Con M–Clan en barbecho, su vocalista, Carlos Tarque, ha vuelto a la carretera para presentar su segundo disco, Vol. 2 (Warner Music), para hacer arder los escenarios a ritmo de hard rock y boogie setentero con su banda La Asociación del Riff, liderada por el productor, guitarrista y ‘fitipaldi’ Carlos Raya. “Es cierto que el rock se ha hecho mayor, tiene 70 años”, reconoce el cantante en esta entrevista, pero “llevo toda la puta vida oyendo que está muerto y yo lleno todos los conciertos”, apostilla. Lo volverá a hacer este jueves y viernes en el Kafe Antzokia.

No para. Al fin de gira con M–Clan, le siguió el nuevo disco y de nuevo carretera y manta.

-El disco lo tenía preparado para publicar tras la gira con el grupo. No podía dejar pasar mucho el tiempo porque influyen muchos factores y la gente tiene que currar, no puedo tomarme ocho meses de vacaciones.

¿Se aburre en casa, no necesita descansar?

-Lo necesito, sí. Igual el 2025 es el año de relax (risas). No es que el músico tenga un trabajo diario ni estresante, pero llevo toda mi vida en la que no he estado más de tres meses sin hacer nada. No he tenido muchos huecos, y no hablemos de los últimos cinco años entre pandemias, gira acústica, el grupo, en solitario… Y agradecido.

¿Necesita ese parón más que cuando empezó?

-Sí, claro, ya no tenemos 20 años. Además, hay que parar un poco para saber qué quieres hacer con un poco de calma, no ir a trompicones. La pandemia nos desubicó en cuanto a proyectos y nos reintegramos de manera demasiado rápida. Y sí, noto los años; no tanto en los escenarios como en la cuestión de socializar con la gente. Ya lo he visto todo y estoy algo agotado de ese aspecto. A la hora de tocar no noto el cansancio.

¿Entiende el rock como pasión?

-He convertido el rock y la música en mi vida, no solo es mi trabajo. Llevo tocando desde los 23 años, haciendo giras con bandas. Son 31 años ya. Eso sí, me alejo del rock que vende gente como Mötley Crüe

Es el camino que yo elegí”, canta en ‘Pacto’ ¿Cómo el de Robert Johnson con el diablo?

-Esa canción es una historieta medio cómic. Me gusta recrear fantasías en las canciones y aunque nunca he hecho tal pacto con el diablo, la canción habla de los principios, de cuando escogí el camino de la música y lo dejé todo.

Aunque el rock no esté de moda y no viva sus mejores momentos de popularidad.

-Llevo toda la puta vida oyendo que el rock está muerto, pero estoy vendiendo casi todas las entradas de esta gira. No sé, si así fuera no pasaría eso. Sí es cierto que el rock estuvo en la MTV en los 90, pero nunca fue una música de moda.

Bueno, Loquillo y M–Clan fueron n.º 1 en las radiofórmulas.

-Sí, pero el hard rock… El debate es muy largo y eran tiempos diferentes. Ahora existe Rock FM y la audiencia hace que solo suenen canciones clásicas. Si no lo hacen, la gente cambia de cadena. Sigue habiendo conciertos y bandas, pero hay tanta oferta de ocio que las redes sociales están cargadas de otro tipo de músicas. El rock se ha hecho mayor, tiene 70 años y se ve en el tipo de gente que lo consume y en que no surgen bandas de gran éxito, en parte porque no se las apoya. También hay un aspecto industrial detrás. La música no tiene que ser únicamente patrimonio de los jóvenes.

Esto no es una aventurilla”, me dijo cuando debutó en solitario. Era verdad.

-Es un proyecto paralelo a M–Clan que puede durar. Ahora mismo es mi prioridad, solo el tiempo dirá qué pasará.

Creo que los escenarios están ardiendo ¿no?

-Excepto en Alicante, todos llenos en salas de entre 600 y 1.200 personas. Y también La Riviera, en Madrid, que supera las 2.000. En Bilbao vamos a hacer dos fechas, y creo que agotaremos ambas porque es una ciudad rockera, con cultura rock.

Vuelve al Antzokia.

-Es una sala muy bonita, con aspecto y ambiente de cosa antigua, como de cine. Siempre le he tenido un cariño brutal desde 1997, cuando iba mucho por Bilbao. Me siento bien allí.

Cobro más”, le he leído. Sale más rentable ir en solitario, imagino.

-Económicamente, no. Este proyecto es más pequeño que el de la banda, así que se manejan números menores. No pasa así con los gastos, que son similares.

Será más libre a la hora de tomar decisiones.

-Siento que lo hago solo no tenía cabida en el grupo. Eso sí, trabajo ahora a medias con el guitarrista y productor Carlos Raya. Tengo la última palabra, pero tanta confianza en él que decidimos ambos. Hacemos la música a medias partiendo de ideas de los dos. Yo incluso hago riffs con la boca (risas), y las letras las empiezo yo y las concluimos ambos. Él me da claridad.

La Asociación del Riff es el nombre de su banda. Mejor, imposible.

-Claro, ya existían. Raya, Iván González ‘Chapo’ y Eduardo Giménez ‘Coki’ han tocado juntos, con Fito y M–Clan. Son amigos y se juntaban en casa de Raya y se hacían llamar así. El nombre me pareció gracioso… y se quedó.

El segundo disco supone un regreso y también una continuidad en sonido al de su hermano mayor.

-Sí, habría sido raro un cambio de sonido, pero sí, en este disco se reafirma y concreta. Es más duro y el disco está mejor hecho. Hemos tenido más tiempo, pero supone continuar con el proyecto y la idea.

¿La fidelidad a un estilo de rock clásico, setentero y hard, el de AC/DC, Free, Led Zeppelin, Small Faces y los Stones?

-Es rock duro o boogie hard, pero no pensemos en bandas heavy metal como Judas Priest, Saxon o Iron Maiden. Lo mío está más cerca de los grupos previos al heavy. Incluiría a Ufo a esos grupos que tú citas. Tiene que ver con el sonido clásico de los Zeppelin, Black Sabbath y algo del blues.

Gente como Free.

-Eso es. Yo vengo de ahí, de esa música anglosajona. Crecí con AC/DC o Zeppelin más que con música española aunque al empezar escuchaba a Leño, Barricada y a Barón Rojo. Me quedé ahí, Los Suaves y Extremoduro me pillaron ya con la música internacional.

¿Lo grabó como el primero, en directo?

-Exacto, y en el mismo estudio y con los mismos músicos. Y casi con los mismos aparatos aunque quizás el sonido sea más actual, menos retro. Son matices que solo apreciarán los muy iniciados.

El título con la numeración es muy Zeppelin también.

-Sí, claro, pero también los hay de los Sabbath o Lenny Kravitz. Es algo antiguo, pero no vi un título mejor. Al final, es lo que es, el volumen dos.

¿Habrá un tercero antes del regreso de M–Clan?

-Ahora mismo no lo sé. Delta, el último del grupo, tiene ya siete años, pero luego hicimos un directo y muchos conciertos. Hace tiempo que no componemos cosas nuevas, ya que estoy volcado en lo mío. Tengo fechas ya hasta septiembre, festivales incluidos. Este año va a ser así, de riff en riff.

Más en una onda hard rock que en la Americana de ‘Delta’.

-Sí, aunque esa otra onda me encanta. De hecho, la idea de ese disco, de ir a Nashville y hacer un homenaje al country rock, partió de mí. Era un disco muy sincero. Es que me gustan muchos tipos de música; de hecho, soy un rockero que escucha poco rock.