Cuenta Enrique Villarreal El Drogas El Drogas(Pamplona, 1959) que cuando el pasado año el mundo se detuvo por la pandemia, confinamiento de por medio, a él le dio por escribir compulsivamente. "Y si me cansaba, cogía la guitarra", recuerda. Así ha llegado, meses después, el libro-disco 189 escritos con una mano enferma, donde reúne una colección de poemas y el disco El largo sueño de una polilla. Estas ocho canciones, acústicas y en un formato más desnudo, se han editado también en vinilo.

Después del quíntuple disco No quiero brujas en esta noche sin compañía

- Es la vida la que te pone en el sitio que igual nunca te esperabas. Con la salida del quíntuple disco, hicimos una gira de salas por todo el país y nos venía un verano repleto de festivales, que me venía bien para hacer bolsa y alquilar las salas en invierno, porque me había propuesto llevar a cabo una estética industrial, recuperar canciones de La Venganza de la Abuela? Pero acabamos la gira y a la semana siguiente comienza el batiburrillo: ya no podemos acompañar a mi madre en la residencia, estamos confinados?

Llegó la pandemia.

- Sí y te cambia la vida de repente, aunque tú no tienes esa sensación, porque te vas adaptando hora a hora a lo que va viniendo, como la dureza que supone no poder acompañar a tu madre, que a los diez días te llamen porque ha muerto? Y el proceso de incineración tan absolutamente caótico, el tanatorio, el cementerio? Y con todo esto, ¿qué hago yo en casa metido? Decidí mirar por cuadernos y recuperé escritos que tenía desde que saqué el libro de Tres Puntadas, los releeí y comencé a escribir otra vez, como loco. Me dio por escribir y por leer, y cuando me cansaba, cogía la guitarra y con tres acordes, guitarra y piano, me hacía una canción sencilla. Todo iba fluyendo de manera casi normal y en diciembre del año pasado me doy cuenta de que tengo un montón de escritos y ocho canciones. Después, durante la preparación de estos temas, que son simples y en plan acústico, sucedió la muerte de Boni, en enero de este año. Me llamaron para un disco en su recuerdo y dije que sí, cogí una versión de él, la hice a mi manera? Pero estuve dos meses metido en esa historia absolutamente. Ha sido muy bonito y, a la vez, muy duro. Y ya una vez lo entregué, me metí con estas ocho canciones, que las he trabajado más con un productor, Haritz Harreguy.

Dice que este libro son 189 escritos con una mano enferma

- Escribir no sé si es una cura o una enfermedad... Pero es esa enfermedad que puedo sentir con mi propio oficio, de lo que me gusta tocar. Y quiero no curarme de esa enfermedad. O quiero, a la vez, que ese acto de escribir, de componer o de leer me resulte una cura de todo ese mazazo que a veces suponen las noticias que te van llegando tan inhumanas.

En ese sentido, parece que encuentra ahí un refugio.

- Personalmente sí. Quizá un refugio para cobardes, pero es lo que yo encuentro para coger oxígeno. Para mí también es entender qué concepto tengo de mi familia, qué concepto tengo de mi barrio ?no como nacionalista de barrio, sino como lugar donde mi intimidad la encuentro a salvo?... Y escribir es donde está mi intimidad mental, o lo que pienso sobre las historias, donde intento hacerme un criterio propio referente a muchas cosas que oigo y que me llegan...

¿Y hacer pública esa intimidad mental y compartirla con el mundo no encierra también cierta valentía?

