Hacía tiempo que Frank Gehry (Toronto, 1929), autor del Guggenheim, no había podido volver a Bilbao a visitar su museo. Concretamente, desde marzo de 2014, cuando el prestigioso arquitecto viajó a la capital vizcaina par celebrar su 85 cumpleaños. Ahora, Frank Gehry ha regresado a Bilbao para celebrar los 25 años del Guggenheim. El arquitecto estará dos días o tres días en la capital vizcaina en visita privada, pero ayer y hoy ya se ha acercado al edificio de titanio para recorrer todas sus salas. Ayer, manifestó en el museo que está encantado de cómo ha encontrado su museo y de cómo ha quedado la exposición con los fondos de la colección propia del Guggenheim, que ocupa todo su edificio y que se inaugurará mañana.

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Frank Gehry en el 25 aniversario del Guggenheim Bilbao Oskar M. Bernal

Esta mañana, ha vuelto a visitar el Guggenheim Bilbao ante una gran expectación mediática. Entre flashes y flashes de los fotógrafos, Gehry ha mostrado una buena forma física a sus 93 años y un gran sentido del humor. Un poco abrumado por la expectación, se ha levantado la cazadora, bromeando, tapándose la cara. Esta noche participará en la cena de gala que se ofrecerá en el Guggenheim Bilbao a la que asistirán 450 personas.

Durante los primeros años, Gehry visitó en numerosas ocasiones Bilbao.  “Añoro también muchísimo al pueblo vasco, que siempre se ha destacado por su integridad”, señaló a este periódico en una entrevista con motivo del premio de la Fundación Sabino Arana que se le otorgó en 2010.

Tanto admira la cultura vasca que en más de una ocasión ha confesado que estuvo a punto de comprarse una casa en la comarca de Urdaibai para pasar largas temporadas con su familia. Una idea de la que luego tuvo que desistir debido a sus compromisos profesionales.

Siempre ha afirmado que no cree que solo su edificio haya provocado lo que se conoce por el efecto Bilbao. “Eso es una invención de los periodistas”, ha asegurado a este diario en alguna ocasión. Según ha mantenido Gehry en muchas ocasiones, “los milagros son impredecibles”. Para Gehry este proyecto tan especial fue posible por el consenso alcanzado entre todos los agentes implicados para cambiar una comunidad de manera positiva, algo que le permitió explorar con libertad ideas que no había podido explorar en el pasado.

Gehry ya era uno de los más prestigiosos y premiados arquitectos del mundo cuando recibió el encargo del Guggenheim Bilbao, ganó el Priztker en 1989, pero el titánico edificio bilbaino le convirtió en una celebridad mediática y a la arquitectura en el nuevo “objeto de deseo” para transformar las ciudades, no sólo urbanísticamente, sino también económica y culturalmente.