TRAS la publicación de varios Eps en los últimos años, Ringo Starr ha rescatado del armario el sombrero vaquero que portó hace medio siglo, en los 70, poco después de la disolución de The Beatles, para volver a grabar un disco de sonidos country. Se titula Look Up (Universal) y reconcilia al exbatería de los Fab Four con esa música vaquera que le acompañó en los sueños de su niñez y adolescencia en Liverpool. Tan clásico como honesto, el disco combina músicos de la escena de Nashville con el apoyo de otra leyenda, T Bone Burnett.
Starr fue siempre el patito feo pero simpático de The Beatles. Apenas componía, casi nunca le dejaban cantar, llegó el último al grupo tras la salida de Pete Best en agosto de 1962… Vamos, que su trayectoria compositiva con el grupo se reduce a solo tres canciones. Al contrario que sucedió con Charlie Watts, su colega a las baquetas en los Stones, cuya labor siempre fue venerada por la crítica y sus compañeros, Starr nunca tuvo el reconocimiento público, ni crítico, hasta el punto de que el ácido Lennon, a menudo predispuesto al chiste, dijo de él que “nunca ha sido un gran batería, ni siquiera el mejor de nuestro grupo”.
Aunque su técnica de zurdo tocando su instrumento como un diestro dejara que desear, su imagen extrovertida y su actitud buenrollista contribuyó a la solidez –al menos ocho años– de The Beatles, para tener cierto éxito puntual en las décadas siguientes con temas como Photograph y su trabajo en el cine. Superado ampliamente en solitario por el otro compañero subestimado del grupo, George Harrison, Starr va difundiendo en el siglo XXI su mensaje de amor y paz con una banda de músicos legendarios que, como comprobamos en Bilbao en 2018, apenas rebasa el concepto de verbena nostálgica, chic y VIP.
Y en este lento arranque musical de 2025, que nos ha dejado ya un disco muy esperado de Franz Ferdinand, ya reseñado aquí, va Starr y tras varios Eps lanzados tras la pandemia, nos sorprende con un nuevo álbum, Look Up, el primero tras cinco años y otra ración de optimismo hippie en el que le imaginamos haciendo el signo de la victoria y lanzando su mensaje de paz y amor desde que suena la primera de sus once canciones.
Vuelta al country
El disco, grabado en 2024 entre Los Ángeles y Nashville –meca de este estilo musical–, surgió casi de casualidad, de un encuentro casual de Ringo con el productor y músico T Bone Burnett, que el año pasado protagonizó otro regreso de altura con The Other Side (también reseñado en estas páginas, una joya de caricias folk, country y blues.
El exbeatle le pidió una canción… y poco después Burnett apareció con una decena. Escrito y producido por él, es el primer disco de aires country de Ringo en más de 50 años, cuando grabó su segundo trabajo en solitario: Beaucoups of Blues.
El disco de Starr, que ya coló a The Beatles aires vaqueros en Act Naturally, What Goes On y Don’t Pass Me By, funciona por el peso y conocimiento de Burnett, que podría firmar junto a él como coautor del álbum, ya que es autor de la casi totalidad de los temas e intérprete de varios instrumentos. Look Up suena conservador y clásico en las formas, a la vez que honesto y sin dobleces, además de arropado por grandes de la escena de Nashville como Dennis Crouch, Paul Franklin y Daniel Tashian, junto al exEagles Joe Walsh, Billy Strings, Larkin Poe, Lucius, Molly Tuttle, Allison Krauss…
Los temas del álbum
- ‘Breathless’. Canción sobre “el hechizo del amor”, ese inmortal y que te deja “sin aliento”. Lucimiento de Billy Strings a la guitarra de sonido bluegrass. Gran trabajo a la batería de Ringo, que canta sin alardes pero con gusto.
- ‘Look Up’. Comparte voz con Molly Tuttle en este country rock eléctrico y optimista, todo un tratado sobre la esperanza: “Es un largo camino hacia abajo y no hay fondo/estuviste triste, pero lo olvidaste/mira hacia arriba, el amor es un poder superior/no mires hacia abajo en la ciudad de las sombras”, canta.
- ‘Time On My Hands’. Ya octogenario, canta que el tiempo está de su lado. Ortodoxa, con pedal steel guitar de Paul Franklin y acompañamiento de cuerdas de David Mansfield, habla sobre la resignación del desamor y la disposición a emprender una nueva aventura emocional: “he aprendido, he superado la lección”.
- ‘Never Let Me Go’. La armónica de Mickey Raphael remite a la pasión por el blues y el rockabilly de algunas de las canciones de The Beatles. Disposición a estar allí siempre que se le necesite.
- ‘I Live For Your Love’. Otra de amor como declaración de principios: “no vivo en el futuro, no vivo en el pasado, vivo por tu amor… hasta el fin de los tiempos”. Country ortodoxo con pedal steel de época. A dúo con Tuttle.
- ‘Come Back’. Country amable y ortodoxo que introduce él mismo con un silbido, cuenta con la ayuda vocal del dúo Lucious, Jess Wolfe y Holly Laessig, que ya aparecían en el último álbum de Burnett. Pide el regreso de su amada: “vuelve en las alas de la mañana, en las alas de una paloma”.
- ‘Can You Hear Me Call’. Eléctrico country de manual y demasiado convencional con el apoyo a la voz de Tuttle.
- ‘Rosetta’. Eléctrica y de corazón rockista con el exEagles Joe Walsh a la slide guitar. Y las chicas de Larkin Poe a los coros. De corazón blues.
- ‘You Want Some’. A este academicista honky tonk le salvan sus leves arreglos de clarinete y, sobre todo, de piano (gran solo de Mike Rojas), y una letra buenrollista que casa muy bien con el espíritu del exbeatle: “Lo necesito, lo necesitas, nena, y también el mundo entero, oh, tengo amor para dar”.
- ‘String Theory’. Grandes armonías vocales y una guitarra solista de 12 cuerdas que nos retrotraen a la mejor época del folk rock de The Byrds.
- ‘Thankful’. Única escrita por Ringo, comparte voz con la gran y también coautora Alison Krauss. Agradecido a la mano que te saca del hoyo –“mi refugio en la tormenta”– y te permite ser un ser humano mejor.