Josu Okiñena realizó en 2018 una gira por Estados Unidos, Cuba, México, Chile y Argentina, en la que interpretó un repertorio de compositores vascos conocidos en Euskal Herria. “Fui a enseñarles algo y fueron ellos los que me descubrieron también un repertorio vasco desconocido”, confiesa el pianista, investigador y profesor, que lleva más de dos décadas dedicado a la música clásica así como a distintos proyectos culturales relacionados con el patrimonio cultural y la investigación artística.

Okiñena recuerda cómo en la uruguaya Punta del Este varios de los asistentes del público, viajaron muchos kilómetros, casi desde la frontera con Brasil, para mostrarle manuscritos que habían guardado de sus antepasados. “Una mujer me enseñó unas composiciones que habían pertenecido a su bisabuelo. Eran de Facundo Alzola, un compositor de Zarautz que emigró a Uruguay a finales del siglo XIX”, detalla.

Así arrancó un trabajo de investigación que ha desembocado en el álbum Aradak, editado por la iniciativa OE, oficina que cuenta con la colaboración del Gobierno vasco para la recuperación del patrimonio musical vasco. Un álbum que interpretará el pianista esta tarde, a las 18.00 horas, en un concierto muy especial que ofrecerá en el Museo Guggenheim Bilbao.

“El recital va a ser un diálogo con la música, con la historia, con la memoria y la identidad”, explicó ayer el profesor y miembro del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, Mikel Mancisidor, en la presentación de esta iniciativa. “El propio título, Aradak, (Ecos en euskera de Iparralde) me ha hecho reflexionar sobre el concepto de eco. Tiene una riqueza de lecturas que va más allá de la mera reproducción del sonido, Y, sobre la propia historia de la música, recoge ecos de un camino muy complejo, de la tradición, del viaje, de lo vasco, de América, de la memoria, de la identidad... La evolución cultural es un diálogo de ecos”, explicó Mancisidor.

compositores

En el caso de este trabajo, son voces que han quedado como ecos en la lejanía y que ahora están regresando para volver a soñar. Según explica Okiñena, “es el rebote que viene de otro continente allende de los mares” y que resonarán esta tarde en el edificio de titanio de Frank Gehry.

Aradak incluye piezas de compositores y compositoras como Emiliana de Zubeldia, de la que presenta Esquisses d’une apres-midi basque, una obra que la navarra compuso en París, aunque luego emigró a Río de Janeiro, vivió en Estados Unidos y terminó sus años en México. “Es una de las mejores compositoras europeas de su época y, aunque es de las conocidas, su música no se ha difundido como merece”. Como anécdota, Okiñena comentó que en 1934 la compositora navarra, junto con el artista donostiarra Nicanor Zabaleta, colaboraron en un programa en Radio City en Nueva York, donde difundían música vasca.

Otro compositor incluido en este álbum es el navarro Tomas Múgica, “que fue a estudiar a Bélgica, donde conoció al gran compositor uruguayo Eduardo Fabini y decidió marcharse a Uruguay, donde alcanzó un gran reconocimiento”. De su discípulo Héctor Tosar, también presenta la pieza Danza criolla, y deAita Olazaran, de Lizarra, quien escribió el primer método para txistu y tamboril en 1927, recoge una colección de danzas de Baztan. El religioso fue deportado en 1936 a Chile y se quedó allí hasta 1963, año en el que regresó a Euskadi.

Del jesuita Nemesio Otaño ha grabado Plegaria. “Me parece fundamental que una canción popular vasca, escrita y armonizada por Otaño, haya sido arreglada para piano por el genial pianista Enrique Granados”, aseguró el músico. Aradak incluye también Danza, de Aita Madina, quien en 1932 fue destinado a la argentina Salta, y entre esa ciudad y Buenos Aires transcurrió una etapa fundamental de su vida. De hecho, muchos músicos del país no dudan en incluir a Madina en la nómina de grandes compositores argentinos.

Okiñena hace un guiño también a la música contemporánea, con la obra Nubes, de Gabriel Erkoreka, “para mí el mejor compositor vasco de este tiempo, me siento muy identificado con su música. Esta obra la escribió entre Londres y Lanzarote. Me ha parecido necesario incluirla”.

Según aclaró Okiñena, “el disco no hace más que recoger una pequeñísima muestra de la envergadura tremenda del patrimonio vasco que se encuentra disperso en el mundo, una interacción de culturas, que no solo engrandece la cultura vasca, sino también la mundial”.

Investigación

Okiñena lleva media vida dedicada a la interpretación, a la investigación y a la docencia. “Son inseparables, para interpretar y enseñar hay que investigar. Yo investigo sobre lo que interpreto. Es un trinomio inseparable y emocionante”. El pianista guipuzcoano ha actuado en algunas de las salas de mayor prestigio del mundo, así como en renombrados festivales internacionales. También ha colaborado con afamadas orquestas y pasa parte de su tiempo buceando en archivos, como el de Eresbil, en su tarea de investigación.

También está considerado como una referencia mundial en la obra de Aita Donostia. Ha llevado su obra por Japón, Nueva York, Buenos Aires... En 2017 rescató la última obra maestra inédita del compositor, Andante doloroso, compuesta por el prestigioso músico en 1954, poco antes de fallecer. Hacía más de una década que el músico e investigador recibió de manos de su maestro, el pianista navarro Félix Lavilla, unos antiguos manuscritos, entre los que se hallaba dicha composición. Okiñena trabajó durante meses sobre el antiguo manuscrito de Donostia con el fin de descifrar, reconocer y recomponer cada nota. “Nunca se sabe si pueden aparecer nuevas obras de Aita Donosti, siempre te queda una duda. En una panadería de Sitges apareció una para voz y órgano que había compuesto al hijo del panadero para su boda”.

Pero para Okiñena no se trata solo de “un rescate documental y que se quede la partitura en archivo. Para mí, lo más importante es que suene esa partitura en una plataforma digital o en un CD. Y también que se programe. Es el circulo completo, que los manuscritos que se desconocían acaben en una sala de conciertos”.

En América

El público que acudió a sus conciertos en su gira de América le puso a Josu Okiñena sobre la pista de muchas viejas partituras de compositores y compositoras vascos emigrados a América y Europa, fruto de las distintas migraciones que hubo a lo largo de los siglos XIX y XX. También de compositores que tuvieron una clara influencia de la música vasca.

Siete músicos

Fruto de la tarea de investigación que llevó a cabo Josu Okiñena, surgió el álbum ‘Aradak’, que incluye 25 composiciones de siete compositores y compositoras vascas: Tomás Múgica, Héctor Tosar, Emiliana Zubeldia, Aita Olazaran, Yiyi Arricivita, Aita Madina, Nemesio Otaño y Gabriel Erkoreka.

Concierto

El trabajo se ofrecerá esta tarde en un recital muy especial en el Museo Guggenheim, un concierto educativo vinculado con la exposición que actualmente se puede ver en el museo ‘Bilbao y la pintura’. Será a partir de las 18.00 horas, y las entradas tienen un precio de 6 euros para los Amigos del Museo y 10 para el público general.

“La interpretación, la investigación y la docencia son inseparables”

Pianista, profesor e investigador

“Este trabajo es un viaje con la música, con la historia, con la memoria y con la identidad”

Profesor y miembro de la ONU