- Sí, es así, pero a la vez me pongo en el pellejo de otros que no pueden llevarlo a cabo. O en qué fácil resulta hacer una canción ?aunque me pegue un mes dándole vueltas? y en esos tres minutos y medio llegar de manera directa a gente que arrastra problemas... Y tú le abres su cielo en ese momento, aunque su problema va a seguir de día, de noche? A veces digo: "Qué oficio más engañoso puede ser". Pero no lo cambio por nada, para mí es un lujo, pero a veces hay gente que te entra con sus historias y dices: no llego... O qué fácil es esto, en vez de preguntar si tienen un sitio en el Aitamari y me voy y vomito con las olas, cuando veo cómo se está ahogando la gente? Encima yo no sé nadar, ¿qué hago, me tiro? Me voy a ahogar con ellos? A todo esto sí le doy vueltas, hostia. A veces me pregunto si parte de nuestra enfermedad en lo que se entiende como primer mundo es sobre todo esa debilidad que tenemos para afrontar los problemas verdaderos de nuestros prójimos. Porque el término empatía?

Antes hablaba de cómo escribir le ayuda a entender ciertos conceptos. Tras largos meses de trabajo y una vez finalizado este libro-disco, ¿qué ha comprendido?

- Que si yo venía teorizando con que la vida te pone en tu sitio, en la práctica ha sido el hecho más? quizá más concreto. Mi relación con la muerte de personas cercanas no es que esté resultando muy positiva... Digamos que todo eso puede entrar en algo lógico para mi cabeza, pero el encontrarme encerrado de manera obligatoria, porque yo me puedo encerrar tres meses pero de manera voluntaria, de hecho lo suelo hacer a menudo... Y pasar la propia enfermedad ?aunque yo estuve en casa?, ir a dar las gracias al personal de la residencia donde estuvo mi madre... Y enterarte de cómo vivían la pandemia, que estaban allí con enfermos y enfermas y luego tenían que ir a su casa, irse quitando la ropa? Han sido experiencias durísimas y sobre todo el personal sanitario, así que hay cosas que no me explico. Puedo sonreír cuando alguien habla de que la tierra es plana. ¿Un huevo kinder es una tableta de chocolate? Pues vale? Pero de ahí al tema de antivacunas como confrontación al sistema? Hostia, en fin.

Los llamados negacionistas.

- Sí, negacionistas pero a veces hay que saber si lo que estás arrastrando es una teoría estudiada o una convicción de algo que has analizado, o realmente estás saliendo de tu casa con tu letrina. Caga en tu letrina, cierra la puerta y que no salga el olor. Y ahógate en él. Es lo que tenemos que aprender que es Facebook, Instagram? Son una letrina donde si yo no la manejo, no se van a cortar ciertos comentarios. Yo soy el que limpia la mierda de mi letrina y a mí me encanta bloquear. Me he hecho de Facebook por eso: ¡Fascista! Sí, pero te bloqueo. A tomar por culo, joder. Te cagas en tu letrina. Esto de "todos somos amigos"? A mí me importa una mierda si quieres ser mi amigo o no, me tendría que cortar nueve dedos para decir "aquí te enseño los amigos que tengo" y aún igual estaría equivocado. Eso es una pedrada. Y también me dan ganas de empezar a bloquear a quien no tenga un mínimo sentido de la ortografía. Hay gente que la bloqueo porque igual está de broma y no entiendo su humor, pero fuera, hoy me he levantado con pereza de entenderte, a tomar por saco. Y con la ortografía, cuando duelen los ojos? que puedo entender que haya gente que no sepa escribir, pero no tanta, hostia?

Si vamos a sus escritos, en uno reivindica que "no somos honrados si paramos de buscar". ¿Qué busca El Drogas hoy día?

- Busco respuestas a mis propias dudas, pero si encontrase respuestas a las dudas, ya la habría jodido porque no podría poner mañana en duda lo que hoy para mí es una convicción. Eso es lo que me parece que tendríamos que aprender: a poner en duda nuestras propias convicciones. No para tirar por tierra todo lo que seamos, pero sí para no creernos tanto el ombligo de nuestro propio universo. Eso nos ayudaría más a repartir con los que tenemos alrededor. No somos honrados si no aplaudimos a la gente que tienes cerca cada mañana, que es lo que se merecen. Yo, porque forma parte de mi oficio, he probado el aplauso del público y sé lo que supone para la autoestima de esa gente tan insegura que somos los que nos dedicamos a subirnos a los escenarios... Y joder, es lo que tendríamos que hacer con las personas que nos rodean: aplaudirlas cada mañana.

