meta madridista enviaría a córner.

Al Madrid, en cambio, la pelota le duraba un suspiro y fue incapaz de inquietar a Valdés ni una sola vez antes del descanso. Xabi Alonso y Kedhira trabajaban a destajo para frenar la salida de balón del rival, ante las miradas indolentes de un Cristiano Rolando fundido, un Ozïl perdido en terreno de nadie y un Benzema huérfano de estilete.

Tal como estaba el partido, la ocasión visitante solo podía llegar en una jugada de estrategia. Fue el lanzamiento de un córner, a los diez minutos de la reanudación. Özil vio a Cristiano en el primer palo y el luso cabeceó a gol. Sin embargo, la alegría blanca duró solo un minuto, el tiempo que tardo Pedro en controlar un pase en profundidad de Mascherano y, en posición dudosa, cruzar el balón al fondo de las mallas.

Ambos tantos fueron como un golpe de aire fresco que rescató al partido en una noche de tremendo bochorno. Mourinho empezó a mover sus piezas y quitó a Benzema y Callejón por Higuaín y Di María, lo que contribuyó más aun a la imprevisibilidad del último acto.

Pero el Barça le daría definitivamente la vuelta al partido en doce minutos. Primero Messi puso el 2-1 al transformar un claro penalti de Ramos sobre Iniesta. Y el propio Iniesta, en estado de gracia le regalaría el tercero a Xavi después de una gran jugada personal.

Con el Madrid ofreciendo sus últimos arreones y los azulgranas gustándose con un rondo, Messi tuvo una ocasión clarísima para sentenciar el título: un disparo a bocajarro que se encontró con un paradón de Casillas.

En la jugada siguiente, Valdés controló mal una cesión de Adriano y Di María aprovechó el regalo para lograr el 3-2. Quizá demasiado premio para los blancos, a tenor de lo que ofrecieron uno y otro equipo en un abarrotado Camp Nou.