¿Y si hoy tuviese lugar el último concierto? Una última cita con la música en directo. Carrusel de emociones, adrenalina, beste bat y después... las salas apagan sus focos y echan el cierre. Para siempre. Porque, ¿sobrevivirán los locales de música en vivo a este pandémico 2020? En ello están, peleando y sin posibilidad de programar con normalidad desde el pasado mes de marzo. Por ello hoy más de 60 salas de todo el Estado reivindicarán su situación crítica con ¿El último concierto?, una iniciativa con la que los locales acogerán una actuación sorpresa, sin público, pero que podrán seguirse a partir de las 20.00 horas en streaming, a través de la página web wwww.elultimoconcierto.org.

En Nafarroa se han sumado a este movimiento las salas Zentral, Totem e Indara, bajo el paraguas de Kultura Live, la asociación de salas de música de Euskal Herria. Desde marzo, fecha en la que se decretó el estado de alarma y el confinamiento, hasta hoy, las palabras cancelado y aplazado se han colado en su programación de forma inevitable y desde la organización de Zentral se han visto obligados a cancelar/aplazar más de 60 conciertos, por los 45 eventos en el caso de Totem y 21 citas en Indara.

Cifras que son sólo una pequeña muestra de la actividad musical en Nafarroa, donde la música en vivo acostumbra a ser eje en muchos locales, silenciados prácticamente desde marzo. Son casi nueve meses de parón, ya que durante este tiempo, desde las salas han intentado continuar programando en la medida de lo posible y adaptándose a los cambios de medidas que se iban decretando semana a semana.

"Trabajamos sobre incertidumbres... lo cierto es que nuestra huida era hacia delante", reflexiona Lucas Irisarri, responsable de Zentral, sobre la etapa vivida durante estos últimos meses: "Hemos adecuado los conciertos al formato club, con aforo reducido, se han buscado las dobles sesiones... Se ha buscado reinventar el formato en función de las reglas del juego, que estaban en constante cambio, pero finalmente nos hemos visto abocados a cerrar temporalmente". De hecho, Ladilla Rusa y Albert Pla contaban con conciertos programados en la sala pamplonesa para este viernes y sábado, pero sendas actuaciones han sido aplazadas dadas las circustancias.

En una situación parecida se encuentran tanto Indara como Tótem. La sala de Atarrabia ha desarrollado varias citas durante las últimas semanas, con un aforo máximo de 100 personas -lo permitido legalmente con las últimas medidas- y cuentan por delante con algunas citas, como la actuación en acústico de Reincidentes (29 noviembre), pero según aseguran Goito Núñez Blanco y Patxi Arriada Elizalde, partes responsables de las salas, a la larga no es viable: "Estamos haciendo los eventos prácticamente por continuar abiertos, porque no sacamos prácticamente nada".

En ese sentido, siendo "absolutamente conscientes de las circunstancias y de que es complicado", recalca Irisarri, desde las salas se echa en falta una certeza y unos mínimos para trabajar, como ayudas directas, ya que "nos están consumiendo los gastos fijos y es que no tenemos ingresos, no por mala praxis, sino porque realmente no se nos permite abrir". Y eso, a la larga, terminará por ser "una ruina" para todas las salas de España.

EL MOVIMIENTO

En cuanto al movimiento ¿El último concierto?, que aglutina a más de 60 salas de todo el Estado, se busca "poner en valor el gran vacío que quedaría si este fuese el último concierto", explica Irisarri. Para ello, cada local ha organizado una actuación especial, cuyos detalles prefieren no desvelar para no restar así impacto a la campaña. Eso sí, todo la iniciativa se podrá seguir de forma on line, con la conexión en directo que se habilitará a partir de las 20.00 horas en la página web www.elultimoconcierto.com.

En cifras generales, según apuntan desde las asociaciones de salas de música en vivo que han organizado ¿El último concierto?, a nivel estatal se han cancelado alrededor de 25.000 conciertos desde marzo hasta finales de año, provocando unas pérdidas que rondarán los 120 millones de euros y poniendo en peligro más de 5.000 puestos de trabajo directos.

El movimiento, que cuenta con el apoyo y colaboración de artistas como Amaia Romero, La Casa Azul, Maria Arnal & Marcel Bagés, Green Valley, Carolina Durante o Luis Brea, pide también más ayudas al sector y cita como ejemplos a Reino Unido, donde se inyectaron tres millones de euros a las salas pequeñas de conciertos.

EL FUTURO DE LAS SALAS, EN PELIGRO

Según defiende el manifiesto de ¿El último concierto?, "la gran mayoría de las salas no podrán sobrevivir en estas condiciones de endeudamiento progresivo más allá del 2020, a no ser que puedan recuperar la actividad en unas condiciones mínimas que no provoquen más pérdidas que las actuales, o que la administración escuche las medidas de choque que se proponen para reducir los gastos mensuales y que asignen ayudas económicas para compensar las pérdidas adquiridas hasta el momento".

Entre las reivindicaciones recogidas, se piden medidas como "la hibernación para gastos y un sistema de compensaciones económicas proporcionales al grado de afectación que el sector está sufriendo desde hace meses", para poder asegurar la supervivencia de las salas en un futuro. De ahí la urgencia del movimiento, que busca evitar el vacío que dejaría encontrarse con un sí ante la pregunta de "¿y si es este el último concierto?".