Desde la burbuja en Sopelana hasta la corona en Azores
SIN ver el mar nunca conseguiría sentirse plenamente realizada. Así lo confiesa, enrocada en la seguridad. Como una sirena, Eunate Aguirre (24-V-1982, Bilbao) es una vida de plena dedicación y dependencia con el mar, el deporte del bodyboard, que ayer encontró su mayor recompensa, el título mundial después de 15 años y dos subcampeonatos que llegaron a minar la moral de la bilbaina, aunque sopeloztarra de sentimientos. Fuertes estos para sobreponerse desde un rincón del mundo que es Euskadi para la disciplina, pero que ya había conocido a David Pérez como campeón. Ahora es de nuevo el corazón de la actividad. Y es que precisamente en la playa de Sopelana, cuna de talento, comenzó la historia que ayer, en el Islas Azores Festival, se tornó dorada.
Todo nació en las espumosas y bravas aguas de una costa que la vio antes bucear que nadar. Allí comenzó, entre salitre, a chapotear acordonada a la clásica burbuja roja de corcho. Verano sí y el siguiente también, de la mano de sus aitas Santiago Aguirre y Nerea Bearan, mientras aguardaba la pequeña al nuevo curso en el instituto Martín de Bertendona.
La experiencia creció a sus 11 primaveras. Entonces, Eunate dio el segundo paso en su crecimiento deportivo. Una tabla de madera, un suntalón, comenzó a servir para deslizarse por sus primera olas, para percibir la velocidad de la naturaleza y las posibilidades que esta ofrece a aventureros que la retan, para amoldar su estómago a lo que sería su bandeja en el futuro.
Por su decimotercer cumpleaños Eunate recibió su primer boogie de foam, lo que le permitió captar la atención de Genesis, que pasó a esponsorizarla poco más tarde. Se casaba así con el profesionalismo.
En 1995 arrancó la competición para Eunate, que surfeaba bajo el rótulo del club Peña Txuri. Es a partir de ahí cuando comienza el desaforado crecimiento de la rider vizcaina, que con 16 años empezó a levantar sus primeros trofeos. Entre 1998 y el 2000, la sopeloztarra se erigió en bicampeona de Europa en categoría junior, lo que le valdría para fichar por Quicksilver y ser imagen internacional de la misma hasta hoy. El campeonato continental amplió sus fronteras. Aguardaba para ella el Circuito Mundial.
En el IBA World Tour, 2006 representó el gran salto de Eunate, que calificó cuarta. Mientras, en 2007 se coronó en el Viejo Continente. Un año más tarde repetiría la cuarta plaza, la antesala de sus dos subcampeonatos, el primero de ellos perdido por solo 18 puntos ante la pentacampeona Neymara Carvalho.
En 2010 brotó la competencia para Eunate, que otra vez quedó rendida en la cita postrera, y de nuevo cayó a manos de una brasileña. Esta vez fue Isabela Sousa quien la dejó sin título y tocada psicológicamente. La corona se resistía.
Pero entonces Eunate confió más que nunca en sus opciones, olvidó el peso de la tensión. Más desatada, comenzó la presente temporada y en la segunda prueba, Pipeline, pasó a ocupar el liderato del Circuito. Seguido venció en Sintra, uno de los rompientes más prestigiosos del mundo, la peana sobre la que ha apoyado su confianza. Si bien, después Venezuela y Puerto Rico la pusieron en alerta, puesto que Sousa se negó a renunciar a la defensa de su cetro con un triunfo y una segunda plaza en estas. Si bien, el buen hacer de Eunate en la primera mitad del Circuito la presentaron en Azores, el desenlace, con un ajustado pero favorecedor panorama. La valía llegar a la final para ser campeona; a la brasileña, solo ganar. De modo que el cruce en semifinales con Mayla Venturín la bastó para proclamarse. Si bien, el caprichoso destino quiso ver enfrentadas a Sousa y Eunate, y ahí, desquitada, la vizcaina impuso sus artes: 13,00 contra 7,50. El broche.