Escribo esta necrológica con mucha pena hoy para rendir homenaje a un gran amigo y maestro que lo fue para mí. Se me agolpan tantas cosas para contaros del dibujante de las ermitas de Bizkaia que aun no sabiendo por donde empezar, voy a arrancar.
Javi falleció el último día del mes pasado, se acostó el día 30 y el pobre ya no se levantó. Estaba en sus vacaciones históricas de octubre en Benidorm con su mujer, lugar que frecuentaban casi desde que Pedro Zaragoza inventara la población alicantina. Nos quedamos con esta secuencia que es favorable en tanto ni él ni nadie ha sufrido, como suele ser en muchos casos y os lo cuenta uno que su ama falleció tras un año de enfermedad y hospitalizada, donde teníamos que hacer noche a diario y luego ir a trabajar. Fue muy duro. Javi ha volado como un pajarito al nido, eso nos reconforta.
Han sido muchas vivencias con él, casi siempre relacionadas con ermitas, algo que nos unía con pasión. El las dibujaba y yo las interpretaba y ambos avanzábamos en el conocimiento. Pero yo ya trataba con él hace 35 años por temas diversos. Tanto es así que tenemos/teníamos entre manos un precioso libro que se va a titular Ermitas de Uribe y para el que Javi había dibujado 63 de estos templos de los 23 municipios que compete la comarca. Llevábamos trabajando más de medio año y, ayer, justo cuando falleció, se iba a meter en máquinas para imprimirlo y, lo paramos. Como parados estamos ahora para darle un enfoque con otro sentido, acaso el de póstumo.
Javi era un artista como pocos conozco. Llevaba toda una vida dibujando las ermitas. Lo mismo para un regalo de cumpleaños, que para una boda donde se casarían los novios, o simplemente para distraer su afán por pintarlas. Tiene publicados dos libros al respecto (agotadas ambas ediciones). El primero se titula Urdaibaiko ermitak (D.L. BI-1879-2015) y el segundo Enkarterriko ermitak (D.L. BI-95-2016). Ambos coordinados por Iñaki Quevedo (Zalla), editados por Loart Soluciones Publicitarias. Este de Uribe iba a ser su tercero. Lo será, ya veréis, pena que no estará en la presentación, pero como es ermitaño el trabajo, por tanto, celestial, le acompañará más de cerca.
Entre mayo y junio de 2022 realizó una Exposición de plumillas de las ermitas de Orozko en el Museo Etnográfico, en Zubiaur, que tuve la suerte de organizar, también con una conferencia que di en compañía de él. Recuerdo que nos comentó que lo que más le costaba era dibujar las tejas de los tejados de estos pequeñitos templos cristianos. Eso le cansaba los ojos por la minuciosidad y el detalle del trabajo. En algunos dibujos pintaba 3000 tejas.
Noruego del Athletic
Nuestro querido Javi nació en 1941 en Olabeaga, Bilbao. Un noruego del Athletic Club como el que más, de hecho, aunque no iba mucho a San Mamés porque se ponía demasiado nervioso. Cursó el bachillerato en el colegio Santiago Apóstol de la capital vizcaina y en La Casilla estudió Perito Industrial Metalúrgico. Trabajó en Osalan. Su relación con el dibujo, del que era una estrella, le viene por pasión, fue autodidacta.
Pero si algo quiero destacar para despedirle en el final de este obituario es su sencillez, humildad y respeto. Educado al extremo, gran conversador, lector del DEIA desde que este periódico salió, hasta antes de ayer, disfrutaba mucho con la página dominical Historias Montañeras de la que me preguntaba por adelantado que iba a publicar la semana siguiente.
“No te olvidaremos”
Quiero mandar mi pesar y condolencia a su mujer, Begoña Zuazo, a su hija Begoña Ibarra Zuazo (directora de Cultura de Bizkaiko Foru Aldundia), a su marido Juan Alberdi, a su hermano y buen amigo Javi Ibarra Zuaza y un beso muy grande a los nietos de Javi y Begoña, Peio y Katalin.
Javi, te quisimos y te queremos, nunca te olvidaremos, siempre serás una luz que nos iluminará cuando en mi caso pasee entre ermitas, que acostumbro mucho, vendrás conmigo. Una estrella reina ya en el firmamento y al cielo ha llegado el que va a dibujar a partir de ahora las nubes en los atardeceres de Elantxobe. Lloro por ti, Javi, por tu ausencia, todavía no lo he digerido, pero río también por la felicidad de tu recuerdo. Eskerrik asko, maisu. Goian bego eta ohore.