Selma Huxley (Londres, 1927- Chichester, 2020) nació en Londres en 1927 en el seno de una familia de intelectuales y científicos. Su padre, Michael Huxley, era primo del escritor y filósofo Aldous Huxley, del biólogo evolutivo Julian Huxley y del biofísico (y Premio Nobel en Fisiología o Medicina 1963) Andrew Huxley. Todos ellos nietos de Thomas Henry Huxley, conocido como el bulldog de Darwin por su defensa de la teoría de la evolución. Con estos genes, no era raro que Selma se dedicara a la ciencia y a rastrear la historia, concretamente, a buscar pruebas arqueológicas con las que pretendía avalar la presencia de balleneros vascos en Terranova.

El Itsasmuseum de Bilbao ha inaugurado, dentro de su programación especial por su 20 aniversario, una exposición dedicada a esta historiadora y científica, que aportó luz a la presencia de los balleneros vascos del siglo XVI en América. Selma recuperó una parte extraordinaria de la historia del País Vasco, la del tiempo en el que los arrantzales ayudaron a iluminar Europa con el aceite de ballena que conseguían en sus viajes anuales al otro lado del Atlántico norte.

Su legado perdura en su hijo Michael Barkham Huxley, doctorado en Geografía por la Universidad de Cambridge y experto en la historia marítima del País Vasco y de Canadá, quien ha sido el que ha comisariado esta interesante muestra, que se podrá ver en el Itsasmuseum de Bilbao hasta febrero de 2024. La inauguración corrió a cargo de la presidenta de Itsasmuseum y diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Leixuri Arrizabalaga, que estuvo acompañada además de por Michael Barkham, por el director del museo, Jon Ruigomez, y por Álvaro Parro, de Laboral Kutxa, patrocinadora de la exposición. 

Al fondo, una tinaja en la que se almacenaba la grasa de la ballena. Jose Mari Martinez Bubu

Su visita a Euskadi

A principios de la década de 1950, Selma Huxley viajó a Canadá de vacaciones para visitar a sus familiares, se quedó a vivir ahí y trabajó como bibliotecaria del Instituto Ártico de América del Norte en la Universidad de Montreal. En 1954 se casó con el arquitecto Brian Barkham, que mantenía una estrecha relación con el País Vasco: su tesis le había llevado desde Gran Bretaña en una Harley-Davidson junto a otro amigo a tierras vascas, donde estudió los caseríos. Brian y Selma celebraron su luna de miel tardía en 1956 con un viaje al País Vasco, y fue el erudito sacerdote Pío de Montoya quien les habló por primera vez de los arrantzales vascos que llevaban siglos yendo a lo que hoy se conoce como Canadá. “De hecho, todavía seguían yendo en los años cincuenta y lo hicieron hasta los 70. Eso plantó la semilla”, explicó su hijo durante la presentación de esta exposición.

Aquella historia –tras la temprana muerte de Brian en 1964– cambiaría la vida de Selma. Viuda y con cuatro hijos, “empezó a pensar en volver a Euskadi para intentar encontrar en los archivos documentación sobre esta primera página de la historia de Canadá, que también es la de Euskadi”, aseguró Michael Barkham.

Tras un largo viaje, su madre se instaló en Bilbao en 1972 con sus cuatro hijos. Selma se ganaba la vida dando clases de inglés por las mañanas mientras dedicaba sus noches a estudiar paleografía en la Universidad de Deusto. Esta parte de la historia de Selma Huxley está explicada al comienzo de la exposición, que realiza a continuación un recorrido sobre el cómo se resuelve esta investigación, en lo que define su hijo como un “viaje detectivesco” de cómo su madre fue de archivo en archivo, de ciudad en ciudad buscando la documentación.

 En varias cartas que escribió la historiadora se describen los hallazgos que realizó en sus múltiples visitas a los archivos. En 1973 se mudó a Oñati, sede del Archivo Histórico de Protocolos de Gipuzkoa, y siguió consultando documentos en Tolosa, Bilbao, Burgos, Valladolid, Madrid, Sevilla o Lisboa. Esos registros albergaban miles de manuscritos de naturaleza variada –pólizas de seguros, pleitos, cartas, contratos, listas de aparejos y suministros– de los siglos XVI y XVII vinculados a la presencia vasca en Terranova. A través de su estudio, descubrió que los arrantzales no solo habían pescado bacalao en la costa atlántica canadiense, sino que también crearon una industria ballenera vasca en el siglo XVI en Labrador y Quebec, restos arqueológicos de sus bases, así como la presencia de galeones vascos hundidos en aquellos puertos, entre ellos el San Juan en el año 1565.

Descubrimientos de restos

En el siglo XVI los bacaladeros vascos iban a la isla de Terra Nova y los balleneros iban a unos doce puertos de una zona de Terra Nova que los vascos llamaban la Gran Bahía, el actual Estrecho de Belle Isle, que separa Terranova de Labrador. “Es un mito que la pesca de las ballenas vascas se hubiera acabado aquí, pero allí había muchas más. Los armadores se dieron cuenta de que había negocio y empezaron a montar una industria ballenera. Y esto es lo que reconstruye Selma. De toda la documentación, sobresale lo que ellos llamaron la Gran Bahía de Terra Nova (tal y como se denominó en el siglo XVI), donde se creó la primera gran industria ballenera del mundo. Trabajaban unos 30 galeones, tanto de Iparralde como de Hegoalde, cazando unas 400 ballenas al año con 2.000 hombres. Pero la cuestión era dónde estaba la Gran Bahía. Se dio cuenta de que no estaba en Quebec, sino en el actual Estrecho de Belle Isle, que separa Terranova de Labrador. Y se dio cuenta de que ahí tenía que haber restos de barcos vascos”.

Según relata su hijo, Selma se quitó el gorro de archivera y documentalista y se puso el de arqueóloga. “En el 77, yo tenía 18 años, pude ir con ella, junto al arqueólogo James Tuck y con el apoyo de la Real Sociedad Geográfica Canadiense, a una primera expedición al sur de Labrador y encontró restos que confirmaban todos los datos descubiertos en los archivos europeos”.

En campañas posteriores, Selma Huxley, James Tuck y el arqueólogo subacuático Robert Grenier encontraron numerosos restos de balleneros vascos en Terranova. “El 22 de junio de 2013 el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco declaró el yacimiento de Red Bay (Labrador, Canadá) Patrimonio Mundial.  

Desde 1992 fue consulesa de Bilbao por la Cámara de Comercio y una persona muy ligada al Itsasmuseum. De hecho, participó muy activamente en el décimo aniversario del museo grabando, junto a otras personas ligadas a la historia del museo, un vídeo metiendo en una botella un mensaje: “Es increíble todo lo que ha pasado en los veinte años que estamos aquí. Es un milagro. Ojalá que siga así”.

20 aniversario del Itsasmuseum

La exposición se enmarca en un programa cultural más amplio diseñado para celebrar el 20 aniversario del museo, y que ofrecerá distintas actividades entre el 21 de noviembre y el 5 de diciembre. Según explicó Jon Ruigomez, durante estos años más de 50.000 personas han visitado el museo anualmente y cerca de 10.000 niños y niñas han participado en el programa escolar.