La artista estadounidense Jenny Holzer acaparó protagonista en 2019 en el Museo Guggenheim Bilbao por dos motivos diferentes. El primero de ellos, por exponer la obra Lo indescriptible, una muestra exhaustiva dedicada a todo su trabajo.
En la exposición, la artista consiguió resaltar la arquitectura de Frank Gehry a través de instalaciones diseñadas exclusivamente para estos espacios. Algunas de las obras más destacadas fueron: Carteles con los Truismos (Truisms) y los Ensayos incendiarios (Inflammatory Essays); que se completaron con placas de bronce fundido; letreros de metal esmaltado que hacen referencia a los comienzos de Holzer en el arte público; bancos y sarcófagos de piedra con inscripciones; dibujos, objetos y recuerdos pertenecientes al archivo de la artista.
También se pudo ver un conjunto de obras en papel y esculturas realizadas por artistas que influyeron en la práctica de Holzer, tales como Rosa Bonheur, Paul Klee, Louise Bourgeois, Paul Thek, Charles Burchfield, Kiki Smith, Lee Lozano y Nancy Spero, entre otros.
El segundo de los motivos que llevó a Holzer a ser protagonista de la programación del Museo Guggenheim de 2019 fueron las proyecciones que se pudieron ver en la fachada del museo.
Durante este tiempo, el Museo proyectó en el exterior varios textos elegidos por la artista, para quien las palabras y el lenguaje son fundamentales, correspondientes a un total de 19 escritores. A travésde estas expresiones, la artista dio forma a un espectáculo de luces que tuvo una buena acogida entre los habitantes y visitantes de Bilbao.
Pero si bien la obra de Jenny Holzer destacó con luz propia en 2019, cabe decir que su presencia ha sido parte integrante del Museo desde sus orígenes, como bien ejemplifica su Instalación para Bilbao (Installation for Bilbao), situada en la sala 101 y creada por la artista en 1997 específicamente para esta ubicación.
Es reseñable también que fue este mismo año, 2019, cuando el Museo Guggenheim Bilbao recibió la donación por parte de la artista de tres obras que hoy en día complementan de manera significativa las cinco que ya formaban parte de la Colección Propia.
Una de ellas es Hubo una guerra, consistente en un rótulo led con cuatro lados que se balancea desde un ensamblaje robotizado suspendido del techo de la sala.
Holzer involucra al espectador con su obra para provocarle una reacción, un pensamiento o una postura
Para crear la obra, Holzer recogió documentación sobre la actual guerra civil siria, sus devastadoras consecuencias sobre la población y la crisis internacional de los refugiados, incluyendo 131 testimonios individuales recopilados entre 2011 y 2016 por las organizaciones Human Rights Watch y Save the Children. Las entrevistas realizadas a opositores civiles arrestados, detenidos y torturados por el régimen de Assad y a desertores de las agencias militares y de inteligencia sirias arrojan luz sobre la promesa incumplida de la Primavera Árabe en Siria. Las declaraciones de menores sirios y sus progenitores dieron voz a las numerosas familias que tuvieron que huir de sus hogares.
Involucrar al público
Durante más de 40 años, la artista ha presentado sus ideas, argumentos y reflexiones en lugares públicos y en espacios y exposiciones internacionales. Su medio es el texto plasmado en todo tipo de plataformas (placas, bancos, señales electrónicas, etc.).
Sobre el propósito que busca la artista con su obra, tiene como finalidad involucrar al público mediante la creación de espacios evocadores que invitan a los observadores a plantearse y, también a definir su postura sobre asuntos polémicos, entre los que se incluyen la crisis global de los refugiados, la violencia contra las mujeres y los abusos sistemáticos de poder.
Su obra gira en torno al lenguaje y aborda elementos fundamentales de la existencia humana como el poder, la violencia, las creencias, la memoria, el amor, el sexo y la muerte.