amorebieta. Cuando lo más recurrente hubiese sido una comparación directa, hablar del jovencito Arroyo, del descarado Delgado, del portento Indurain, de las perlas Blanco, Mancebo, El Chava o Sastre, evocar a Valverde o citar a Contador, Eusebio Unzue, consciente quizás de la losa histórica de las similitudes y los parentescos, prefiere referirse a un jamón para explicar el proceso de curación de Beñat Intxausti, la perla vizcaina, 24 años, tercero en la pasada Vuelta al País Vasco, que ha robado a Euskaltel-Euskadi para, al menos, los próximos tres años.

"Necesita tiempo y unas condiciones determinadas para obtener su mejor sabor, como el jamón", dice el manager navarro desde Colombia, donde se ubica la sede de la versión suramericana del Movistar cuya estructuración supervisa in situ.

Intxausti, la primera promesa vasca que sale de Euskaltel antes de descollar desde que en 2006 marchara David López en la misma dirección, junto a Unzue, como antes Igor González de Galdeano al Vitalicio en 1999 o Joseba Beloki al Festina en 2000, llegó a finales de 2010 a la primera concentración de su nuevo equipo y lo primero que sintió fue la grandeza acongojante de la estructura más representativa del ciclismo actual -la piel es Movistar, azul, pero el alma es el del Reynolds de principios de los 80-. "Al primer contacto se nota algo especial. Pese a que este año no tengamos un gran líder, se percibe que este ha sido el equipo de Perico, Indurain, Olano, Zulle, Mancebo o Valverde. ¿En qué se siente? No lo sé. Se siente". El pasado del equipo se percibe, pero también se escucha cuando uno se sienta a la mesa y le habla Txente García Acosta, 38 años, el maestro, el director en carrera de los equipos de Echavarri y Unzue, que corrió con Indurain en 1995 y 1996, con todos los demás después, y que se refiere a veces, como divagando, como con pena, a los chavales que no quieren aprender, que no tienen paciencia, que no tienen calma y por eso corren sin cabeza hasta que se pierden, más bien pronto.

"Tú aprende, tú aprende. Y apunta los detalles. Toma buena nota. Abre bien los ojos", le dijo a Intxausti como bienvenida esa voz grave, como de templo, que es siempre la proyección del deseo de su jefe. "Quiero que Beñat aprenda el oficio", confirma Unzue, que no cuenta este año con un ciclista referente por primera vez en décadas en un proyecto con ambición pero sin premura -el Movistar está pensado para progresar, ir de menos a más en cinco años-, lo que inevitablemente le hace evocar los inicios románticos del Reynolds, los 80, aquel equipo sin una figura sublime pero con muchos buenos ciclistas, líderes alternos según las circunstancias. "En este contexto, quiero que Beñat haga camino, avance y tenga sus oportunidades para, por ejemplo, liderar al equipo cuando se le pida", traza Unzue, que apostó fuerte por Intxausti convencido en parte por su triunfal primavera -brilló en Criterium Internacional, País Vasco, donde fue tercero, y ganó la crono de la Vuelta a Asturias-, pero maravillado aún más por los detalles, "ciertos momentos de carrera, movimientos difíciles que no se ven en la tele pero que constatan su calidad. Ese tipo de cosas que le he visto me inspiran una confianza tremenda".

También le convence a Unzue la evolución del zornotzarra, nunca espectacular, no hay boom ni arabescos ni demostraciones repentinas, sino pasos cortos, medidos, firmes y siempre hacia adelante. El último año en Euskaltel, por ejemplo, asumió por primera vez el liderazgo de un equipo, en la Vuelta al País Vasco. "En Euskaltel me han hecho progresar mucho. Asumir la responsabilidad resultó más sencillo a la sombra de Samuel, que quita mucha presión", descubre Intxausti, que no siente la carga de la comparación histórica en su nuevo equipo, "porque yo no soy nadie y, por lo tanto, no puedo equipararme a nadie", aunque sí la necesidad de devolver la confianza a Eusebio, "pero no miedo a fallarle". "Sé que si hago las cosas como hasta ahora volveré a progresar".

su virtud: el equilibrio El mismo convencimiento muestra Unzue, para quien Beñat es un joven direccionado, en fase de crecimiento y madurez, en edad de poder dar un salto de calidad que refleje en triunfos su talento. "Beñat es de los que llegan a este deporte y les ves que valen, que parten con ventaja porque tienen una calidad natural, innata", alaba. En la pasada Vuelta, sin embargo, Intxausti naufragó sin explicación aparente. "No sé por qué fue, pero sí sé que a Beñat le pasa que su calidad es superior a los resultados que ha obtenido porque su madurez física es tardía".

Físicamente es más joven de la edad que tiene. O, dicho de otra manera por Jon Iriberri, nuevo responsable de la preparación física y biomecánica del Movistar, "su margen de progresión es muy elevado". Intxausti, a diferencia de otros campeones precoces, no posee una musculatura desarrollada, pero sí un bajísimo porcentaje de grasa corporal, apenas del 6,5% cuando la mayoría de los ciclistas están por encima del 7%, y una notable capacidad de oxígeno, 80 ml/kg/seg, la de Indurain era de 88, un altísimo umbral anaeróbico y una buena capacidad para diluir el ácido láctico y recuperarse del esfuerzo. "Pero sobre todo, Intxausti es el equilibrio. Sin destacar en nada es muy completo. No tiene taras de ningún tipo, que es lo que impide progresar a muchos ciclistas. Beñat tiene las capacidades muy ordenadas. Su virtud es el equilibrio y por eso está cumpliendo la hipérbole de la carrera de un deportista", apunta Iriberri.

Intxausti tiene un físico privilegiado, aunque como dice Iriberri su adaptación al ciclismo está por explotar y eso se consigue un poco dejando a la naturaleza seguir su curso y otro poco trabajando. Pero es más privilegiada aún su cabeza, capaz de asumir el peso de Euskaltel-Euskadi en la Vuelta al País con apenas 23 años, tomar la difícil decisión de abandonar el equipo de casa o mantener los pies siempre anclados al suelo pese a ser considerado ya desde juveniles el futuro del ciclismo vasco junto a Igor Antón, tres años mayor que él. "Esa presión es muy fuerte en Euskadi y eso se puede volver contra ti. Pero Beñat ha sabido gestionarla. Estoy tranquilo, físicamente aún está por hacer, pero emocionalmente es muy equilibrado".