Ha mencionado que es una persona insegura y en el escrito Me disfrazo nada

- El otro día leí un titular de Fito que decía: "Yo no soy un intelectual, reivindico mi papel de bufón". Y me parece interesante, es lo que somos. Y como tal, cuando sales al escenario, con todo el respeto, tienes que representar bien tu papel. En Barricada puede que pareciese que salíamos con ropa de calle, pero siempre nos cambiábamos para salir. Y ahora es más descarado porque en un momento dado decido que voy a salir con traje y ese es mi papel: bufón a la vez que juglar, con la vara que recita? Y no quiero sentirme como si fuese alguien superior en cuestión intelectual y vaya a enseñarle al personal. No me gustan los telepredicadores. Hace poco leí de Sanchez Ferlosio que decía que lo más parecido a un mitín fascista, es un concierto de rock. Y más que cabrearme con él, analicé la cosa y vi que tiene más razón que la hostia.

¿En que sentido?

- Que dices: "¡Vamos todos!" y pam (levanta la mano). Puedes llevar al público a donde tú quieres. Y yo he tenido algunos bolos masivos, pero cuando hay menos gente quizá te parezcas más a un animador de playa. Ahora la cadera, ahora tal... (risas). Esto es donde yo tengo mi propia pelea personal en el directo. Yo levanto el micrófono en No hay tregua y sé que todo el mundo va a cantar, que es también lo que busco... No me hace falta ni mirar arriba, es otro lenguaje el que empleo, pero, en el fondo, sigue siendo un lenguaje de animador de playa. Yo tampoco me salvo de otras cosas que critico en otra gente.

Pasemos a esas ocho canciones nuevas que presenta bajo el título de El largo sueño de una polilla

-Una polilla siempre sueña o busca ?quizá el propio sueño sea una búsqueda? ese punto de luz donde estar como un puto zombie dando vueltas y vueltas, cada vez más cerca, hasta que empieza a pegarse y quemarse. Quizá ese sea nuestro sino en la vida. Soy partidario de que en cada vuelta que demos a nuestra cinta, aunque estemos más cerca de llegar al final, en ese camino de giros y giros pongamos las antenas en aprender. Suelo comentar que la vida es un camino de aprendizaje y eso es lo que quiero ser: no sé si buen o mal alumno, pero alumno al fin y al cabo. No tanto ni maestro ni profesor.

¿Y cuál ha sido el punto de luz de estas canciones?

- Está por ejemplo Dejándose la piel (Nos incendian esta tierra), que para mí su punto de luz es la imagen de esa periodista que puso una zancadilla a una persona mayor que llevaba a una criatura en los brazos y cayó al suelo? El punto de luz sigue estando en imágenes que se me clavan y me lanzan a escribir. Como las colas del hambre, que me gustaría que no existiesen, pero no por esconderlas vamos a acabar con ellas. Seguramente sea más fácil acabar con ellas si terminamos con políticos que defienden que sigan existiendo esas colas. Todo eso me da puntos de luz a los cuales me engancho. A partir de ahí empiezo a escribir y me gusta que con cada canción, si a una persona le gusta, se enganche a su propio punto de luz.

La próxima semana presentará este nuevo trabajo en el Teatro Gayarre, con tres conciertos. ¿Qué repertorio ha configurado para esta gira?

- Hay cuatro canciones de las ocho nuevas y luego he pillado un poco de todo. Hay dos de la parte acústica del quíntuple, otras versionadas, como Azulejo Frío, que podría ser otra canción... Eso es lo que me gusta, siempre he entendido que las canciones no tienen por qué ser redondas, sin sitio para que entre otra persona que no haya participado en ella. Me gusta que sean bocetos precisamente para que la gente con la que trabajas entre y aporte lo que crea que tiene que aportar. Y así acaba siendo.

