Hegoa Diskak, a pesar de su nombre, tiene su base en Gran Bretaña. Este nuevo sello discográfico está impulsado por el vasco Mikel Acosta y su objetivo es “promocionar los trabajos de artistas experimentales” de Euskadi. Su primera referencia será un álbum inédito, “hecho para sí mismo”, del músico y activista del sonido Anjel Katarain, conocido por estar detrás de proyectos ligados a artistas euskaldunes de prestigio como Fermín Muguruza y M-ak, entre otros.

No todo es reguetón en 2021, ni sonidos urbanos o deseos de copar las redes sociales y programas televisivos de máxima audiencia. También existe gente valiente que trabaja en la sombra para poner en circulación propuestas arriesgadas que parten, ya de origen, sin deseos de trascender más allá de un ámbito underground. Ese es el fin de Hegoa Diskak, sello que está dando sus primeros pasos para “promocionar los trabajos de artistas experimentales” de Euskadi.

La curiosidad es que Hegoa Diskak tiene su sede en Londres, donde reside desde hace nueve años el vasco Mikel Acosta, que ha trabajado en “el núcleo de pequeñas salas de música inglesas como The Waiting Room, MOTH Club y Shacklewell Arms”. El proyecto tomó forma en el verano de 2020 aunque el embrión del sello se pierde en el tiempo. “Llevo varios años coleccionando vinilos y música en general, cada vez más interesado en los proyectos musicales que son difíciles de encasillar, con historias detrás que poca gente conoce”, explica Acosta a DEIA.

Indagando en “el material que ha pasado desapercibido en Euskal Herria, ya sea por azar o por cuestiones socio-políticas, y a través de gente de otros países que a su vez estaban interesadas en lo que salía de allí”, Acosta optó por promover el sello, que se aleja de propuestas recurrentes y centradas en los sonidos convencionales del rock, el punk y el heavy metal, para centrarse “en las obras olvidadas de los primeros y contemporáneos artistas de folk, leftfield y música electrónica”, dice su impulsor.

primer disco

La primera referencia de Hegoa será un disco de Anjel Katarain, “una figura imprescindible en la pequeña pero prolífica escena del folk y el rock vasco”, según Acosta. Katarain es, a sus casi 60 años y junto a Jean Phocas y Kaki Arkarazo, “uno de los pocos ingenieros de sonido que captaron y produjeron la mayor parte de la música que salió de Euskadi en los años 70 y 80, durante sus años como ingeniero de estudio interno del sello IZ”, prosigue. Acosta se reunió con Katarain “un caluroso día de agosto” de 2020 en su ciudad natal, Ordizia, y allí “pude sentir que tenía algo entre manos”, explica el impulsor del sello, para quien “vivir en el extranjero y conocer a gente con un interés genuino en la música vasca, me ha dado una perspectiva diferente y una mejor comprensión de mi herencia cultural”.

Con esa “necesidad de hacer algo para compartirlo con la gente”, Acosta diseñó el primer disco de su sello, una recopilación de trabajos proveniente de cuatro álbumes diferentes que Katarain, que nunca había editado un disco de manera formal, grabó entre 1983 y 1993, después de trabajar en los estudios IZ de Donostia. Los nueve temas elegidos, espoleados por la influencia de los experimentales Residents y los teatrales Tuxedomoon, oscilan entre electrónica templada y minimalista con voces susurradas en inglés al electro sintético y oscuro, alguna derivación pop y de coldwave, y hasta ecos ecos jamaicanos y vascos de Durango Azoka.

El disco de Katarain solo se había distribuido previamente en una tirada limitada para amigos y familiares, y está previsto que se edite en vinilo el cinco de marzo en una edición limitada de 300 copias aunque está ya en pre-venta en el sello. Tras él, Hegoa Diskak tiene previsto publicar el segundo álbum del trío contemporáneo londinense/vasco de jazz-ambient Carcascara, y una reedición del primer álbum del grupo de acid, blues, psicodelia y folk Atanas Akerstra, publicado anteriormente en una edición muy limitada de un centenar de copias en 2006 y ahora descatalogado.