Un estudio impulsado por la Confederación de Coros del País Vasco ha ratificado la “sensación generalizada” en el sector de que el mundo coral vasco se encuentra “en una situación de crisis”. Los resultados de ese informe han permitido elaborar una “hoja de ruta” para revitalizar una actividad que viene de la tradición.

El análisis, que se ha llevado a cabo en agrupaciones corales infantiles y juveniles de la Comunidad Autónoma en los dos últimos años y cuenta con el apoyo del Gobierno vasco, se presentó ayer martes en una rueda de prensa en Donostia en la que participó el viceconsejero de Cultura, Andoni Iturbe. La presidenta de la asociación de coros, Eva Ugalde, el secretario técnico de esa organización, David Azurza, y la doctora Marta García, una de las autoras del informe, destacaron que es la primera vez que se realiza un estudio de estas características en los 42 años de historia de la Confederación, lo que impide la comparación de datos. Pero sin cifras concretas no se pueden tomar medidas concretas, de ahí la importancia de un diagnóstico ante la apreciación generalizada de miembros y entidades del sector de que se ha producido un descenso “considerable” de coros y cantantes, especialmente entre los jóvenes que deberían ser la cantera de las agrupaciones de adultos.

Azurza ha puesto como ejemplo la desaparición de dos coros de larga trayectoria durante el tiempo de investigación y redacción del informe: el Gaudeamus de Gernika y el infantil del Orfeón Donostiarra, que se está intentado reflotar este año. Marta García y su colega Nuria Fernández-Herranz han recabado información de 134 coros en los que han contabilizado 4.719 coralistas entre los 6 y los 23 años, el grueso de los cuales, un total de 3.547 pertenecen a la franja de 6 a 12 años. En el extremo se sitúan los cantantes de 19 a 23 años, que no llegan a 150.

“Ahí tenemos un trabajo importante”, dijo Azurza sobre esa “caída en picado” de los jóvenes de mayor edad, a los que, en vez de mantenerlos con los niños o pasarlos a agrupaciones adultas, habría que concederles “su propio espacio, con su propio repertorio y dinámica” para estimular su interés y evitar los abandonos.

Los datos más reseñables del estudio, explicó García, indican grandes diferencias de participación por territorios (52 % Gipuzkoa, 37 % Bizkaia y 11 % en Álava), un claro desequilibrio en el género (muchas más chicas, lo que se acentúa a medida que aumenta la edad), así como poca actividad coral en los centros de enseñanza.

La hoja de ruta marcada con estos datos a la vista pivota sobre varios elementos fundamentales: la definición de un marco profesional y laboral de referencia, la redacción de un estatuto de coro referencial vasco, y el diseño de un plan estratégico que incluya a su vez un plan de formación y orientación, y la puesta en marcha de un plan integral de comunicación y desarrollo de las TIC.