Phyllida Barlow visitó Chillida Leku en noviembre para preparar la exposición que se inaugura hoy miércoles en el museo vasco. Murió de forma repentina en marzo, pero sus obras, esculturas que delatan su proceso de construcción, han invadido igualmente los espacios del caserío de Hernani. El shock que supuso la muerte de la artista británica –en abril habría cumplido 79 años– para los responsables de Chillida Leku dio paso mes y medio después al montaje de las piezas, algunas de gran tamaño, para la primera exposición individual de Barlow en el Estado. Una torre de siete metros, cuya estructura de hierro queda oculta bajo elementos creados con poliuretano, algodón, tela de arpillera y cemento, y a la que solo separan 20 centímetros del techo del museo, atestigua la ocupación del espacio que perseguía la artista.

La invasión se repite en la primera planta, donde el visitante puede observar ya desde las escaleras una escultura monumental en la que se aglutinan diferentes materiales, de madera y pintura a yeso de adherencia, acetato de polivinilo, poliestireno, poliuretano y acero. “El contraste entre lo bruto y lo delicado es una constante en la obra de Barlow”, destacó la coordinadora de exposiciones de Chillida Leku, Estela Solana, en la presentación de la muestra.