El paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga invoca al espíritu de los griegos para centrarse en la corporalidad. “El ser humano es la medida de todas las cosas”, afirma antes de reconocer que sería un “excelente” eslogan político. El catedrático, científico y divulgador ha recibido el Premio Pluma de Plata en el marco de la Feria del Libro, que comienza mañana en El Arenal. “Yo no me he ido nunca de Bilbao, sé que soy humano porque tengo recuerdos”, asevera el autor, que residió en la villa hasta los 17 años. “Vivía en Alameda Urquijo, fui a los Escolapios, jugaba a fútbol en el Indautxu...”, ha enumerado el autor, que acaba de publicar Nuestro cuerpo: siete millones de años de evolución, “un libro escrito para llevar a la playa”. 

No obstante, el autor ha concretado que eso no significa que no sea un libro “con fundamento”. Arsuaga, que experimentó una extraordinaria acogida con el libro La muerte contada por un sapiens a un neandertal –escrito junto a Juan José Millás–, ha explicado que se refería a la visualidad que proporciona estar en un arenal. “Es un libro sobre el cuerpo humano y en la playa es donde se ven en su estado original”, ha considerado el divulgador científico, que ha recibido el premio junto al escritor vizcaino Unai Elorriaga. Arsuaga ha especificado, además, que se trata de un libro sin ilustraciones anatómicas al uso, con “personas despellejadas mostrando sus músculos”, sino que tiene unos dibujos “muy elegantes” de Susana Cid, más conceptuales que descriptivos.

“Desde que sabemos que somos el resultado de un proceso evolutivo de siete millones de años estamos obligados a intentar entender nuestro cuerpo”, ha afirmado el autor, quien ha emplazado a los lectores a leer su obra utilizándola como guía: “El verdadero libro, el auténtico documento del que se habla, es nuestro propio cuerpo”. En ese sentido, ha agregado que es un libro para leer con la vista, pero, sobre todo, con los dedos, para explorar el propio cuerpo. “Pretendo que, empezando por los pies, y siguiendo un orden geográfico ascendente, lleguemos hasta la cabeza, donde están las emociones, atravesando toda nuestra anatomía”, ha indicado Arsuaga, quien ha detallado que la obra tiene un componente de “anatomía explorada”.

VARIAS LECTURAS

Sin embargo, según ha detallado, el libro tiene diferentes lecturas a través de otros subtextos más allá de la propia corporalidad. “Hay otras tramas porque el cuerpo humano tiene que ver con la cultura. Nuestra sociedad, la vasca, tiene una mala relación con el cuerpo, posiblemente por motivos de carácter histórico”. Por ello, ha instado a “redescubrirlo”, invocando al espíritu de los griegos, quienes lo ensalzaron por medio del arte. “Ellos lo representan en sus esculturas y lo admiran porque el ser humano es, según los griegos, la medida de todas las cosas”, ha aseverado Arsuaga, quien ha considerado que el libro ofrece, además, contenido en materia de literatura e historia del arte. “También tiene historia de la ciencia, porque sorprendentemente el cuerpo humano se descubre en el siglo XVI. Hasta entonces hay muy poco conocimiento”, ha detallado. 

Nuestro cuerpo se desarrolla en el Museo del Prado de la misma forma que podía haberse ambientado en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, “en cualquier museo que haya esculturas o pinturas en las que haya desnudos”. Los protagonistas principales son el filósofo René Descartes y la reina Cristina de Suecia. Pero también hay referencias a Blade Runner –la obra de Philip K. Dick que posteriormente fue adaptada al cine–, donde hay “muchísimas” alusiones a la naturaleza humana. Según Arsuaga, “Pienso luego existo’ sería la definición humana de Descartes, pero hay otra definición de Locke: ‘Recuerdo, luego existo”. Esa es, precisamente, la definición con la que más encaja el paleoantropólogo. “Soy humano porque tengo recuerdos. Y todos mis recuerdos hasta los 17 años están en Bilbao”, ha afirmado el director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos.