Bulego, junto a Zetak, encabezan una nueva generación en Euskal Herria que combina sin prejuicios pop, electrónica y sonidos urbanos. Estos días presentan en la Azoka su segundo disco, Aldatu aurretik (Panda Artist), en el que cuentan con colaboraciones de Aiora (Zea Mays), Oreka Tx, Ede y Ginestá. “Es un disco cantado desde el corazón que explora otros terrenos más intimistas, más allá de nuestro sonido luminoso y bailongo. Nunca hemos tenido miedo de arriesgar”, explica su líder, compositor y cantante, Tom Lizarazu, que ansía ya salir a la carretera para vivir, partiendo del Kursaal donostiarra, “una gira increíble” en Euskal Herria y el Estado. 

De quinteto han pasado a trío.

Jontxu e Itzi han sido una parte fundamental del proyecto, fruto de la unión de cinco apasionados por la música, y cuya dedicación y esfuerzo han dado pie a lo que es hoy la banda. Jontxu e Itzi tomaron caminos distintos a finales de 2022 y ahora seguimos Xabi, Rubén y yo con el proyecto, y tan ilusionados con cada paso como el primer día.

¿De qué manera se ha traducido ese recorte de miembros?

La composición desde los inicios la he realizado yo, siendo los demás mis mayores críticos y aportadores de ideas o cambios. En ese sentido seguimos manteniendo la forma de trabajar que teníamos en los inicios. En cuanto a la interpretación en vivo, durante el 2023 hemos tenido a dos músicos con mayúsculas como bajista y teclista: Jesús Perez e Iván Requejo, respectivamente. Nos han aportado una nueva paleta de sonidos y expresión musical.

El debut se publicó hace dos años, también en la Azoka. Ahora, el segundo; y entre ambos, un directo. Y todo sin parar de tocar.

Están siendo años muy intensos, sí. Hemos crecido mucho en solo tres años de trayectoria y este crecimiento es precisamente nuestro mayor fuelle a la hora de seguir creando, ya que las cosas funcionan y eso nos hace crear más y con más ganas si cabe. Además, siempre hemos apostado por tomarnos esto muy en serio y hacerlo más profesional posible, lo que se traduce en trabajar mucho y ser prolíficos.

¿No van demasiado rápido? ¿Lleva frenos Bulego?

A veces nos cuesta asimilar las cosas tan increíbles que nos están sucediendo. Estamos cumpliendo sueños en un plazo muy corto, pero nos esforzamos al máximo por disfrutar de cada logro y cada instante vivido, ya que somos conscientes del privilegio que supone ser parte de un proyecto como el nuestro. 

¿Aldatu aurretik es una declaración de principios desde su título?

Sí, será un disco que marque un punto de inflexión en nuestra carrera. Ha sido nuestro trabajo más mimado hasta la fecha y nos hemos esforzado en cuidar cada detalle. Es un disco conceptual, cosa que no hemos llegado a lograr del todo hasta ahora, algo que nos motiva mucho también, ya que aunque seamos artistas contemporáneos nos mola el rollo de contar una historia de principio a final.

¿Esa intención de cambio, obvia también en Badator, de no tener miedo a dar nuevos pasos, estuvo desde el principio?

Nunca hemos tenido miedo de arriesgar y de apostar por hacer lo que nos dice el corazón. Creemos que ese es el camino a seguir, que es la forma mas sincera para conectar con el público y estar cómodos con lo que hacemos.

Es un disco luminoso, pero también intimista.

Es un disco cantado desde el corazón y que ofrece una paleta de colores muy amplia, que tiene ese sonido luminoso y bailongo que ya es parte de nuestro repertorio, y otros terrenos que no hemos explorado tanto hasta la fecha, más intimistas y relajados. Hemos intentado hacer un disco más maduro y que refleje nuestra evolución en el periodo corto pero intenso de actividad que llevamos.

Ardi beltzak habla de avanzar. ¿Otra declaración de principios frente a las críticas que todo artista/persona sufre?

Siempre hemos sido los raros. En el patio, de pequeños, no jugábamos a fútbol, nos gusta vestirnos a nuestra manera y siempre hemos estado rodeados de música. Estos ingredientes en un pueblo relativamente pequeño como Azkoitia han hecho que a veces nos sintamos como ovejas negras. Con el tiempo hemos aprendido a amar lo que somos y a sentirnos orgullosos de serlo. Ardi Beltzak habla de todo eso, y la voz y la interpretación de Aiora elevan la canción a una dimensión más allá si cabe.

Hay también varias canciones que giran en torno al amor.

El amor ha sido una gran fuente de inspiración. Mi reciente paternidad ha bañado todo el disco al ser uno de los cambios vitales más importantes, si no el más importante, que he tenido nunca. El amor es un gran ingrediente en este cambio.

Gizon parece una reflexión sobre el paso de los años, de la juventud a la madurez. ¿Síndrome de Peter Pan o el resultado de su paternidad?

Gizon ha sido una forma de ver la masculinidad desde otro sitio al que nos han enseñado. Todavía tenemos muchas máscaras que quitarnos y mucho que trabajar para deconstruir esos personajes que utilizamos como escudos frente a la sociedad. A los hombres no nos vendría mal llorar un poco más y tener menos complejos en torno a una expresión de los sentimientos tan válida y sanadora como el lloro.

En lo musical, hay temas bailables, guiños electrónicos, baladas introspectivas...

Hemos intentado hablar desde el corazón y guiarnos por lo que nos sale de dentro. El resultado no ha sido algo calculado, sino más bien algo que ha surgido del instinto.

¿Cómo eligieron las colaboraciones?

Nacieron de forma orgánica. Con Ede coincidimos en Kabian de Gaztea; llevábamos tiempo hablando con Ginestá, que nos encantan, para hacer algo juntas; Aiora es una artista euskaldun que admiramos desde hace años y con Oreka TX también habíamos coincidido. Y ha metido algunas guitarra Haimar, de Gatibu, que es un gran amigo y un musicazo increíble.

Zea Mays y Aiora han sabido adaptarse a los tiempos y sonar contemporáneos en sus últimos discos. 

Es un grupo que nos flipa y respetamos un montón. La voz de Aiora es inconfundible, siempre nos la hemos imaginado en algún tema nuestro. Y tienes razón, han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y a pesar de los años siguen sonando frescos y llegando al corazón.

Además de euskera, suena castellano, catalán, algo en francés...

Es consecuencia directa de las colaboraciones con las que hemos compartido disco. Cada uno ha compuesto en su idioma y en el resultado conviven varias lenguas. Lo enriquece mucho y le da una sonoridad muy interesante.

En alguna ocasión hemos hablado de los prejuicios existentes en Euskal Herria sobre sonar pop. ¿Se ha avanzado en este camino?

La música vasca ha dado pasos hacia adelante muy considerables en los últimos años. No hay más que mirar la variedad que hay: folk, electrónica, reggaeton, rock, pop... A nosotros, como musiqueros, nos gusta y disfrutamos escuchando de todo. Es un síntoma de que la escena está sana y con fuerza.

¿Cree que Bulego está al frente, junto a Zetak, de una generación que forman Hoffe 4:40, Dupla, Sara Zozaya, Bengo, Merina Gris, Maren, STR..?

Todos somos parte de una generación llena de ambición, de ganas de hacer las cosas bien y, sobre todo, de abrir fronteras con nuestra música.

¿Qué une a estos músicos emergentes frente a otros ya asentados?

Que no tenemos miedo de hacer cosas nuevas, de romper las reglas preestablecidas y apostar por aquello en lo que creemos. Esto, sumado a que tenemos referentes que han conseguido grandes hitos, nos sirve como apoyo y motivación para seguir abriendo camino y ver hasta dónde podemos llegar con nuestra lengua y con nuestra música.

¿Qué espera del disco, una mayor proyección en el Estado?

Notamos cierta expectativa a raíz de la colaboración con Ede, ya que nos han incluido en varias listas de Spotify, lo que nos motiva. De todos modos, creemos que tenemos aún mucho camino por recorrer en Euskal Herria. El próximo reto será compaginar los bolos de aquí con giras fuera de nuestro territorio..