Las manos frías. El ritmo de la película vasca Nora, sin embargo, más que caliente por ser la única rodada en euskera que aspira a los premios Goya. Diálogos sin tibieces y entre sonrisas. Palpable complicidad a mansalva entre la directora del film Lara Izagirre (Amorebieta, 1985) y la starring Ane Pikaza (Bilbao, 1984) que acaba de cumplir años. Aún -como ellas- nos preguntamos a dónde puede llegar Nora.

¿Qué es lo primero que se han dicho esta mañana al verse?

—Ane Pikaza: Menos mal que me has llamado porque si no yo no me hubiese despertado para coger el taxi al aeropuerto.

¡En Madrid! ¿Qué les alertan los cinco sentidos?

—Lara Izagirre: ¡Me alertan del frío que hace en Madrid! (Risas).

Acuden a un encuentro de análisis de las ilustraciones que diseñó Ane en torno a la película. ¿Qué conclusiones a modo de titular harían de ellas?

—A. P.: El titular sería del caos a la intención. De alguna manera al analizar las ilustraciones para poder presentarlas hoy lo que he visto es que realmente se hizo un trabajo de cómo sería la evolución de las ilustraciones para acompañar a Nora como personaje en ese viaje.

¿Cómo ese éxodo?

—A. P.: Al inicio está lleno de color, de intentar plasmar la realidad que le rodea. Ese diario va mutando mientras decide que eso se va a convertir en una parte de su proyecto de vida, de alguna manera al final logra sintetizar y enfoca la dirección y la intención de las ilustraciones.

Traza en ellas el Dyane 6 del film, un faro que funciona gracias al pálpito de un corazón, una tienda de campaña... Ane desprende cultura por todos sus poros.

—L. I.: Sí. Cuando trabajo con Ane siento que todas sus facetas artísticas se unen y sí diría que desprende cultura por todos los poros en sus diferentes talentos como actriz y como ilustradora.

¿Saben que ya tengo día para tatuarme una de ellas?

—A. P.: Sí y me hizo mucha ilusión. Espero que hayas visto la película, no vaya ser que luego la imagen que tengas no se corresponda con lo que recibas de la película, aunque creo que en este caso van de la mano.

Lara, ¿el nombre de la prota, Nora, adónde va? ¿Le surgió rápido ese juego de palabras?

—L. I.: La verdad es que el nombre de Nora llegó tarde al proyecto. Durante años la película tuvo otro título, pero es verdad que cuando llegó el título encontré la película y todo cobró sentido. Así que el nombre de Nora y el nombre como título fue la pieza que me faltaba para tener clara la película que quería hacer.

Este mes, veremos a Pikaza también en Elorrio o Durango con la obra de teatro ‘Altsasu’, basada en los hechos del bar Koxka, un trabajo que definiría con qué tres adjetivos...

—A. P.: Intensidad, reflexión y trabajo.

Vimos el viernes actuar a Izaro. No faltó la canción de ‘Nora’. Se les mostró agradecida por el micrófono. ¿Buscaban ese aire ukelele de libertad?

—A. P.: Al elegir a Izaro para que compusiera la canción de la película buscábamos ese aire libre y fresco que ella tiene. Me parecía que la energía que ella transmite con sus canciones es muy Nora. Creo que el trabajo que ha hecho componiendo la canción para la película ha sido muy bonito.

En verano, tuve la suerte de conocer a Héctor Alterio, abuelo de Ane en la película. Me sorprendió su mente tan transparente y prodigiosa a sus 92 años. ¿Cómo es?

—L. I.: Héctor es un sueño. Es un actor como la copa de un pino y una persona increíble. Para mí ha sido una de las experiencias más bonitas como directora que he vivido y estoy su-peragradecida de que participará en la película y de que fuera tan generoso con nosotras.

Son la única película rodada en euskera que aspira a los Goya. ¿Les quedan uñas en las manos en la carrera hacia esos premios?

—L. I.: Cada vez menos, la verdad. (Risas).

¿Qué se siente cuando la crítica aplaude la película con el ‘pero’ de “es una película pequeña”? Muchas películas pequeñas han dado la campanada...

—L. I.: La verdad es que con el tiempo he aprendido que no hay películas grandes ni pequeñas, para mí Nora es una peli muy grande en un montón de sentidos. La verdad es que cuando dicen que es pequeña, ya no me afecta.

¿Ven conexión alguna entre ‘Otoño sin Berlín’ y ‘Nora’?

—L. I.: Yo creo que en gran medida Nora es una respuesta a Un otoño sin Berlín. Con la primera película me quedé con ganas de explorar nuestra tierra a través de una roadtrip y también quería rodar en euskera.

O sea que un sueño cumplido más...

—L. I.: Lo que no pude hacer en Un otoño sin Berlín lo he hecho en Nora, a grandes rasgos ha sido una forma de explorar el verano y acercarme a la comedia.

En los últimos Goya, la cosecha vasca fue de gran repercusión. ¿Sueñan más con los ojos abiertos o durmiendo?

—A. P.: Sueño más con los ojos abiertos porque creo que sería un gran reconocimiento al trabajo que hemos hecho durante estos años.

—L. I.: Yo también soy una soñadora de ojos abiertos.

¿Qué recuerda cuando le dieron el Goya a Irene Escolar por su ópera prima?

—L. I.: Fue una noche de muchos nervios, mucha emoción y a partir de que dijeron su nombre tengo un recuerdo de que todo pasó muy rápido y no me acuerdo de nada, pero me quedé como con una sensación muy bonita durante mucho tiempo. Sobre todo, porque la gente se puso muy contenta y fue un Goya que muchas personas hicieron suyo. ¡Yo incluida!

¿’De Madrid al cielo’ o de Madrid a casa?

—L. I.: De Madrid a casa por el cielo. (Risas).

Y Nora, por su parte, ¿adónde iría al acabar esta entrevista?

—L. I.: Creo que Nora después del periplo de la película está exactamente donde quiere estar y no se va ningún sitio.

“Ane desprende cultura por todos los poros en sus diferentes talentos como actriz e ilustradora” (Lara)