Cuentan que Winston Churchill aseguró que la frase que mejor definía a la Armada Británica era “ron, sodomía y castigos”. A instancias de su batería, Andrew Ranken, The Pogues tomó prestada la frase para titular su segundo disco, Rum, Sodomy and The Lush, al alegar, con sarcasmo, que ese ambiente era el que sobrevolaba en las desquiciadas y violentas giras de los irlandeses. El álbum, que incluía himnos de pub, folk y punk como A Pair of Brown Eyes, Dirty Old Town y Sally MacLennane, supuso su consagración crítica, contó con Elvis Costello como productor y ahora se relanza en su 40º aniversario.

Sigamos con las citas. Costello, ya asentado como uno de los nombres más destacados de la new wave a la que cedió el testigo el punk, aseguró que cuando decidió dirigir la producción del segundo disco de The Pogues, en el que también interpretó algunos instrumentos puntuales, fue consciente de que su labor “era capturarlos en su ruinosa gloria antes de que algún productor más profesional los jodiera”. Lejos de hacerlo, las canciones de Rum, Sodomy and The Lush hicieron conocidos a The Pogues en medio mundo.

Siempre reverenciados en Euskadi y una de las propuestas más lúcidas, enérgicas, festivas, comprometidas con los postulados republicanos independentistas irlandeses y con la actitud kamikaze derivada del punk, The Pogues se reinvindicó como la perfecta simbiosis entre las raíces folk celtas y el punk, entre los ritmos revivalistas de The Dubliners, Planxty o Clannad y el aprendizaje de The Clash y Sex Pistols.

Al frente, en sus años gloriosos y antes de que su dependencia del alcohol obligara a su expulsión, estuvo siempre Shane McGowan, un tipo instruido que creció leyendo a Joyce y Dostoievski, y que pasó de ser fan de Joe Strummer a cambiar las borracheras en los pubs por cocerse en los escenarios con una banda que, en su génesis, respondió al nombre de Pogue Mahone (Póg mo thóin), que en gaélico significa “Bésame el culo”. Corría finales de 1981 y agitaron el sur de Londres, donde Shane vivía desde los 7 años y había trabajado como camarero, reponedor en un supermercado o de bedel en la embajada de la India.

Pendencieros, borrachos y con mal sonido, pero con una energía arrolladora en vivo, el grupo superó las censuras de algunas radios y los vetos de las discográficas, y tras el cambio de nombre logró que Stiff Records les grabara sus primeras canciones. Su debut, Red roses for me, que se nutrió de manera paritaria de canciones de Shane y tradicionales, se publicó en 1984 y le siguió una gran gira junto a Costello que se vivió entre el terror, la comedia y el thriller, ya que tuvieron múltiples problemas en los hoteles, con el personal de la gira y con los Attractions de Elvis. El piano de Steve Nieve lo rociaron de arena, por ejemplo, antes de uno de sus conciertos.

40 años

Al finalizar la gira, en verano de 1985, se publicó Rum, Sodomy and The Lush con el apoyo de Costello, que se había enamorado de la bajista del grupo, Cait O´Riordan, su futura primera esposa, y con una portada mítica y paródica en la que los miembros del grupo aparecían como protagonistas del cuadro La balsa de la medusa, de Gericault, icono del romanticismo francés. Narraba la tragedia de unos soldados franceses tras una batalla, que soportaron el hambre, la deshidratación, el canibalismo y la locura en una balsa a la deriva. La eligieron como metáfora de la Irlanda ocupada por el imperialismo británico.

El disco, entre el compromiso político y la juerga borrachuza, iniciaba los pogos con The Sick Bed Of Cúchulainn y pasaba, sin solución de continuidad, al vals descarnado de The Old Main Drag, con un banjo y un acordeón al frente de la historia de un chapero y traficante golpeado por la policía. Entre la velocidad del instrumental Wild Cats of Kilkenny y el baladón I’m A Man You Don’t Meet Every Day, cantado por Cait, el álbum tiene como cumbres A Pair of Brown Eyes, la cumbre compositiva de Shane, Sally MacLennane y su versión de Dirty Old Town.

Rum, Sodomy and The Lush alcanzó el n.º 20 de las listas británicas, consiguió que el grupo fuera llamado para tocar en festivales, llegando a hacerlo hasta para 80.000 personas en algún caso, y gracias a la producción de Costello, a su sonido mejorado respecto al debut y una mayor riqueza de arreglos, lanzó al grupo más allá del océano, llegando a Estados Unidos, donde tuvieron cierto éxito y no dejaron de protagonizar múltiples anécdotas, conciertos cancelados incluidos tras el atropello de Shane por un taxi.

A finales de 1985 llegó su tercer disco, If I Should Fall From Grace with God, y el éxito masivo gracias a temas como la verbenera Fiesta y el baladón/villancico A Fairy Tale of New York, en dúo con Kristy McColl, del que acabó renegando un Shane que fue expulsado de la banda porque su dependencia del alcohol acabó siendo incompatible con los conciertos. A pesar del paso del tiempo, recordamos aún un bolo en Donostia en el que apenas cantó tres canciones.

Edición especial

El disco, que en su escucha deja en el ambiente efluvios con mezcla de ron y whisky de alta graduación, se reeditará con motivo de su 40º aniversario, que se ha cumplido esta semana, el 5 de agosto. Y lo hará en dos formatos: un set de lujo en dos compactos que estará disponible el 19 de septiembre y un vinilo doble rojo marmolado que se publicará el 24 de octubre.

Ambos formatos incluirán el álbum original junto con un disco extra. Este disco adicional recopila el legendario EP Poguetry In Motion, varias pistas de la sesión de julio de 1985 para el programa de Janice Long de la BBC, y las caras B de los sencillos originales del mismo. Además, se completa con versiones en vivo y poco comunes de A Pair Of Brown Eyes y Sally MacLennane, una mezcla preliminar de Do You Believe In Magic...