Zaha Hadid fue la primera mujer en ganar el Pritzker, en 2004, cuando la mayoría de sus proyectos eran eso, solo proyectos. Pero sus visiones se hicieron realidad y su legado es un ejemplo de vanguardia y audacia, como demuestra un enorme volumen que le dedica Taschen. Casi 700 páginas que recorren la trayectoria de esta arquitecta angloiraquí (Irak, 1950 - Miami, 2016) a través de fotografías, textos de expertos e ilustraciones de la propia Hadid, que fue también la autora del Master Plan de Zorrotzaurre.

Toda su obra está en el libro, desde sus construcciones más vanguardistas -como las oficinas portuarias de Amberes, la Ópera de Guangzhou, el aeropuerto de Pekín o el Centro Acuático de Londres- a los diseños de muebles e interiores que completaban una visión global del espacio arquitectónico.

Un volumen que se presenta en dos ediciones trilingües -castellano, italiano y portugués o inglés, francés y alemán- y que destaca la valentía de Hadid, con un método de trabajo que ha cuestionado “muchos de los preceptos fundamentales” de la arquitectura. “Aparte de su voluntad de poner en entredicho la geometría, o la propia organización y disposición espacial de la arquitectura, Zaha Hadid demostró una gran coherencia y continuidad en su pensamiento”, señala en el prólogo el editor del libro, Philip Jodidio.

La fusión de elementos, la inspiración modernista, la ruptura de reglas y, sobre todo, la búsqueda continua de la innovación y el reto a la linealidad son los elementos que marcaron los diseños de Hadid. El libro dedica un capítulo a cada una de sus obras, comenzando por las pinturas que le llevaron a plasmar en cuadros sus revolucionarias ideas arquitectónicas, que muchos consideraban irrealizables.

Uno de esos cuadros es el abstracto Multi colour on white vision for Madrid, que representa la ciudad como una “sucesiva explosión de cáscaras” desde la ciudad medieval hasta la urbanización lineal del siglo XX, en palabras de Hadid.

trayectoria

El primer gran proyecto de la arquitecta fue una propuesta para el Phoenix Park de Dublín, el mayor parque público urbano de Europa, que incluía la residencia del primer ministro irlandés. Con la idea de flotar en el espacio, en 1979 diseñó un juego de volúmenes que nunca se construyó pero que marcó su trabajo posterior.

Intercaló proyectos de arquitectura de interiores con propuestas revolucionarias para edificios como la Ópera de la Bahía de Cardiff, cuyo concurso ganó pero que no llegó a construirse. Ese fue el signo distintivo de sus primeros años de carrera. Proyectos grandiosos y arriesgados que no se concretaban en la realidad. Uno de ellos fue la ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid, que ganó Jean Nouvel con una propuesta cuyo mayor riesgo era el color, frente a las ideas mucho más modernas de Hadid, que quería hacer un edificio de cruce de caminos y sinuosas curvas que daban movimiento frente a la seriedad del edificio Sabatini.

Su primer edificio finalizado fue la estación de bomberos de Vitra, en Weil am Rhein (Alemania), que se construyó entre 1991 y 1993 y que nunca fue usado como parque de bomberos. Un sobrio exterior y un interior moderno que sirve para albergar exposiciones. Es uno de sus diseños más sobrios, si se compara con proyectos posteriores, como el sinuoso Pabellón Puente para la Expo 2008 que se celebró en Zaragoza. Un grandioso viaducto peatonal de 7.000 metros cuadrados con una base estructural de acero y forma orgánica trenzada que evocaba un gladiolo que se abría y cerraba y con una envoltura inspirada en las escamas de un pez.

O el Centro Acuático construido para los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 y para el que Hadid se inspiró en “la geometría fluida del agua en movimiento”. El elemento más llamativo es su cubierta curva de acero y aluminio con arcos parabólicos y zonas acristaladas.

La ópera de Guangzhou (China), un espectacular diseño futurista que juega con los pliegues y el movimiento; el elegante aeropuerto de Daxing, en Pekín, de nuevo con formas naturales y estilizadas, o la sede de la autoridad portuaria de Amberes, un proyecto conocido como ‘el diamante’, forma de la extensión superior que se engarza en un edificio clásico que fue una estación de bomberos, son otras de las obras más destacadas de Hadid. Todos ejemplos de una obra que, como señala Jodidio, “está en la frontera entre la arquitectura, el arte y el diseño, una confusión que no siempre resuelve, ya que el suyo era un proceso en constante formación.