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Celtas Cortos: “Somos hijos tanto de Oskorri como de La Polla y Kortatu”

El grupo estatal, que cumple 40 años, actúa este viernes en el espectáculo conjunto Ei” Bilbao y regresará al Bilbao Arena de Miribilla el 17 de abril de 2026

Celtas Cortos: “Somos hijos tanto de Oskorri como de La Polla y Kortatu”Europa Press

El veterano grupo Celtas Cortos participará este viernes 28 en Ei! Bilbao, espectáculo que agrupará en Miribilla a 2.800 coristas que compartirán escenario con otros artistas como Doctor Deseo, Sorotan Bele, Janus Lester, Süne y las exmiembros de Huntza Josune Arakistain y Uxue Amonarriz. Los vallisoletanos, que hoy se atreverán con el euskera, saldrán a la carretera en 2026 con su gira 40 años contando cuentos, que viene acompañada del lanzamiento de un doble disco homónimo (Warner), y querecalará en Bizkaia el 17 de abril de 2026 en el Bilbao Arena Miribilla, con entradas ya a la venta. “Somos corredores de fondo que defendemos que la música debe estar cargada de futuro y utopía”, explica Jesús Cifuentes ‘Cifu’, líder y cantante del grupo, que ha vendido 20 millones de discos.

Estuvieron en Uda Bere Bidean y hoy participarán en Ei! Bilbao. ¿Qué les atrae de estos proyectos?

-Viene todo de Ura Bere Bidean el año pasado, que fue un privilegio. Vimos que el proyecto es enorme y muy chulo, y fuimos de los pocos músicos del Estado, no vascos, que colaboramos. Fue un fiestaco de categoría, algo muy gordo con una producción impecable y con respuesta muy poderosa de la gente. Ahí surgió el flechazo y al proponernos lo de Ei! Bilbao, aquí estamos, con mucho gusto.

En este caso, en lugar de la BOS, les acompañará un grupo de apoyo y casi 3.000 coristas.

-Es como hacéis aquí las cosas, a lo enorme. Aquí todo es de inmenso para arriba (risas). Conmigo estarán también Alberto García (violín y trombón) y Goyo Yeves (saxo y whistle), mis compañeros del grupo, pero el protagonismo es de esa multitud ingente de los coros que harán de la noche algo increíble. Será como una adaptación o vuelta de tuerca artística que resultará espectacular.

Creo que harán cuatro canciones, una de ellas muy especial.

-Serán cuatro, sí, porque somos de Bilbao (risas). Tres son nuestras y de las más emblemáticas: 20 de abril, Cuéntame un cuento y La senda del tiempo. En la primera cantaré también en euskera. Y también nos atreveremos con Aita semeak de Oskorri.

Siempre se ha agradecido que hayan tenido la elegancia de citar a Oskorri entre sus influencias primigenias, junto a Gwendal, por ejemplo.

-Porque Oskorri forma parte de nuestras fuentes, de esos inicios de los que vivíamos musicalmente. Entre otras muchas, claro. Oskorri ha sido una de las bandas más gruesas en cuanto a su manera de hacer, estética, nivel interpretativo, compromiso con la tradición y la lengua… Esa comunión es de siempre.

Como con el Rock Radikal Vasco también, situado en el otro extremo de la balanza.

-Sí, es que vivimos de multitud de fuentes y la parte euskaldun tuvo mucho peso. Somos hijos de esa época, de La Polla Records y Kortatu, a quienes mamamos de críos con otras fuentes como la música atlántica y folk de otros manantiales.

Editan disco e impulsarán un gira para conmemorar 40 años de trayectoria. Algo al alcance de muy pocos. ¿Algún secreto?

-Vamos a ver… me gusta decir que somos corredores de fondo y que el secreto no es otro que disfrutar del camino y del presente, de cada día. Nuestra vida como músicos está pegada a la personal, por eso hemos disfrutado de la aventura de poder desarrollarnos como músicos. Ha sido un privilegio que hemos vivido sin problemas de egos ni de convivencia, así que somos de los supervivientes que siguen de nuestras generación. Y seguimos publicando discos y en ruta, y con las armas bien engrasadas.

Y lo han conseguido con letras comprometidas y alejadas de la banalidad del pop–rock más comercial. Quizás le haya ayudado el componente lúdico que tienen.

-Desde luego, hemos crecido como banda pegados a la calle, a la reivindicación social y a una ideología muy concreta que es muy importante, como demuestra el devenir de los tiempos. La realidad actual está derivando peligrosamente hacia el fascismo. Creo que hay miles de propuestas y que la industria musical ha crecido de manera exponencial, pero el devenir de la historia, la era digital y las redes sociales han hecho de la música algo menos comprometido. Que la música sea como la palabra, un arma cargada de futuro y utopía, es algo que sigo teniendo muy presente.

