El Teatro Arriaga, cerrado desde el pasado 12 de marzo cuando se proclamó la alerta sanitaria por el covid-19, vuelve a levantar hoy el telón y lo hace de la mano del gran Joaquín Achúcarro. El maestro, quien debía de haber ofrecido un concierto el pasado 31 de mayo para conmemorar el 130 aniversario del teatro bilbaino, celebrará con sus interpretaciones de piano algo más importante incluso que el aniversario, "como es la vida y la cultura, y poder mirar al presente y futuro", indica a DEIA, Ignacio Malaina, gerente en emblématico teatro de la villa.
A la hora de inaugurar la temporada, desde el Arriaga quisieron hacerlo con uno de los más destacados pianistas de nuestro tiempo. "Además, la apuesta del teatro por Achúcarro para esta nueva normalidad representa un símbolo. El símbolo de que el arte y la belleza se sobreponen a las circunstancias adversas", recalca Malaina.
El emblemático teatro bilbaino inicia hoy la temporada más complicada de sus 130 años de actividad artística, debido a las fuertes medidas de seguridad sanitaria impuestas para cumplir las normativas vigentes. La dificultad no está como en otras ocasiones en organizar el escenario y el proescenio, sino en estructurar la disposición de los espectadores que, tras largos meses de inactividad, volverán a este centro artístico con ansias de disfrutar de la buena programación, pero con el hándicap de la separación física para evitar el riesgo de contagio por el covid-19. Un contagio que, sin embargo, sí espera la gerencia en el ámbito artístico, confiando que fluya de nuevo ese encuentro espiritual entre los artístas y su público.
"El público está respondiendo muy bien; tiene ganas de acudir al teatro siempre y cuando disponga de las medidas de seguridad correctas", explica el gerente del Arriaga, al tiempo que reconoce "que el centro abre sus puertas porque tenemos todas las garantías necesarias para recibir a los asistentes. Para ello, hemos hecho un riguroso proceso de señalización, de entrada, de salida, de disposición de espectadores; se han abierto pasillos y se han retirado bucatas, a la vez que se ha modificado el circuito de entrada, salida y de circulación interna. Además, evidentemente, el público tendrá que venir con mascarilla y limpiarse las manos con gel hidroalcohólico", indica con satisfacción. Como consecuencia de todas las medidas adoptadas el aforo se reduce considerablemente. Por ahora solo será el 30% del total, unas 305 butacas a ocupar. "Aunque la norma ya permita tener el 50% del aforo, en la Dirección hemos creído conveniente mantener este porcentaje inferior como medida de prudencia; tiempo habrá de, a la luz de los resultados, ir incrementándolo paulatinamente".
El objetivo del teatro, además de encender los motores y potenciar la vida cultural en la villa es dar un marco idóneo a los artistas locales para que retomen su presencia en los escenarios. "Lo que tenemos que hacer es pasar el día 21 a la nueva normalidad también cultural; a partir de eso momento iremos estudiando progresivamente cuánto y cómo podemos incrementar el aforo", sostiene el gerente del Arriaga.
Porque la cultura debe de ser un eje básico en la nueva socialización de esta normalidad sobrevenida tras tres meses de confinamiento vírico. Malaina confía en la fidelidad de los bilbainos, y por extensión de los vizcainos y visitantes, atraídos por los 19 espectáculos programados hasta el 23 de julio, abarcando distintos géneros, que seguro harán las delicias de los asistentes.
Entrada Será por las puertas que dan directamente al vestíbulo central y la salida por las laterales.
Apertura pasillos Se han señalizado pasillos nuevos.
Una megafonía Les irá indicando el turno de salida y por dónde hacerlo.
Hasta esa fecha, el Teatro Arriaga programa 19 espectáculos para todos los gustos. Así el 7 de julio actuará la bailarina Lucía Lacarra. Habrá también actuaciones de música clásica, lírica y música pop-rock, además de una agenda con artistas vascos.