Los legendarios Delirium Tremens, grupo que surgió hace cuatro décadas, se disolvió en el inicio de la década de los 90 del siglo pasado y regresó posteriormente en 2022, se bajará definitivamente de los escenarios este sábado, 29 de noviembre, con un concierto en la sala Santana 27 de Bilbao y rodeado de invitados ilustres. Desde las 20.30 horas y con entradas a la venta a 22 euros.
El ahora cuarteto tendrá como banda invitada y para calentar el ambiente a JAN!, el nuevo proyecto de Roberto Moso, el líder y cantante de otra banda euskaldun mítica, Zarama. Moso y su compañero guitarrista en el grupo santurtziarra Tontxu Tabares también compartirán escenario con los Delirium, así como Elortxa (vocalista de Jotakie), Katu (guitarrista de Baldin Bada) y Aiora Renteria (voz de Zea Mays). “”, explica su líder, guitarrista y cantante, Andoni Basterretxea, que nos atiende entre ensayo y ensayo.
¿Hay nervios ante la despedida?
La verdad es que no, al menos de momento. Yo no soy muy nervioso y me ayuda también el curro diario, las entrevistas que hacemos y la preparación con los ensayos para poner todo a punto. Estoy centrado en ello, a gusto y con ganas.
¿Han ensayado mucho?
Un poquito más de lo normal, ya que llevamos un parón de directos de unos dos meses.
Todo ciclo tiene su final ¿verdad?
Así es, es lo normal en la vida. Igual que hicimos la vez anterior, la primera, en 1991, como ahora, lo bueno es que lo hemos decidido nosotros mismos. No hemos esperado a que nos echen a la calle, nos enfademos entre nosotros o nos pase cualquier otra cosa.
Son ya dos despedidas.
Esta segunda y definitiva la decidimos ya cuando empezamos a grabar el último disco, … ta nora?, hace como un año y pico. Eran ya dos discos en esta segunda fase y como no nos va la vida en ello y cada uno de los miembros tiene su historia, optamos por el agur. Fue por unanimidad y pusimos fecha, que llega ahora tras hacer conciertos todo el año. La banda está engrasada y conjuntada, a punto.
¿En el mejor momento de sonido y presencia escénica de su carrera?
Sí, las incorporaciones de Haritz y la posterior de Mikel, que le da otra manera al bajo, ha hecho el sonido más redondillo y con mayor distorsión. La banda está bien, muy bien. Hemos tocado muy a gusto este año.
¿Qué balance hacen de esta segunda etapa de vida del grupo?
Positivo, tanto por salud de la banda como de la gente que acudía a nuestros conciertos. Hemos recibido mucho cariño y vivido algunos momentos muy emocionantes. Me gustaría destacar que siempre hemos sido los mismos, incluidos los técnicos de sonido y luces, el de las camisetas, el que nos lleva en furgoneta, el management, quien lleva redes sociales… El equipo es el mismo.
¿Han pensado en qué habría cambiado si hubieran logrado un éxito que les hubiera convertido en profesionales?
Ese es el peligro de esto, tener demasiado éxito. No sé qué hubiera pasado si nos hubieran llamado de todas partes para tocar. Si me tiran de las orejas de esa manera… No sé, la verdad, no lo hemos tenido y tampoco lo esperábamos. No pasa nada.
Lo evidente es que la banda se reagrupó después de años sin querer volcarse meramente en la nostalgia y en vivir de las rentas.
Eso es, hemos grabado en estos últimos años dos discos, tantos como en la primera fase. Sí es cierto que no son muchas canciones hechas últimamente, pero teníamos claro que había que aportar temas nuevos. Nos pilló la pandemia, bien, entre comillas, para ir componiendo Hordago. Y como quedaban unas cosillas allí, hicimos el último también.
La cita de Bilbao será especial ¿no?
Por lo sentimental, sobre todo; por el resto, no. La gente que acude no va a ver nada que no haya visto hasta ahora.
Bueno, los invitados son numerosos y, además, ilustres.