Letras y canciones como ‘Haz turismo’, ‘Tranquilo majete’, ‘El emigrante’ o la propia ‘Cuéntame un cuento’, siguen, lamentablemente, vigentes.

-Por desgracia, somos testigos de ello. El ser humano es capaz de tropezar muchas veces, infinitas, en la misma piedra. Es algo claramente organizado por el sistema de poder y las grandes oligarquías y sistemas financieros. En fin, nada nuevo bajo el sol.

Cantan que tenemos una democracia con monarquía. ¿Un oxímoron?

-Sí, totalmente. Nos ha gustado ejercer como cronistas de nuestro tiempo. Esa canción es de nuestro último disco de estudio, El mundo del revés. En él, hacíamos una revisión de los sentimientos y pareceres que tiene la sociedad hoy.

Un disco que ha pasado desapercibido ante el poder de los himnos que crearon hace años.

-Somos conscientes de ello porque ahora no estamos en el mundo mainstream, con esa gran presencia en los medios. Por fortuna, sí tenemos una trayectoria con mucho peso y un nombre consolidado con el tiempo que hace que el público siempre quiera escuchar las canciones conocidas, que, en muchos casos, forman parte del universo sonoro de muchas generaciones. Es una mochila que llevamos con gusto. Eso sí, en los conciertos nos ocupamos de que vean lo último que hemos hecho. Hay que saber combinar el repertorio de manera certera para que la gente acabe entrando.

¿Cómo se lleva dejar de ser n.º 1 en los 90 y volar más bajo en los últimos tiempos?

-No queda otra y como corredores de fondo, conocemos todas las alturas de la ola: arriba, debajo, sumergidos en el agua… Al final, queda nuestra historia, el esfuerzo, el amor por la música y el seguir trabajando y haciendo que cada día sea una sorpresa y una aventura. No vamos a claudicar.

Por cierto, empezaron con la música celta instrumental y se fueron abriendo a una coctelera de pop, rock, reggae, ska, rap, africanismos, sonidos latinos… ¿Mestizos a rabiar?

-Trabajar en música es para nosotros jugar; y hacerlo con todos los colores y texturas que ofrece a nivel tímbrico y rítmico. Estamos siempre salseando y lo que se ha dado en llamar mestizaje es una de las claves de nuestra manera de afrontar la música. Incorporamos al plato, a la olla, todo lo que nos gusta y emociona.

¿Y cómo están de ganas? El trabajo creativo no puede ser un trabajo normal ¿no cree?

-Estamos en un momento importante. Te caen los años, como una cornisa, sin pedir permiso y sin darte cuenta casi. No éramos conscientes de estos 40 años. Yo me siento igual que al principio, con matices y espero que más sabiduría. Ahora, el aniversario ya está aquí y hay que celebrarlo y convertirlo en algo importante. Queremos que la gente se anime a ir a los conciertos de 2026, en los que tiraremos la casa por la ventana.

¿Cómo será esa gira que recalará en Bilbao?

-Será un montaje potente y la banda se ampliará con tres músicos más. Llevaremos una sección de metales potente y hemos preparado hasta 30 canciones. Iremos con el armamento necesario para que sea la puta hostia (risas).

‘20 de abril’ es la favorita del público. ¿Y la suya?

-Ufff… (duda). Menudo compromiso, no sabría decirte. Te voy a nombrar Aprovechando, del disco Tienes la puerta abierta, de 1999. Tiene una narrativa que engloba el sentimiento, los padeceres y el análisis de la realidad de una banda que se dedica a la música. Y tiene un envoltorio sonoro mestizo, con un loop de rap de fondo, un toque latino, es pausada y envolvente...

Van a hacer 10 conciertos. Antes hacían cientos… ¿El mercado o la demanda?

-(Risas) Serán una decena de febrero a abril, pero luego seguirá la gira en verano y después. Estos primeros 10 serán en los que tiraremos la casa por la ventana, los del homenaje y aniversario. Esperamos que nos vengan a ver con ojos nuevos, seguro que se llevarán una sorpresa.

‘No nos podrán parar’, decían. ¿Hasta cuándo?

-Bueno… no tengo una respuesta para eso. Mientras el manantial creativo fluya y la salud lo permita… Estoy sin prisas ni ganas de colgar la guitarra.

¿Nos seguiremos viendo en los bares?

-Buenos, vamos a ver (risas)... Sí, pero ya no es lo mismo. Es que hubo momentos que era no salir de ellos. El cuento ha cambiado desde esa perspectiva aunque siguen siendo lugares de encuentro. En los 90 vivimos momentos muy kamikazes, pero que nos quiten lo bailado, amigo.