Tom Petty y sus Heartbreakers eran ya nº 1 en Estados Unidos tras el éxito de Hard Promises y, sobre todo, de Down the Torpedoes. Corría finales de 1982 y a ese reconocimiento masivo se oponía su situación personal, con problemas en su matrimonio que se agudizaban en cada final de gira y su regreso al hogar. La fotografía sonora de ese contexto, marcada por el aura oscuro del desamor, se titula Long After Dark (Geffen Records Universal), un álbum minusvalorado a pesar de contener cimas de su carrera como You Got Lucky o Change of Heart, y que ahora se reedita con varios inéditos y rarezas.
Petty, siempre apocado por el éxito internacional de su colega Springsteen y el único de los grandes rockeros de las últimas décadas que falleció sin ofrecer concierto alguno en el Estado, sigue acumulando reediciones de discos e, incluso, un documental dirigido por Cameron Crowe que filma precisamente la gira de Long After Dark, su disco de 1982, que acaba de reeditarse en varios formatos y en una edición de lujo con añadidos suficientes –12 pistas raras descubiertas, 7 de ellas inéditas– para hacer frotarse las manos a sus fans.
Minusvalorado en su momento, es “un buen disco”, según Benmont Tech, teclista de The Hearbreakers, el grupo de Petty, que volvió a contar con Jimmy Lovine a la producción, a quien exigía “dedicación exclusiva” y acabó por despedir tras ponerle los cuernos con Bob Seger. “Las giras son tentadoras porque los músicos de rock tienen algo que no tienen los actores: la respuesta instantánea por parte del público”, defendía el artista. Además, liberan al músico de “la vida real”, dice Petty en su biografía escrita por Warren Zanes. Pero él daba conciertos para defender sus discos, que consideraba “lo más importante”, incluso por encima de su familia.
Las sesiones del álbum se iniciaron con Terry Williams (Rockpile) a la batería pero no funcionó, por lo se volvió a contar con el polémico heartbreaker Stan Lynch a las baquetas. El resultado fue un disco en el que Lovine aceleró las mezclas, llenó de percusión las canciones –sacudidores, panderetas, cencerros, cajas chinas...– e hizo sonar más melódico y con ritmos fuertes. Y entre todos llenaron su bello repertorio de muchas, muchísimas guitarras.
Es el disco de A One Story Town y sus ecos sureños; el single de teclado AOR You Got Lucky; riffs glam (Love is Like Oxigen, de Sweet) como el de Change of Heart; el rock acelerados de Finding Out; sentidos medios tiempo como el titular; un A Wasted Life de ecos soul y guiños al hard blues y al r&b stoniano como Between Two Worlds y The Same Old You. A pesar de todo, Petty renegó por un tiempo de él. “No le gustó porque perdió su objetividad a mitad del proceso de grabación”, explica Zanes, para quien “lo que no le gustaba era la situación que vivía mientras lo grababa”.
Desesperanza y conflictos
Ese malestar se traslada a sus bellas canciones, un reflejo directo de su autor en 1982 y, como evidencian sus letras, un tratado sobre la desesperanza, la pérdida, el deseo y la imposibilidad del amor. El rockero no quería continuar con su matrimonio con Jane, su primera esposa, con quien se casó jovencísimo, pero no sabía cómo dejarlo. El proceso lo inició asumiendo su estado en un repertorio que se abría con versos como “estás perdido en esta ciudad… es siempre la misma mierda, nada cambia”.
En You Got Lucky le canta a las dificultades de “encontrar el verdadero amor” y en Deliver Me suplica: “libérame, toma este corazón y déjalo libre… a veces me pregunto si vale la pena luchar”. Melodías prístinas y guitarras eléctricas contra el dolor y la renuncia. “Luché por ti, luché por ti… ha ido demasiado lejos… parece que es hora del beso de despedida”, clama en Change of Heart, mientras que en Straight Into Darkness canta: “realmente la amé, pero hubo un momento en el que ese sentimiento murió”.
La edición actual se amplía con un buen número de inéditos y rarezas, varios de ellos grabados en vivo en la televisión francesa, junto a sobrantes de las sesiones y algunas versiones. “Es un buen disco de rock’n’roll”, pero también “un álbum difícil porque nunca supe si estábamos tomando las decisiones correctas sobre las canciones”, decía Petty, culpable por haber dejado fuera de él temas como el festivo rock Don’t Make Me Walk The Line, Keeping Me Alive, Turning Point, con armónica, el r&B One on One o ese divertimento titulado Heartbreakers Beach Party.
Junto a ellos, entre las curiosidades sumadas destacan sus versiones de Stories We Could Tell, de aires country y firmada por Everly Brothers; la toma eléctrica de Never Be You, de Rosanne Cash, o su particular Wild Thing, menos salvaje y garajera que la The Troggs, además de las tomas alternativas de algunas piezas incluidas en el original. En el futuro próximo de Petty se materializó la ruptura de su matrimonio y la composición de un disco muy personal y también poco apreciado como Souther Accents. Antes, volvió a huir de su pareja y de su descendencia en la gira de Straight Into Darkness. En el lateral del avión que les trasladaba pintaron uno de los versos del disco: “dale caña hasta que reviente”.