Sí, son mogollón. Tienes razón, eso ya es bastante. Lo habitual es llevar amigos a conciertos de despedida o grabaciones en directo para que ellos toquen, canten tus canciones o hagan coros. En este caso, les ofrecimos algo diferente: que vinieran a cantar una canción propia y que nosotros la tocaríamos. No es lo mismo, así recordamos viejos tiempos y cómo eran aquellos grupos.
Hábleme de cómo eligió a los invitados, entre ellos a los olvidados Jotakie.
Son amigos y nos gustaban. Tienes razón, Jotakie era una gran banda y fueron muy especiales para nosotros. Estábamos en la misma oficina cuando empezamos y ellos ya tenían cierto nombre. Nos llevaron para abrir los conciertos en muchas ocasiones, tocamos con ellos bastantes bolos cuando no teníamos ni baterías ni guitarras decentes. Nos los dejaban, amplificadores incluidos. Se portaron de puta madre, siempre se lo hemos reconocido y ahí sigue la relación personal. Me costó mucho convencer a Elortxa, el cabrón. Pasan de todo (risas). Para ellos ha sido un embolado, le convencieron nuestras mujeres y no pudo decir que no. Recuperará Burrundaie. Es otro himno, y suena muy bien en los ensayos.
¿Y el resto?
Lo de Aiora era obligado porque cantó Kafe usain hura en el último disco, tenía que estar. Moso cantará Gasteizko gauak, de Zarama, y Katu hará Baldin Bada. Y como banda invitada estará JAN!, último proyecto de Moso. Te reconozco que no he oído nada del grupo. Es que no tienen nada publicado y va a ser una sorpresa para todos. Conociendo quiénes están detrás…
¿Qué repertorio debe esperar el seguidor?
Habrá de todo, de los himnos de antaño a las canciones más nuevas. Será lo que hemos estado tocando últimamente, no le hemos dado importancia a eso. Lo primordial es que lo pasemos bien todos. Y sonará Sua también, claro, para dar fuego al grupo, como a Marijaia (risas).
¿Grabarán el concierto, al ser tan especial?
Lo haremos en video y audio, pero porque sí, por capricho, pero no hemos pensado todavía qué hacer. Hoy en día no cuesta demasiado grabarlo, tenemos medios y técnicos para hacerlo aunque cueste un poco más. Estará ahí, de momento solo para nosotros. Eso sí, no descartamos nada. Estamos ahora a otras cosas, a acabar tan bien como hace casi 40 años que a lo que vayamos a hacer después.
¿Dejar Delirium es dejar la música para usted?
(Risas). Buena pregunta, no lo tengo claro. Te voy a contar que ganas sí hay, pero también las había cuando nos separamos por vez primera. Y fueron pasando los años y no hice nada.
¿Qué cree que hizo tan especial al grupo, quizás su voz, un sonido con cierta personalidad?
Según vosotros, los periodistas, era el sonido de mi voz y de la guitarra. De esta sí que me di cuenta que era especial porque aprendí por mi cuenta. Soy bastante torpe, no muy bueno técnicamente, pero me hacía mis apaños… Más de uno que tocaba la guitarra eléctrica muy bien, recuerdo a Iñigo Muguruza cuando estuvo con nosotros y desde el primer ensayo, que me decía que no podía hacerlo igual que yo. No le salía (risas). Me decía que nadie más que yo podía tocarla de tal manera.
Eso es personalidad.
Claro, para lo bueno y para lo malo (risas).
Alguna vez se habló de ustedes como “Los Pistols del Cantábrico”.
Eso fue en la revista Muskaria de 1985, fue cosa de Roge Blasco en una entrevista que nos hizo en Radio Euskadi. Fue la primera. Siempre les interesaron músicas más allá del punk ortodoxo.A mí, sí, era bastante variopinto en mis gustos. Oía a Sex Pistols, AC/DC, Errobi, Itoiz...
¿Y afterpunk, grupos más oscuros?
Es que el punk clásico no me gusta mucho, siempre el raka raka y mierda, mierda, mierda. Oía a The Lords of New Church, por ejemplo, sí.
¿Cómo les gustaría ser recordados?Como hasta ahora, como alguien que hizo algo diferente en todo el mogollón de música de Euskal Herria. Y como alguien reconocibles, por la voz, la guitarra o lo que sea. Con eso estaría más que satisfecho.