Físicamente ha sido toda una sorpresa", señala Diego Beaskoetxea. El gernikarra habla de su verano, de una época estival en la que ha dado el do de pecho y se ha confirmado como una de las grandes figuras vizcainas en la cesta punta. El vizcaino, con genes de caballo ganador, se ha impuesto en los torneos de Maule, Donibane Garazi y en la Copa estatal. Una gesta contra pronóstico del delantero. "Si hubiera llegado aquí como lo hice en anteriores ocasiones... lo habría pasado muy mal", admite. El gernikarra, maravillado con su rendimiento, se despedirá del público vasco hoy, en su casa, en el Jai Alai, en el Último Lunes de Octubre, en Gernika, su hogar. "Estoy contento y con ganas".
"Pese a haber tenido un buen verano, es una pena que no pudiéramos haber llegado a la final del Mundial de Parejas", declara. Diego formaba binomio junto a Eric Irastorza, mientras que Félix Espilla y Julen Bereikua, pareja rival, llevaban un campeonato de menos a más. El gernikarra y su zaguero llegaban como favoritos. Un duelo duro, trabajado y de continuas alternativas acabó con el delantero y el de Baiona hincando la rodilla. La progresión del vizcaino, entonces, quedó cortada.
El germen de la gran campaña de Beaskoetxea viene de largo, desde Estados Unidos. Un océano de distancia. Un abismo. "Cuando supe que iba a venir a pasar aquí el verano, en mayo, después de cada función íbamos a correr. ¡Y eso que acabábamos todos los días hacia las 12 de la noche!", desgrana el vizcaino. "En Dania jugamos muchas quinielas, que pueden durar solamente diez minutos; aquí tenemos que estar hora y media a tope", analiza. No en vano, para preparar su desembarco en Euskadi, el delantero tuvo que ejercitar su resistencia física. "Hice bastantes pesas de piernas y anduve mucho por la cancha. Es lo que más me preocupaba, porque de juego sabía que podía dar bastante", afirma. "Se hace duro, porque trabajas mucho y nunca sabes cuáles pueden ser los resultados", declara.
El kilometraje físico, no obstante, acabó por pasarle factura cuando la temporada estival claudicaba. Tras el tercer y cuarto puesto de Hondarribia, el de Gernika acabó diluyéndose. "No hemos parado. Las piernas me dejaron de responder en Durango hace una semana, después de pasar los tres meses de verano de un lado a otro. Menos mal que vine preparado", describe el puntista.
de casta le viene al galgo Hijo de Gonzalo Beaskoetxea y nieto de puntista, el gernikarra vivirá su última tarde de gloria en Euskadi antes de partir el 1 de noviembre a tierras norteamericanas, en su casa, el Gernika Jai Alai. "Vengo de una familia que ha vivido muy de cerca la cesta punta. Casi he estado más en el frontón que en casa y, con estos antecedentes, es difícil no caer", admite Beaskoetxea. "Con nueve años empecé con la cesta y con once ya disputé el primer torneo. Desde entonces estoy enganchado", recuerda el vizcaino. Paladea las palabras. Evoca aquellos tiempos. Le ayuda a volver a sus orígenes la Gernika Jai Alai Eskola, con la que colabora cuando tiene la oportunidad. "Siempre que puedo suelo ir allí. Si se puede estar y entrenar con los muchachos, éstos lo agradecen mucho. También saber que los profesionales estamos ahí con ellos, que somos de carne y hueso", manifiesta.
"Nadie habla de ellos y son gente que vive para la cesta sin recibir un euro, de manera desinteresada. Es increíble todo lo que hacen por los chavales", declara Diego. Toda esa dedicación por la cesta, por la Gernika Jai Alai Eskola, por los frontones, le es devuelta en las gradas. "No es sólo que te animen, también tenemos que animarlos nosotros. Habitualmente trato de ir a ver jugar a los pequeños", concluye Beaskoetxea, quien cerrará hoy su temporada en Euskadi ante su público, que, como él, sigue enganchado a la cesta.