a inquietud que movía a Iñaki Irigoien y Jon Pertika porque en Bilbao no había tradición de bailar una danza en concreto en un día señalado del calendario fue uno de los puntos de partida que impulsó a estos dos hombres a investigar y recuperar un baile que ya “se ha convertido en tradición”. “Iñaki Irigoiein había visto que en Bilbao se bailaba un aurresku en fechas importantes y lo bailaban las autoridades, el clero.... La idea de mi padre e Iñaki era recuperar esa tradición que se había perdido”, cuenta Ana Pertika, hija de Jon Pertika y miembro de Beti Jai Alai, el grupo de danzas de Basurto.

Cada 15 de agosto, la basílica de Begoña es un hervidero de fieles y fieles a esa cita acuden los dantzaris de Beti Jai Alai, que habitualmente, tras la misa a la que asisten las autoridades, bailan una soka dantza. “Con todos los estudios que tenía Iñaki se fueron recuperando datos, sitios... y llamaron a gente que bailaba antes de la guerra para que les explicaran los pasos”, detalla Pertika. “Como documento gráfico estaba el cuadro Un aurresku en Begoña de Genaro Pérez de Villaamil de 1844 y ahí se refleja cómo a mediados del siglo XIX se celebraba una romería delante de la basílica de Begoña”, precisa Ana Pertika quien describe que en esa obra “se ven los trajes, la gente de Bilbao, tanto trabajadores como personas de alto standing...”.

El cuadro fue también la referencia para crear el vestuario. “En el diseño participaron Karmele Goñi, que nos dio todas las facilidades; Mikel Lizarza, que le gusta ser fiel a lo que se hacía antes; Ana Irigoien y mi madre Ana Santa Coloma”, detalla Pertika quien reconoce que su ama recogía “las ideas de todos ellos, lo plasmaba y le decía a la modista lo que quería. Fueron a comprar telas a Iparralde o Valencia”. Muchas horas de trabajo previas a salir a la plaza.

Y un baile no se puede entender sin la música sobre la que no había ningún documento que atestiguara que notas eran las necesarias para la soka dantza. “Se habló con el organista de Begoña que nos derivó a melodías recogidas en la colección de Manolo Landaluce, que estaban creadas por Marcos Alcorta”, cuenta la miembro de Beti Jai Alai quien pone en valor a José Luis Egiluz. “Él fue quien amoldó las músicas de Marcos Alcorta, que eran del siglo XIX. De ahí salió la melodía”, destaca.

Pasos, trajes y música. El combo perfecto con el que los dantzaris cuentan para bailar una soka dantza en la que pueden participar “6 o 600 personas”. “No tiene un número fijo de personas aunque siempre tiene que haber un aurreskulari y el atzezkulari”, comenta Pertika que describe el papel de cada uno: “El aurreskulari es el que abre la soka dantza y de ahí viene el nombre de aurresku. Es la persona que dirige y abre el baile. El atzezkulari, en cambio, es la persona que lo cierra”.

Ezpata dantza

Otro de los bailes que están ligados a la basílica de Begoña es la ezpata dantza, a cuya recuperación también contribuyó “Jesús Garitaonaindia, párroco de Begoña. Él decía que Begoña tenía que tener una danza que se convirtiera en tradición”. Poco a poco la investigación dio sus frutos y lograron tejer los pasos. Este baile comenzó a bailarse un año después que la soka dantza y no se representa únicamente el 15 de agosto sino también el 11 de octubre, día de la Virgen de Begoña. “Se baila dentro de la basílica y se tomaron como referencias otras ezpata dantzas de otros municipios”, apunta Pertika.

La esperanza la tienen marcada para 2022 cuando esperan volver a bailar en la calle. “Ojalá. Este año no hemos podido hacer nada aunque el año pasado bailamos en el Museo Vasco delante de los gigantes”, concluye Ana Pertika subrayando “el honor” que supone para los dantzaris de Beti Jai Alai poder bailar la soka dantza y la ezpata dantza en la basílica y el “orgullo” por haber creado una tradición.