La muerte de Ibarrola ha provocado numerosas reacciones en el mundo cultural y artístico, pero también en el político. El Museo de Bellas Artes de Bilbao cuenta con una importante representación de sus obras en su colección. Su director, Miguel Zugaza, ha abogado por el reconocimiento del artista dentro de la vanguardia del siglo XX y le ha situado en “una posición muy relevante en el conjunto del arte contemporáneo”.
“Es una de las grandes personalidades del arte vasco desde la segunda mitad del siglo XX, una cumbre tan alta como las de Oteiza o Chillida. Además, hay que ir reconociéndole en un paisaje más amplio, en el de la vanguardia española de ese mismo período y del arte europeo”.
A su juicio, “su vinculación, por ejemplo, con colectivos como el Equipo 57 o ese gran movimiento de hacer accesible el arte como fue Estampa Popular le otorgan una posición muy relevante en el conjunto del arte español contemporáneo”. “Solemos decir que Ibarrola tenía un doble alma, esa alma figurativa que le lleva a crear un imaginario nuevo de relación del hombre con su trabajo y al mismo tiempo una búsqueda formal en torno a la abstracción muy importante”.
El Bellas Artes ha colgado en una de sus salas el cuadro Obrero arengado, que Ibarrola creó en 1964 para que el público que visite el museo se pueda encontrar con una de sus obras relevante.
Desde el Guggenheim Bilbao también lamentaron el fallecimiento de Agustín Ibarrola, al que destacaron como “uno de los artistas vascos de referencia del siglo XX. Sus obras forman parte de la iconografía contemporánea. Es uno de los artistas vascos de referencia del siglo XX”.
Ibarrola y Oteiza fueron amigos, al menos desde 1948, el año del regreso de Oteiza de su periplo por Latinoamérica. El museo Oteiza recordaba ayer la amistad y colaboración del artista guipuzcoano con Ibarrola y su papel “en los procesos de construcción colectiva que, desde al arte, determinaron la evolución de la militancia y la resistencia cultural de la segunda mitad del siglo XX”.
El mundo político
Desde la esfera política, las reacciones por su muerte no se hicieron esperar. El lehendakari Iñigo Urkullu destacó su “incontestable” compromiso con los derechos humanos “Hoy es un día triste. Su legado es el de un artista de vanguardia excepcional, que se quedará para siempre”, escribió en las redes sociales, y añadió: “Su compromiso con los derechos humanos ha sido, también, siempre incontestable”.
Para el portavoz del Gobierno Vasco y consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria, fue una “referencia de la cultura vasca” y destacó además su “compromiso con la sociedad”. “Ibarrola nos ha dejado pero él quedará en sus obras, que tienen una buena representación en las colecciones públicas de este país. En la mayor parte de los museos vascos existe un representación destacada de su obra”, valoró. En este contexto, recordó la adquisición del Bellas Artes de Bilbao de la obra Guernica, así como el “gran número de obras importantes” que se encuentran expuestas en el Museo Artium de Gasteiz. “También nos quedará su obra pública en el bosque de Oma y obras públicas en diferentes lugares del país que nos recordarán al Ibarrola más comprometido; un hombre de izquierdas, muy comprometido socialmente primero en la época de la dictadura, en la democracia incipiente y en la época de la violencia terrorista”.
Por su parte, la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, definió a Ibarrola como “referente para la cultura vasca, para el mundo el arte y por supuesto, para Bizkaia”. Etxanobe destacó que “en los últimos tiempos hemos tenido la suerte de poder acercarnos más a su obra a través de su familia”, a la que la diputada general hizo llegar un abrazo en estos momentos tan duros. Aprovechó también para hacer una invitación a la ciudadanía de Bizkaia a que se acerque a su obra: “Recientemente, hemos abierto una de sus obras, el Bosque de Oma. Es una forma de acercarnos a su legado y a su trabajo”.
Para el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, “su muerte es una gran pérdida en el mundo de la cultura vasca. Fue un hombre que supo innovar y adelantarse a su tiempo creando arte en la naturaleza. Nos queda su obra, una magnífica herencia para Euskadi y para el mundo de la cultura.
La diputada de Cultura, Leixuri Arrizabalaga, coincidía en que “su legado trasciende las fronteras del arte; su compromiso, su mirada crítica y su libertad creativa marcan una pérdida irremplazable para Bizkaia. Su legado va más allá de Oma; representa un símbolo de compromiso artístico y un recordatorio constante de mirar el mundo desde una perspectiva libre, mágica y crítica”.