A lo largo de la historia, a las mujeres siempre se les ha dado un rol tradicional en el hogar: cocinar y limpiar, cuidar de los niños, tener lista la cena para cuando el marido llega de trabajar… Hasta finales del siglo XVIII, con la Revolución Industrial, no empezaron a incorporarse al mundo laboral. Sin embargo, no tenían las mismas condiciones: cobraban menos que los hombres y no tenían los mismos derechos laborales.

La lucha por la igualdad en el mundo laboral fue uno de los motivos que originaron el Día de la Mujer. A principios del siglo XIX, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reclamaba el derecho a voto para las mujeres, mientras las trabajadoras de las fábricas de Estados Unidos se declaraban en huelga para conseguir mejoras laborales. A mediados del siglo pasado, cada vez trabajaban más mujeres en las fábricas, sobre todo a causa de los conflictos bélicos. Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, los hombres fueron a luchar al campo de batalla y las mujeres les sustituyeron en las fábricas para no perder la producción. El famoso cartel We can do it (Nosotras podemos) fue creado en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para levantar el ánimo de la población

Años cincuenta en Bizkaia

En los cincuenta, tenían ya un papel relevante en la industrialización, aunque, por supuesto, con muchos menos reconocimientos que sus compañeros. De momento, no podían trabajar sin el consentimiento firmado por sus marido y sus salarios eran mucho más bajos. Por supuesto, ninguna ocupaba cargos de dirección en las fábricas.

Una realidad que demuestra la exposición que las Juntas Generales de Bizkaia han presentado esta mañana en Bilbao. Bajo el título Obreras de los 50. Entre el campo y la fábrica, muestra 40 imágenes qeu resumen el papel relevante que tuvo la mujer en el proceso de industrialización de Bizkaia a mediados del siglo XX.Obreras de los 50. Entre el campo y la fábrica,

Las cuarenta instantáneas en blanco y negro han sido cedidas por distintas asociaciones, ayuntamientos y particulares de Enkarterri y se detienen en la década de los 50 y en la vertiente laboral de 11 fábricas del valle del Cadagua. Labores que iban desde la hilatura y tejeduría de La Conchita o La Encartada (Sodupe y Balmaseda) o Rica Hermanos (Alonsotegi), hasta la elaboración de chorizos en Garsa (Gordexola) o la producción de tubos en Plomos (Zalla). En algunas de estas fábricas las mujeres eran incluso mayoría.

La exposición sirve como presentación del proyecto Obreras de Abellaneda, propiedad de las Juntas Generales de Bizkaia. La muestra se extenderá en el museo, con el resto de fotografías, actividades culturales, y la presentación del libro Obreras. Lantegietako Emakumeak, de Javier Barrio.

Esta iniciativa forma parte del segundo plan de igualdad firmado por las Juntas a principio de año, y pretende ser una “reivindicación y compromiso de igualdad”, ha explicado Ana Otadui, la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia, en la presentación de la exposición. Según ha destacado Ana Otadui, este trabajo pretende seguir el camino ya iniciado: “Queremos profundizar en la realidad de las mujeres en la industria vizcaina, con la seguridad de que esta aportación ayudará a cambiar mentalidades pasadas y reconocer que la evolución de nuestra sociedad ha sido censecuencia tanto del trabajo de hombres como de las mujeres”.

Mujeres todo terreno

Uno de los objetivos de la exposición es mostrar todos los ámbitos diferentes que vivían estas mujeres. Debido a la realidad social de la época, la gran mayoría dejaban el oficio muy pronto. Entraban a trabajar jóvenes con 14 años, y a las 8 o 10 años los dejaban, después de casarse, tal y como establecían los rígidos principios sociales de la época que preponderaban su papel como madres. Especialmente en el franquismo, se les inculcaba desde pequeñas su labor como madres y muchas tenían asumido el tener que dejar el trabajo. Otras tuvieron una larga carrera laboral, compatibilizando su trabajo en las fábricas con el papel de ama. Se convirtieron en mujeres todo terrano: esperaban al autobús para ir a las fábricas llevando una pequeña cesta o bolsa con el almuerzo, pues las jornadas eran largas, demasiado largas, y los sueldos no muy altos. Además, tenían que llegar a casa y hacer las labores, labores que pocos hombres ayudaban, pues la cultura machista casi lo prohibía.

En el caso de Enkaterri, ellas fabricaron boinas, mantas, tubos dentífricos, papel higiénico, servilletas o papel, barnizaron muebles, elaboraron embutidos... productos que luego eran comercializados.

La emtrada a la exposición es gratuita y estará abierta hasta el 13 de abril en la sala de exposiciones de las Juntas Generales, en su sede en Bilbao, en la calle Hurtado de Amezaga, para seguidamente trasladarse, de forma ampliada, al Museo de las Encartaciones (Abellaneda).