Tienen entre 6 y 12 años de edad, pero ya exhiben en el Guggenheim. Sus obras abarcan temas tan diversos como las huellas del pasado en el paisaje y la comunidad, el cuidado del medio ambiente o los ciclos de vida de los animales; también reflexionan sobre los sentimientos de pertenencia al grupo y la importancia de una alimentación saludable. Todos ellos se muestran en el espacio de educación de la pinacoteca bilbaina desde hoy y hasta el próximo 15 de septiembre y han sido elaborados por 98 escolares de seis centros educativos de la CAV, los participantes del programa Aprendiendo a través del arte.
Este lunes han cambiado el aula por las salas de museo para inaugurar la exposición resultante del trabajo realizado este curso. A la cita también han acudido Juan Ignacio Vidarte, director general del Guggenheim; Amaia Aguirre, directora de Aprendizaje e Innovación Educativa del Gobierno vasco, y los seis artistas que han acompañado a los escolares en el proceso: Elssie Ansareo, Ibon Garagarza, Zaloa Ipiña, Nerea Lekuona, Maider López y Manu Muniategiandikoetxea.
Una oportunidad para 'digerir' la ciencia a través del arte
Vidarte, además de recordar que el programa culmina su 26ª edición, ha subrayado que éste pone de relieve "el increíble potencial del arte para desarrollar la creatividad y explorar nuevas vías". Vías que se traducen en la integración de la práctica artística en el proceso de aprendizaje de las asignaturas que conforman el currículo escolar. Así, este año los pequeños artistas han tenido la oportunidad de reforzar las materias de ciencias sociales y naturales en los proyectos expuestos en el centro de arte contemporáneo.
Por ejemplo, los niños y las niñas del colegio Eretza Berri (Sodupe) han analizado los cambios que se producen en el entorno natural a lo largo del año. Acompañados por la artista Zaloa Ipiña, han observado las diferencias en la luz, consecuencia de la rotación terrestre, y los cambios en la naturaleza según las estaciones.
"Ese proceso creativo, que empieza y termina de maneras completamente distintas, nos abre muchísimo la mente"
"La experiencia es genial, porque empezamos desde un punto con una idea que coge unos caminos conducidos por los propios participantes", ha contado Ipiña. La artista también ha reconocido que éste es un proyecto enriquecedor para ambas partes y que se lleva muchas lecciones: "Un niño, dándole cuatro claves, desarrolla algo totalmente diferente que te sorprende. Te enseñan caminos", se ha admirado.
En ese sentido, la artista también ha reconocido que el contacto constante con los escolares ha influido en su propia práctica artística. "Siempre incide de alguna manera. Quizá no somos siempre conscientes de ello, pero ese proceso creativo, que empieza y termina de maneras completamente distintas, nos abre muchísimo la mente", ha señalado.