En ese sentido, tienen varias vidas.

- Sobre todo quien tiene varias vidas soy yo. Es lo que me gusta y lo que hago en los ensayos con Brigi, Flako y Txus. ¿Tocar una canción igual? El primero que se aburriría sería seguramente el Brigi (risas). Con lo cual acaba siendo una especie de reunión para pasar el rato a gusto tocando con una canción como excusa. Esa es la intención. Y con el formato que giramos ahora, lo mismo.

Ha comentado antes que se siente afortunado porque la música es su oficio, ¿la pandemia ha evidenciado una vez más que la cultura se considera un entretenimiento y no un sector que da empleo a músicos, técnicos, promotores, managers

- Llevo años poniendo de ejemplo los sistemas de Francia o Gran Bretaña y cómo funcionan. ¿Por qué ahí hay grupos? Porque hay facilidades. Allá ?hablo de cómo era hace años? se tocaba en 40 pubs en un año y además cobrabas el paro, que no va a hacer millonario a nadie pero permite que haya una especie de punto de partida para la gente que le gustaría dedicarse a esto. Siempre tienes que empezar de algún lado y aquí se empieza en la acequia. Y si te salvas sacando la cabeza, puedes llegar a que esto sea un lujo, que es lo que es para mí el vivir de lo que me gusta en un país que no veas? Aquí nadie sale de su local de ensayo y no hay un circuito porque el que podía haber, que son las salas, lo estrujan? Todo eso acaba siendo el mismo monstruo que se autodestruye a sí mismo.

Precisamente ahora, en pandemia, esas salas y bares que programan música habitualmente en Pamplona se encuentran en un momento crítico. Hablamos de sitios como Zentral, Tótem, Garazi, Toki Leza, Txintxarri, Nicolette... y sin ellos, la escena local se debilita.

- Sí, es así de sencillo, no hay mucho que analizar, si tú pones trabas a eso... Que entiendo que hay que tener una connivencia con el vecindario, pero este tipo de locales están sirviendo a la escena y si además se formara una red? Un grupo de Zaragoza que sale de la bajera y ha tocado en los cinco bares que hay allá podría venir aquí a tocar en dos, luego en Murcia... Y se hace una red y eso te ayuda a seguir alquilando el local, a comprarte instrumentos, a pagar la furgoneta? Porque primero o la alquilas o vas en el puto coche. Es que aquí pasas de la mierda a tal, no hay intermedio. Yo me doy con un canto en los dientes porque puedo alquilar salas y la última gira fue la hostia porque no perdimos en ninguna; es más, ganamos. Pero el otro día alguien decía que en España a algunos músicos les va bien y a la música en general no. Y es así.

No existe clase media en la música en España.

- No, somos cuatro y? bueno, que tú te inflas también tu propia biografía y eso está bien: eres el más borracho, tienes el hotel de cuatro estrellas? Me hace gracia toda esa película, pero a la música la hace funcionar la infantería que se dedica a eso: los grupos. Y todo ese entramado que hay de locales de ensayo, bares, salas? Y ya está. Si tocas delante de 10.000 personas eso no es lo importante, es una anécdota que puede estar bien. Lo importante es ese oficio, entenderlo como tal. Soy defensor de esos proyectos de banda porque sé lo que supone poner en común esa idea de canción y cómo va chupando de las venas de cada miembro y se va haciendo más grande. Esa calentura que sacas de la cabeza el día que has ensayado y has montado una canción es la hostia. Yo todavía lo sigo sintiendo y no tengo diferencia con un grupo que empieza.

Imagino que eso será la clave para seguir aquí, a día de hoy.

- Es lo único que hay. A veces dicen ¿cuál es la fórmula? Y no tengo ni idea. El día que tengas la fórmula es mejor que te dediques a otra cosa. La fórmula es juntarte con gente, sea en este formato o en otro, y la canción como excusa. Y ya verás cómo sales con calentura de cabeza.