- El salón de casa de sus padres en Getxo es su particular atelier donde diseña los bocetos de las prendas a las que después da forma con su particular estilo. El joven diseñador Borja Hernández sueña con el día en el que pueda abrir su propio taller y dar rienda suelta a las millones de ideas que fluyen por su cabeza mientras escucha heavy metal de fondo. "Soy una persona peculiar", dice. De la mano de la agencia Cif Comunicación, el diseñador presentó su colección de camisas. "Estoy muy ilusionado. Esto no es más que el comienzo", apunta.

Ha aprovechado muy bien el confinamiento.

—Tuve suerte porque me pilló con todo comprado y aproveché los tres meses para crear los diseños. Me han salido veinte diseños de camisas.

¿Cómo fue la presentación?

—Fantástica. Borja y Jon, los responsables de la agencia, se han portado muy bien conmigo y organizaron un evento para un reducido grupo de personas en el que me sentí muy a gusto, muy arropado.

¿Es importante apoyar a los jóvenes diseñadores?

—Es muy importante que existan eventos así y espacios en los que poder mostrar nuestras creaciones. No es fácil hacerse un hueco en este mundo. De todos modos creo que es un buen momento porque está aflorando la moda en Bizkaia. Aquí hay mucho potencial y debemos apostar por las creaciones made inBizkaia o made in Euskadi.

¿Cuál es su inspiración?

—Mi primera referencia es Issey Miyake, el diseñador japonés. Para mí es el referente en cuanto a técnicas de plisado y línea oversize. Pero también me gusta la fantasía pictórica y romántica del siglo XIX. La idea de las camisas viene de la contraposición, aprovechar los embullonados de la vestimenta clásica. Son cortes rectos, línea básica. Son unisex concebidas tanto para hombres como para mujeres.

¿Qué tipo de hombre o mujer cree que comprará sus camisas?

—Son camisas para una persona a la que le gusta ir diferente. Una mujer que lo mismo puede vestir con vaqueros, con unos pantalones negros... Puede llevar la camisa cuando va a tomar un vino o para un evento especial.

Prácticamente, está empezando. ¿A qué aspira?

—Es mi primera colección y sueño con, en un plazo medio, poder montar mi propio atelier para dar rienda suelta a mis diseños más innovadores. Ahora es el salón de casa de mis padres en Algorta mi particular taller de costura, donde creo mis diseños.

¿Por qué camisas?

—Es una prenda que tiene un potencial muy grande. Es asexual. Me gusta trabajar el plisado, los volantes, las mangas abullonadas...

¿Cómo fue su paso por el programa 'Maestros de la costura'?

—Maravilloso. Disfruté mucho. Allí ya empecé a diseñar algunas cosas a las que he dado forma en los meses de cuarentena.

¿Fue un trampolín?

—Ha sido muy importante en mi carrera. Han sido muy cercanos, muy profesionales y me ha servido, además, para que gamberrease un poco. Se han portado muy bien conmigo, pese a todas las que he liado. Me lo he pasado muy bien.

¿Tan maligno es como dicen?

—Sí. (Rotundo)

Así me gusta, con sinceridad.

—Ja, ja. Soy una persona peculiar. Me gusta trabajar para vestir a novias, pero luego escucho metal.

Es heavy.

—Sí, pero una cosa no está reñida con la otra.

¿Por qué le bautizaron en la tele como 'El Maligno'?

—Soy un liante y un gamberro. Soy un diseñador peculiar cuya inspiración es el japonés Miyake. Me gustan las películas de terror, clásicas como El conde de Montecristo, Drácula, Entrevista con el vampiro.

¿Tiene algún otro proyecto en mente?

—Sí, claro, esto es solo el comienzo. Tengo pensado faldas pantalón y, de cara al invierno, prendas de abrigo y de rain couch, prendas impermeables.

¿De dónde le surge la pasión por la costura?

—Es un mundo que me ha gustado desde siempre. Mi ama es costurera, y desde niño me gustaba trabajar con las manos. El oficio lo he visto desde siempre en casa... Ama se ha dedicado a trabajar en arreglos y eso sin duda ha ido calando en mí.

¿Qué le dicen su padres?

—Ellos son mi apoyo incondicional. Siempre están ahí para ayudarme en lo que necesito. Solo me dicen que les deje el salón recogido y que esté a la hora de las comidas.

Ha tenido muy buenos maestros, ¿no?

—Muy buenos. Hice un módulo de patronaje en Derby, en Bilbao, donde aprendí mucho y luego también ha sido muy bueno pasar por la escuela del diseñador Javier Barroeta, en la que hice prácticas.

Insisto. ¿Tan maléfico es?

—(Ríe) No soy mala persona. No soy tan malo como me pintan.

"Es mi primera colección y sueño, en un plazo medio, con poder montar mi propio atelier"

"Mi ama es costurera y el mundo del diseño y de creación de moda me ha gustado desde que era niño"

"La camisa es una prenda que tiene un potencial muy grande; me gusta trabajar los plisados y volantes"