Dicen que los instrumentos musicales son un poco el alma y la voz de quienes los tocan. Y cuando uno de estos se regala, se entrega parte de uno mismo. El director titular de la BOS, Erik Nielsen, ha donado su viola a un proyecto solidario, Etorkizuna Musikatan-Futuro, impulsado por la Asociación Norai, que lucha contra la inclusión social a través de la música.

Desde su creación, la asociación ha recibido en donación instrumentos musicales de escuelas o de particulares. La viola que ha regalado Erik Nielsen es muy especial. Es la que el director titular de la Orquesta Sinfónica de Bilbao adquirió hace unos años para él mismo, para adentrarse en el conocimiento de este instrumento.

El estadounidense Erik Nielsen (Iowa, 1977), titular de la Orquesta Sinfónica de Bilbao desde septiembre de 2015, es multiinstrumentista, estudió oboe, arpa y fue pianista en la Ópera de Frankfurt. Además de tomar la batuta, Nielsen es también capaz de subirse al escenario y tocar el piano. Y lo ha hecho en varias ocasiones, en varios escenarios del mundo y junto al resto de los músicos de la Sinfónica bilbaina. "Compré esta viola hace unos años con la idea de conocer cómo es tocar un instrumento de cuerda. Para dirigir a los músicos de una orquesta es importante esa sensación. Además, alcancé un nivel en el que o estudiaba más o no avanzaba. Pero ahora estoy muy ocupado dirigiendo, así que prácticamente no tengo tiempo".

Reconoce Nielsen que, cuando hace unos meses, conoció la labor social de esta asociación quedó impresionado. Etorkuzuna Musikatan-Futuro trabaja a través de la práctica orquestal con niñas, niños y jóvenes en contextos de riesgo de exclusión social, centrándose en la actualidad en los barrios de Bilbao la Vieja, San Francisco y Zabala.

"Los instrumentos que no se usan no pueden quedar guardados, ni quedarse en casa como elementos decorativos. Están para ser tocados, especialmente en esta época en la que muchos niños y niñas se tienen que quedar en casa confinados. Están para que se puedan tocar en casa, hay que darles una segunda vida", asegura Nielsen.

Para Erik Nielsen la música es todo, "es arquitectura, ciencia, psicología... Pero si tendría que convencer a los niños de la importancia que tiene estudiar música, les diría que es concentración, les enseña a trabajar en equipo... También les diría que no se aprende rápidamente, hay reglas, y esas reglas les darán una estructura, una lección de vida".

Para recibir este preciado y especial regalo, han estado en el Palacio Euskalduna, María Molinuevo, coordinadora de este proyecto social, que va más allá de la enseñanza musical y se centra en la educación en valores, y el profesor de violín Lino Castillo.

INCLUSIÓN SOCIAl

Etorkizuna Musikatan comenzó su andadura a finales de 2019, cuando un grupo de músicos venezolanos afincados en Bilbao tuvo la idea de desarrollar un programa que en su país lleva funcionando más de 40 años, buscando la inclusión social a través de la música. Actualmente, el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, también conocido como El Sistema, cuenta en este país con una red de 120 orquestas juveniles y más de 60 orquestas infantiles.

La asociación Norai no ha dudado en ejercer como directora de orquesta hablando con los centros públicos de los barrios de Bilbao donde actúa: Mujika (Casco Viejo), Miribilla... "Estamos en unas zonas de Bilbao donde hay una multiculturalidad fuerte y son entornos vulnerables. Luego, dentro de esos centros escolares no hacemos ninguna selección, no discriminamos, es un grupo abierto; quien quiera venir a la orquesta viene. Es un proyecto gratuito, tenemos un banco solidario de instrumentos y para afianzarnos recibimos donaciones y subvenciones", explica María Molinuevo.

Etorkizuna Musikatan-Futuro arrancó en enero de 2019 en los locales de la asociación y en septiembre ya empezaron las clases en los centros escolares. "Iba muy bien, genial, pero de repente, llegó la pandemia. Y decidimos no parar, tuvimos que reinventarnos, atender y dar las clases online. Nos dimos cuenta de que eran niños y niñas que estaban viviendo el confinamiento en unas condiciones muy duras; algunos viven en pisos compartidos, encerrados en un dormitorio, con sus padres, sus hermanos... Son niños que necesitan jugar, correr... Estas clases eran como una ventana para ellos al exterior. Creamos un side en internet, un programa de regalo de minutos musicales, porque muchos no lo podían pagar... Los minutos que tenían los aitas en el móvil no los podíamos gastar en esto... Y la verdad es que fue una respuesta estupenda".

En la actualidad, participan algo más de 60 niños y niñas, de 8 a 16 años, muchos de ellos viven en entornos vulnerables, como en el barrio de San Francisco. Durante la semana, asisten a clase y los viernes han comenzado a hacer actividades lúdico-musicales para trabajar valores. "También estamos intentando salir a tocar fuera, si no nos llueve, porque nuestra idea es llevar también la música al barrio, que ellos puedan disfrutar del público y que el público pueda disfrutar de estos pequeños músicos", añade María Molinuevo.

Potenciar el desarrollo personal, el aumento de la autoestima, la convivencia intercultural, el arraigo social, el despliegue de la sensibilidad artística y el desarrollo de valores está en el trasfondo de esta acción socio-educativa y musical. "El objetivo no es crear una orquesta, no somos un conservatorio, ni una academia de música, sino una escuela de vida a través de la música", indica María.