Bilbao - "Metieron a un nuevo miembro en mi grupo de WhatsApp. Al poco tiempo mandó un vídeo hipermachista y desagradable y mi respuesta fue no hacer nada". Podría parecer una simple anécdota, pero el dramaturgo Álex Rigola lo extrapola a la inercia que tiene la sociedad frente al machismo que domina hoy en día: permanecer impasibles sin hacer nada.

Por eso, precisamente, el dramaturgo se decidió a hacer uso de su oficio, las artes escénicas, "para poner un espejo en la sociedad y tratar de cambiar las cosas". Y es que "remover a cada una de las personas que visite la instalación y concienciarlas" es su objetivo desde el principio. Así, a través de un viaje escénico, el director de la instalación de teatro documento Macho man encierra la cruda realidad de la violencia machista en doce habitaciones. La instalación llegará a Bilbao, a Azkuna Zentroa, el 2 de marzo y permanecerá en la capital vizcaina hasta el día 15.

Una voz guiará el recorrido escénico -de cincuenta minutos-, voz tras la cual se encuentra una actriz víctima de violencia machista. El dramaturgo Rigola invita a transitar por los espacios y "las distintas caras de la violencia machista: en el ámbito de la pareja, familiar, laboral, social y judicial". Como explicó el director, arropado por la concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao, Nekane Alonso, y por el director de Azkuna Zentroa, Fernando Pérez, el viaje que propone es heterogéneo.

Un análisis de un tríptico de Botticelli que cuenta de dónde viene la tradición de comportamiento de las mujeres a partir del día que se casan. Testimonios de las cicatrices que deja la violencia machista, tanto físicas como psicológicas; relatos, que como explicó Fernando Pérez, "son reales y que nos ponen frente al espejo de nuestras conductas". Estadísticas que muestran cómo la principal causa de muerte de mujeres embarazadas es la violencia machista. Seis sentencias judiciales sobre reducciones de condena o perdonadas, dos de ellas falsas, pero "como todas son tan surrealistas, es imposible adivinar cuáles son reales y cuáles no". O incluso una habitación en la que se muestran dibujos de niños y niñas que han sufrido los efectos de la violencia machista, ilustraciones "tan sencillas como terroríficas". Son algunos de los fragmentos que encierran las salas. Habitaciones que muestran con total crudeza la lacra que supone la violencia machista en la sociedad de hoy en día.

"Es un montaje duro e impactante, pero nunca tan duro como la realidad a la que hace referencia", destacó Alonso. Además, para llevar a cabo la creación, el dramaturgo ha contado con el asesoramiento de la psicóloga experta en violencia de género Alba Alfageme, además de llevar a cabo diez meses de "exhaustiva documentación".

Gestos de cambio "El principal problema no es el asesino, es el medio donde este se desarrolla, que le ha permitido en toda su vida creerse que tenia potestad para eso. Y en eso somos todos culpables". Así lo aseguró Rigola y precisamente por ello, en una de las salas se pueden ver fotografías de mujeres asesinadas. "Es un homenaje a ellas", pero al mismo tiempo es un toque de atención a los espectadores. "Los agresores no están porque mi intención no es de venganza, sino de darnos cuenta de que no están vivas por nuestra culpa como sociedad. No tenemos que esperar a que el Estado haga algo, nosotros con pequeños gestos debemos cambiarlo", destaca Rigola. Y, Macho man "pretende estimular para que este cambio se produzca", concluyó Rigola.