Hay palabras superfluas y hay palabras poderosas, que evocan emociones fuertes y sirven par destapar y subvertir las estructuras del poder. Como las de la artista Barbara Kruger. “El lenguaje es una fuerza poderosa, que además nos define y define nuestras posiciones en el mundo”, asegura.

Así, cuando el espectador se adentra en una de las salas de la retrospectiva que el Museo Guggenheim Bilbao dedica a la artista norteamericana le envuelve una voz que dice simplemente Sorry. Pero detrás de ese perdón hay todo un conjunto de significados: perdón por los abusos de poder, por las desigualdades sociales, por la discriminación de género...

El museo bilbaino presenta hasta el próximo 9 de noviembre la exposición Barbara Kruger: Another day. Another night, una panorámica sobre la artista norteamericana en la que se plasma su visión “crítica de la sociedad contemporánea” a través de sus textos inmersivos y poderosos. La exposición, en la que convergen paste-ups, texto y sonido, reúne en la cuarta planta del centro artístico más de cuatro décadas de trabajo que permiten tomar conciencia sobre las estructuras de poder que definen la identidad a través del lenguaje de la publicidad y los medios de comunicación.

La artista, considerada como una de las más influyentes de la actualidad, ha participado activamente en la exposición, aunque no ha podido estar presente en la inauguración. 

Sonido, palabra y arquitectura

Durante más de 50 años, Barbara Kruger, a través de su obra, ha querido poner el reto al público para que tome conciencia de las estructuras de poder que de alguna forma han influido o influyen, modelan e incluso definen nuestra propia identidad, nuestras creencias y nuestros deseos”, ha explicado la directora del museo, Miren Arzalluz. “En su obra encontramos infinidad de fuentes, de referencias, fundamentalmente discursos políticos, esloganes publicitarios e incluso creencias o doctrinas religiosas. Sus últimas obras tienen además una actualidad muy poderosa, con una reflexión que siempre es aguda, que siempre es incisiva sobre la sociedad contemporánea”, señala la directora del museo. 

La retrospectiva, comisariada por Lekha Hileman y patrocinada por Occident, transforma las salas del museo en una experiencia envolvente que combina sonido, palabra y arquitectura. Entre las piezas presentadas se incluyen desde sus emblemáticos paste-ups hasta creaciones digitales y vídeos más recientes, reflejo de su evolución en la era digital.

Bilbao y el euskera

La muestra también incorpora una nueva pieza, Sin título (Camino), creada en 2025 e inspirada en el paisaje lingüístico de Bilbao, que articula visualmente el recorrido de los visitantes alrededor del Atrio central. 

Según comenta la comisaria, “en la primera llamada que tuve con la artista le conté la historia del euskera, del castellano, de los esfuerzos por la recuperación del euskera, un poco también de lo que significa esto dentro del contexto español y del País Vasco”. Así que Kruger no ha dudado en reescribir algunas de sus icónicas obras y escribir otras nuevas en euskera. 

“También le ha dado mucho espacio en esta obra para producir o colocar textos que tienen mucho significado para ella, nombres de autores como Franz Kafka, Carlos Fuentes, Edgar Allan Poe, Jame Baldwin, y también textos que escribió ella. Camino está presentado en blanco, negro y verde, un color eque empezó a emplear en su obra hace 15 años, y está escrita en inglés y euskera”, afirma la comisaria.

Derechos de las mujeres, consumismo...

A través de imágenes, muchas de ellas en blanco y negro, introdujo texto rojos, negros o blancos, que provocan inmediatamente al espectador y le hace reaccionar ante un planteamiento inteligente y directo que le interroga sobre feminismo, clasismo, consumismo, autonomía individual y deseo. Como ejemplo, la obra Tu cuerpo es un campo de batalla, inscrita sobre el rostro en blanco y negro de una mujer dividido verticalmente en positivo y negativo, que realizó antes de la marcha en Washington, D.C. en 1989 en apoyo del derecho al aborto. 

“En ese momento, ya había asistido a dos grandes marchas en Washington para proteger los derechos de las mujeres. Creíamos haberlo logrado en 1973 (con el caso Roe contra Wade, la decisión de la Corte Suprema sobre el aborto), pero ahí estábamos, otra vez luchando por lo mismo. Contacté con los organizadores y ofrecí mis servicios, pero me dijeron que ya tenían una agencia de publicidad con la que trabajaban. Así que imprimí este trabajo yo misma, fui con mis estudiantes y lo publiqué por todo Manhattan”, ha contado la artista en varias ocasiones.

También su icónico “I shop, therefore I am” (Yo compro luego existo), inscrito sobre la imagen de una mano, es uno de los collages que cobran nueva vida en grandes pantallas LED en Bilbao. 

Mensajes -algunos de ellos contra la guerra- que están elaborados de un modo que “tienen sentido” en la actualidad.