La lluvia se ha convertido en la incómoda invitada de la cita de Bilbao con la literatura. Sin embargo, no ha logrado frenar a los lectores de la villa, que continúan acercándose hasta los stands que el Ayuntamiento ha habilitado frente al Palacio de Justicia, en la calle Berastegi.

Se pasean con interés entre los títulos propuestos por las librerías para la puesta de largo del sector. Algunos, simplemente se dejan guiar por los prescriptores; otros, como Ana Vega, llegan a la cita con una idea muy clara de qué quieren llevarse a su rincón de lectura. "Últimamente me inclino por los autores locales. Y, precisamente esta librería, el Gnomo de Amelie, está haciendo esa apuesta", comenta señalando el estand.

Cuenta que estos escritores "son menos visibles y conocidos" en el mercado y que se va a decantar por Si el agua nos lleva (Viento Norte Editorial), de Elena Peña. "¡Un libro acorde con el día!", bromea Ana. "Aborda las inundaciones de Bilbao", zanja, antes de dirigirse a otro puesto.

La lluvia, motivo de preocupación

Nerea Marsal es quien ha sugerido esta novela a Ana. La gerente de la librería barakaldarra encara la jornada "con mucha ilusión", pero echa en falta una infraestructura más acondicionada a la climatología adversa. "De cara al año que viene estaría bien que nos pusieran unas casetas mejores", pide. Y es que la fina tela que hace las veces de techo no logra filtrar el agua, que salpica los libros expuestos en la mesa.

Entre los expuestos en la casetilla del Gnomo de Amelie, sus responsables subrayan los publicados por Viento Norte. Se trata de una "microeditorial tradicional e independiente de raíces vasco-gallegas que nació en 2021" –así la definen sus propios impulsores– que edita, sobre todo, obras de pequeños autores como Elena Peña, que estará firmando ejemplares de su último trabajo en el puesto de la librería.

Auge de las librerías y editoriales independientes

Los ilusos de la jornada –los hermanos Beatriz y Sergio Albarrán, gerentes de La Ilusa– encaran su primer Día del libro detrás del mostrador. Como las barakaldarras, el dúo también prima las editoriales underground en esta cita: "Hemos apostado por Consoni, una casa con sede en el barrio, en Sanfran [la librería está situada en la calle Hernani, en Bilbao la Vieja]", explica Beatriz. Asimismo, menciona que disponen de toda la colección (h)amor (Con tinta me tienes), una serie de volúmenes colaborativos que reúne abordajes del amor desde diferentes puntos de vista. "Hay amor propio, celos y culpa, amigas... Abre unos cuantos melones", apostilla.

Los curators de Laurak una librería enfocada al ensayo y al pensamiento– también viven la cita como libreros por primera vez. "Hemos trasladado aquellos títulos que representan cómo es la librería", comenta Yeray Galtzagorri. Reconoce que no tienen afán comercial, sino ganas de hacer una puesta de largo del negocio. "Hemos sido fieles al catálogo que hay dentro de la tienda", asegura. Así, filósofos queer como Paul B. Preciado comparten espacio con las obras de Michel Foucault.

Las autoras: comunión con los parroquianos

Te puede interesar:

Las gotas de lluvia repiquetean con fuerza sobre los paraguas, que se cuentan por medio centenar. Cada visitante se toma con calma su visita a la feria. Se detiene en un puesto, mira; se traslada a otro, observa. En este baile de lectores también hay lugar para las escritoras, que cuentan las horas para que se produzca ese momento de comunión con sus parroquianos, la firma. "Poder estar aquí es casi un sueño", reconoce Xandra Bilbao, autora de La Sentencia del Cuervo. Aguarda a los suyos en el puesto de la cadena Elkar, lista para firmar (y vender) varios tomos de su última novela. "Ni en mis mejores sueños imaginé estar firmando aquí con un libro autopublicado", confiesa.

Llum Saumell, por su parte, se deja ver entre las casetas. La autora catalana, afincada en Bilbao, pasea con calma mientras cuenta los minutos "para firmar bajo la lluvia". Acaba de publicar La roca horadada (Rubric), una novela negra que se centra en la búsqueda de Laura. Algunas están detrás de ella "porque creen que está implicada en un asesinato; otras porque temen por su vida". "Me hace ilusión estar aquí, pero este año hay más libreros y libreras y el espacio se ha quedado pequeño", lamenta. "Y, como puedes ver, las casetas no son las más adecuadas", agrega.